“Menos Grindr y más Mordisko”. Es uno de los lemas de Raúl Valentín, también conocido como Vruto DJ, responsable de la fiesta gay que se convirtió en imprescindible de la noche madrileña, y que, tras problemas de censura en redes, ahora solo se celebra regularmente en Barcelona. Pero regresa por su cumpleaños a Madrid.
El jueves 18 de abril, Jueves Santo, Mordisko celebra su aniversario en su sala fetiche de Lavapiés, Club 33. Será de 00,30h a 6h (entrada libre hasta la 1,30h), y pincharán, además de Vruto, Malatesta y L¥G.
Son fiestas que asocias a barbas y slips blancos, las dos señas de identidad de Mordisko, tan presentes en las fotos promocionales de flyers y carteles –que también realiza él– como en los clubs donde las hace. “Gracias a Mordisko estoy cumpliendo muchas de mis fantasías”, confiesa. “Ya sea creando una situación morbosa dentro de una performance o cuando veo la química que surge entre chicos que elijo para las fotos y que eran completos desconocidos”.
En contra de lo que algunos –que nunca han estado– piensan, Mordisko, que nació en el barrio de Lavapiés –y allí celebra su cuatro aniversario el jueves 18 de abril–, no es un club de sexo, aunque este sea un elemento clave. “Todo lo que tocamos se convierte en sexo”, bromea Raúl… ¿o no? “Para mí es un proyecto creativo que surgió por necesidad, por sentirme desubicado muchas veces dentro del ambiente. Y porque quería que sonara la música que nunca escuchaba en fiestas, que puede ser desde un remix del primer disco de Björk hasta lo último de Grimes”.
Súmale a su concepto musical una imagen muy morbosa, y ya tienes la esencia de Mordisko, donde ni es obligatorio estar buenorro ni despelotarse, aunque sea lo que piensas de primeras cuando ves las fotos de cualquiera de sus fiestas. “Ni hay un código para entrar, ni hay que venir en gayumbos blancos”, aclara. “Nos gustan las barbas, eso sí, pero tampoco es un requisito imprescindible. Si durante la noche te desinhibes lo suficiente como para quitarte la camiseta y hacer lo que te dé la gana, pues mejor, así el ambiente se caldea más”.
Desde el principio, Raúl tuvo clara la imagen corporativa de su fiesta, que ha mantenido durante los cuatro años que lleva con ella. “Saco a chicos cercanos, en actitudes morbosas y cotidianas, y busco su lado morboso con un rollito amateur”.
Nunca son sexualmente explícitas, pero en las ocasiones en que ha querido ir un poco más allá y mostrar más que sugerir, se ha topado con ese monstruo invisible llamado censura. “Por eso me gusta poder publicar estas fotos que estaban guardadas en un cajón, sin miedo a que nos eliminen una publicación o nos bloqueen en las redes. ¿Cómo no me voy a asombrar por que me cierren la cuenta de Instagram si muestro un simple culo?”.
Que muchos de los asistentes a las fiestas se calientan con el ambiente, las performances, la música y los tíos que van es una realidad. Y Raúl, feliz, claro. “Al principio no paraba de preguntarme por qué se ligaba tanto y de dónde surgía esa facilidad para que todos se besaran con todos”.
Buscaba que la suya fuera una fiesta en la que imperase el buen rollo y el deseo de interactuar, y parece que lo ha conseguido con creces. Porque en ocasiones la ‘interacción’ llega hasta la cabina del pincha. “Una noche probaba a un DJ a última hora, cuando ya casi no había gente. Llega la hora de cerrar y veo que no corta la música… porque había uno agachado comiéndosela. Fui muerto de la vergüenza, porque no quería interrumpir, y va el chico que estaba agachado y me pregunta si me la come a mí también…”. Una de las muchas anécdotas acumuladas a lo largo de cuatro años de Mordiskos. “Realmente, lo que vendo en las fotos es amor. Suena cursi, pero es que en el fondo lo soy”, concluye Raúl. “Y por el efecto rebote es lo que se consigue también en la fiesta”. ¿Por qué lo llaman entonces sexo cuando quieren decir amor?
EL 4º ANIVERSARIO DE MORDISKO SE CELEBRA EL JUEVES 18 DE ABRIL EN LA SALA Club 33 (C/ Cabeza 33) DE MADRID, A PARTIR DE LAS 00,30H.