El aspirante a la Casa Blanca Pete Buttigieg y su marido Chasten Glezman aparecen juntos en la portada de la revista Time. Aunque de momento Buttigieg es solo uno de los candidatos a la presidencia por el Partido Demócrata, para la prestigiosa revista son ya la «primera familia». No resulta exagerado decir que su aparición en esta portada constituye un hecho histórico.
Si resultara elegido, Buttigieg rompería un techo de cristal para el colectivo gay: ser presidente de uno de los países más importantes del planeta. En el reportaje se desvela un poco más sobre su vida cotidiana y cómo ha llegado a ser tan competitivo en la carrera hacia la Casa Blanca. Durante la entrevista, el alcalde de South Bend (ciudad de unos cien mil habitantes en el estado de Indiana) explica sin rubor que conoció a Chasten en la app Hinge en 2015. Los dos crecieron dentro del armario en familias conservadoras: «Ser gay no era culturalmente aceptable, principalmente por la falta de comprensión».
Su carácter y su inteligencia atraen cada vez a más gente, y nadie puede negar que Buttigieg es una estrella en alza. Con sus ideas progresistas busca «conectar» con los ciudadanos para lograr sus votos.
Para el candidato demócrata «el objetivo de la política es convocar al bien y rechazar el mal». Suena un poco ampuloso, sí. Pero resulta que, además de haberse graduado en Harvard –y Oxford– y luchado en Afganistán y hablar seis idiomas, Buttigieg es una persona religiosa. ¡Y encima toca el piano! Gane o no gane, deberían nombrarle ciudadano del año…