La entrevista más reveladora de Miquel Iceta, futuro presidente del Senado

Recuperamos fragmentos de una entrevista con el político catalán, del año 2000, para el libro 'Salir del armario', firmado por nuestro director Alfonso Llopart.

La entrevista más reveladora de Miquel Iceta, futuro presidente del Senado
9 mayo, 2019
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Todo parece indicar que el barcelonés Miquel Iceta Llorens (1960) será el próximo presidente del Senado, el puesto de responsabilidad más importante desempeñado por una persona homosexual en la historia de España.

En Shangay hemos querido recuperar sus declaraciones en una entrevista del año 2000 para el libro de Alfonso Llopart –nuestro director– Salir del armario, publicado por la editorial Temas de Hoy.

Preguntado sobre cuándo fue consciente de su sexualidad, respondía lo siguiente: «Creo que los primeros indicios se produjeron a partir de los trece o los catorce años. Mis fantasías eran con chicos desde un principio, pero tardé en ponerle nombre al tema, no lo hice hasta los diecisiete o dieciocho años». Durante su adolescencia, sentirse atraído por los chicos no le producía ningún desasosiego. «Había salido con alguna chica, y aunque aquello no pasaba de ir a bailar y darse unos besos, veía que era algo que no me gustaba. También tuve algunos escarceos con chicos. En esa época, el único modelo de homosexualidad que recuerdo es Elton John. Luego conocí a un chico bastante mayor que yo y que era claramente homosexual, y tuvimos una relación. A partir de ahí ya le pongo nombre y apellidos a mi orientación sexual, lo cual no me supuso mayor conflicto: sencillamente, veía que habían ido pasando ciertas cosas que al final habían encajado en un modelo de sexualidad que no es el habitual».

Sin embargo, Miquel Iceta ya era consciente de que no todos las personas pasan por un proceso tan natural como el suyo: «Conozco a bastantes personas que tuvieron depresiones, que fueron al psicólogo, vaya, que lo pasaron muy mal. No es mi caso, creo que el proceso de reconocimiento de mi homosexualidad a lo largo de la adolescencia fue muy natural, y dicho proceso concluyó con la simple asunción de una realidad. La relación con aquel chico fue bastante corta, pero conservamos la amistad, lo cual me permitía poder hablar de muchas cosas por primera vez».

Esto sucedía casi paralelamente a su entrada en el mundo de la política: «En esa época ingresé en la universidad y también me incorporé a una organización política –el PSP, que enseguida se fundió con el PSC–, lo cual me sirvió para conocer a gente muy variada. Yo sabía que era homosexual y la gente que me conocía lo iba sabiendo también; yo no contaba nada, pero tampoco lo escondía, muchos se iban enterando Empecé a conocer a algunos gays, básicamente compañeros del partido».

Cuando los padres de Miquel le preguntaban si tenía novia, él respondía que no, «y además añadía que no me iba a casar y que no quería tener hijos. No lo hacía por dar pistas, me preguntaban y yo contestaba».

«Tardé bastante en decirlo. Mi padre murió sin saberlo cuando yo tenía veinticuatro años. Con treinta y tres años lo hablé con mi familia, se lo conté primero a mi hermana –ocho años menor– y después a mi madre. La razón básica que me impulsó a hacerlo fue que, por primera vez, tenía una relación estable. Algún día tenían que saberlo y ése parecía un buen momento. No quería que me vieran siempre solo, merecía la pena que supieran que vivía con alguien y que era relativamente feliz. Era un dato lo suficientemente importante como para ser compartido con mi familia. Ya no era decirles solo que tenía una orientación sexual que no es la mayoritaria, sino que compartía mi vida con otra persona y que esa persona era un hombre».

Se lo contó a su madre cuando estaban los dos solos. Hubo cierto choque, no reaccionó de un modo melodramático pero se entristeció. Le preguntó si se cuidaba (hay que recordar que eran los años fuertes del sida). Sin embargo, «nuestra relación continuó siendo igual de buena, no se alteró en absoluto; pero apenas se volvió a hablar del tema».

Han pasado los años y parece que Miquel Iceta va a convertirse en el nuevo presidente del Senado, pero hay que recordar que ya había tenido puestos de responsabilidad siendo bastante joven: «Mi vida profesional siempre ha estado vinculada a la política. No iba proclamando mi homosexualidad, pero tampoco lo escondía, era algo que por lo general se sabía. Cuando Narcís Serra fue nombrado vicepresidente, me llamó para que fuera a colaborar con él, y me propuso que me ocupara de una dirección general en Moncloa. No sabía si alguien se lo habría contado, así que yo mismo le dije que era homosexual. No quería que luego hubiera problemas por ese tema. Me dijo que eso no tenía ninguna importancia y me fui a Madrid», donde fue varios años diputado en el Congreso. Desde 1999 es diputado en el Parlament de Catalunya, y desde 2014, secretario general de PSC.

En Salir del armario, Iceta contó que «una vez, un compañero y amigo me comentó que yo no provoco miedos en el partido porque todo el mundo sabe que tengo un ‘techo de vidrio’, es decir, que hay ciertas cosas a las que no puedo aspirar por ser homosexual. La verdad es que yo nunca he percibido algo así». Existiera o no, parece que ese techo ha comenzado a resquebrajarse, y en breve Miquel Iceta se convertirá en la cuarta autoridad del Estado.

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