Qué necesarios resultan mensajes como el de Ángela Ponce, primera mujer transgénero en convertirse en Miss Universo España, y competir en Miss Universo, una victoria mucho más importante que cualquier corona. Hace hincapié en la necesidad de seguir luchando por la ‘T’ del colectivo, y repasamos cómo le ha cambiado la vida estos años.
Ponce fue la representante de Cádiz en Miss World Spain 2015 –momento en que la descubrimos–, lo que le convirtió en la primera mujer transexual española en participar en un certamen de belleza. Desde entonces, su carrera meteórica en el mundo del modelaje ha ido de la mano de la visibilidad trans, y esa es su verdadera victoria. Acapara portadas y sesiones de fotos, como estas que el fotógrafo Sergio Calvo (@sergiocalvophoto) nos cedió amablemente, y que son el fiel reflejo del magnetismo que desprende la sevillana: «Son las fotos que me hice justo antes del concurso Miss Universo España, guardo un recuerdo muy bonito de ellas, el sitio era precioso y quedaron genial», nos explicaba, antes de conmovernos con su discurso.
Fotos shangay miguelangelfernandezphoto.com
Visibilidad es su apellido
«Eres un espejo en el que la gente se mira, y eso te da fuerzas. Muchas crecemos queriendo participar en un concurso de belleza o queriendo ser modelos, y Miss Universo es el más prestigioso, y representar a tu país, un sueño. También lo vi como una oportunidad para educar y hacer reflexionar sobre la diversidad. Era consciente de que se me estaba mirando, y se podía llegar a través de los medios para hablar de una realidad invisible. Es un certamen visto en el mundo entero, y hay países donde ser LGTB supone la pena de muerte, y donde se cargan a las mujeres trans. He aprovechado para generar debate social, y que la gente conozca mi realidad. Me quedo con haber podido entrar en tantas casas, y haber puesto a familias enteras a debatir sobre el tema trans».
Transfobia: tolerancia cero
«El día en que me coronaron como Miss Universo España, nada más llegar a Madrid, mi entorno me dijo que no leyese nada de lo publicado sobre mí. Pero ya era tarde, me empezaron a llegar notificaciones a través de las redes sociales, y lo primero que vi fue un ‘muérete, suicídate, maricón, no eres una mujer’ en mayúsculas. La verdad, me dio ansiedad, y miedo. Solté el móvil, me encerré, y pensé que ya no lo iba a poder parar. Pero me duró un día; a partir de ahí, nunca más me afectó. Y no lo digo por hacerme la fuerte, solo que aprendí a relativizar lo bueno y lo malo, que es horroroso. ¿Cómo puede haber personas en el mundo que me digan cosas así? Entiendo que haya gente trans que se suicide; si estás en una edad difícil y tienes que vivir esto todos los días sin apoyo…».
de dónde venimos...
«En su día fui nombrada Miss World Cádiz, y no gané Miss Mundo España porque no podía representar a España en Miss Mundo, ya que no se admitían mujeres trans en el certamen. Esa es una de las cosas que han cambiado; a raíz de mi participación en Miss Universo, la organización de Miss Mundo cambió las bases, y permitió participar a todas las chicas trans reconocidas como mujer en su respectivo país. Yo no pude participar en su día, pero ahora hay otras chicas que sí van a poder. Todo está como más normalizado, al menos lo siento así. También es verdad que, al ser un personaje público, te conocen y es distinto, pero en mi día a día encuentro más naturalidad. Y lo llevo bien, porque mi vida no ha cambiado, solo en lo profesional, y para bien. Ahora ya no voy a castings, me llaman [risas]. Si algo ha cambiado, es la mirada de la gente hacia mí, pero en positivo».
...y hacia dónde vamos
«En España todo es muy guay, nos respetamos, tenemos una miss trans, pero luego mira a Vox. Pienso en los jóvenes que les votan…, joder, ¡cómo no va a hacer falta celebrar el Orgullo! Creo que cada uno vota para salvar su culo, sin pensar en si le estás quitando derechos a las minorías, que siempre vamos a salir perjudicadas, hasta que te toca de cerca… Todavía tenemos que luchar por muchas cosas, como el derecho a la identidad; tener que batallar por tu nombre es fuerte, recurrir a psicólogos y que den fe de un proceso que puede costar años, es un error. Que se nos trate como si tuviésemos trastorno de personalidad… ¿Qué hacemos cuando me salga barba y me desarrolle? Eso hay que cambiarlo, porque se nos va la vida».