Le hemos conocido entre las cocinas del talent show de repostería Bake Off España, aunque asegura no ser un experto cocinero. Su participación fue una prueba más en la vida de Rubén. «Tengo que retarme, hay que redescubrirse». Y eso ha hecho a lo largo de su vida, en la que ha pasado por momentos malos, a los que han acompañado varios triunfos de superación. Esa fuerza es la que quiere transmitir ahora con el movimiento #quererteesvencer, con el que, a través de unas pulseras y publicaciones en redes sociales, lucha contra el bullying y la homofobia.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo surgió la idea de presentarte al programa?
RUBÉN ⇒ Pues nunca en mi vida había hecho repostería. No cocinaba, lo máximo que hacía en mi casa eran cuatro galletas. Pero a mí se me suele ir la cabeza, voy por impulsos, y cuando vi el anuncio del casting para el programa, llamé. Pasé las primeras pruebas, pensaba que no me iban a llamar, pero al final estuvieron interesados en mí.
SHANGAY ⇒ ¿Qué tienes para que hayan querido contar contigo?
RUBÉN ⇒ Creo que una baza es que tengo incontinencia verbal, sobre todo cuando estoy fuera de mi zona de confort. Al estar todo el rato concentrado en cocinar no me permitía pensar en qué digo y qué no. Ahora, al ver los programas, me doy cuenta de que decía cada cosa que vaya tela…
SHANGAY ⇒ ¿Te arrepientes de algo de tu paso por el programa?
RUBÉN ⇒ No, creo que si me equivoqué fue porque tenía que ser así, y si lo hice bien fue por lo mismo. Si cambiase algo, no sería la experiencia que he vivido.
SHANGAY ⇒ ¿Habías tenido algún contacto previo con la televisión?
RUBÉN ⇒ Sí, en 2013 estuve en un programa de Telemadrid que se llamaba La carrera de tu vida, que reunía a personas que nunca habíamos hecho deporte. Pasé de no hacer nada de deporte a correr la San Silvestre, y ahora hago crossfit.
SHANGAY ⇒ Has tenido un cambio físico importante…
RUBÉN ⇒ Sí, llegué a pesar 90 kilos. Me refugiaba mucho en la comida, pero cuando me sentí bien mentalmente, decidí ir a un nutricionista para empezar una dieta, y perdí casi 30 kilos. Y a los dos meses o así fue cuando entré al programa de deporte.
SHANGAY ⇒ Ahora que eres más conocido gracias a Bake Off, ¿sientes la responsabilidad de transmitir estos mensajes de superación?
RUBÉN ⇒ Creo que esa es una de mis metas. Si alguna vez llego a ser un personaje conocido (ahora mismo no me considero así) me gustaría lanzar el mensaje de que si yo lo he conseguido, cualquiera puede hacerlo. Yo no tengo nada especial, simplemente soy muy cabezón… y si la cago, la cago haciéndolo, no me gusta quedarme con las ganas de saber qué habría pasado. Mucha gente me escribe para decirme que es admirable lo que he conseguido, pero yo no lo muestro para que me admiren sino para que vean que es posible.
SHANGAY ⇒ ¿Has recibido muchos mensajes de apoyo?
RUBÉN ⇒ Muchísimos. El día que me expulsaron del programa el móvil me petó. Todos eran mensajes de agradecimiento, algo que jamás habría imaginado porque no me considero un ejemplo, pero me han dado mucha fuerza.
SHANGAY ⇒ Entonces, está siendo todo positivo…
RUBÉN ⇒ Bueno, también hay haters, pero es verdad que la mayoría han sido haters educados, que también es maravilloso, porque hablan desde el respeto.
SHANGAY ⇒ Si te tuvieses que quedar con un momento de los que has vivido en el programa, ¿cuál sería?
RUBÉN ⇒ Hubo una prueba en la que tenía que hacer una barra de pan, y yo pensaba que me iba a ir a casa y al final me convertí en el mejor de manera inesperada. Fue el día que más aluciné. Me dijeron los jueces que mi pan hablaba solo, era crujiente, tenía personalidad…
SHANGAY ⇒ ¿Y el peor?
RUBÉN ⇒ El peor fue durante la semana de la expulsión. En una prueba tenía que hacer una especie de cóctel, había químicos de por medio, y ahí ya sí que me pierdo. Si casi no sé diferenciar la harina fuerte de la floja, como para conocer todos esas sustancias… Y claro, leer una receta sin ni siquiera identificar los ingredientes es un desastre.
SHANGAY ⇒ Cuando sales del programa comienzas el movimiento #quererteesvencer en redes sociales… ¿Cómo nace este proyecto?
RUBÉN ⇒ Siempre he querido contar mi experiencia, el hecho de hacerlo es como una terapia. Al salir del programa me reuní con mi representante y le dije que quería contar todo lo que he vivido, aunque no sabía cómo hacerlo. La idea de un libro me parece muy guay, pero en este instante no tiene una base sólida, así que empecé a darle vueltas y pensé en crear un movimiento en redes sociales, que ahora mismo son una ventana muy importante desde la que puedo ayudar a los demás.
Ver esta publicación en Instagram
SHANGAY ⇒ Varios rostros conocidos te han mostrado su apoyo…
RUBÉN ⇒ Eso ha sido maravilloso. Empecé a darle forma al movimiento y se lo mandé a gente como Alaska, María Cabañas, Jesús Reyes, Miguel Frigenti… Gente que está muy presente en las redes. Y flipo con la respuesta tan positiva que está teniendo todo. Cuando vi que Alaska subió un post sobre el movimiento me hice súper pequeño, me dio como pudor.
SHANGAY ⇒ ¿Has hablado con ella?
RUBÉN ⇒ Sí, le escribí y además coincidimos en un evento. Le di veinte veces las gracias.
SHANGAY ⇒ ¿Qué meta tienes con este proyecto?
RUBÉN ⇒ De momento, hemos hecho una tirada muy pequeña con pulseras que llevan el hashtag y que hemos enviado a celebrities y gente que pueda difundirlo, y el siguiente paso es hacer una tirada para poner a la venta. Todos los fondos irán destinados a asociaciones que ayuden a la lucha activa contra el bullying y la homofobia. Luego lo demás vendrá rodado según vaya fluyendo la cosa.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo ha sido tu propia experiencia con el bullying?
RUBÉN ⇒ Es una experiencia horrible. Yo a los 7 u 8 años empecé a sufrir bullying por gordo, gafotas, empollón, porque mis amigas eran niñas… Creo que no se podía considerar homofobia porque no había nada sexual, no éramos ni capaces de comprender qué era la orientación sexual. Pero eso va derivando, y una zancadilla termina en un bofetón, se empiezan a agregar otras palabras, y se crea un bucle en el que no ves la salida, y es muy difícil. Un niño no tiene la capacidad de medir el alcance de sus palabras, pero pueden marcar tu vida. Hay quien lo puede convertir en un revulsivo y venirse arriba, pero también te puede destruir y hundir. Pero el problema está en tacharlo de «cosas de niños».
SHANGAY ⇒ ¿Cuál fue tu caso?
RUBÉN ⇒ Yo he tenido la suerte de tener un grupo de amigos que siempre me han ayudado a levantarme. Sí me ha destruido psicológicamente en algunos momentos, pero he sabido reponerme. El problema es que hay gente que no tiene el apoyo que he tenido yo, o lo tiene pero no sabe identificarlo.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo ves esta problemática en la actualidad?
RUBÉN ⇒ Ahora hay una cosa que me da mucho miedo, y es que en las redes sociales no existe la figura del adulto. El bullying te hace sentir indefenso, y antes cuando volvías a casa te sentías seguro, era un refugio… El problema es que ahora, con las redes sociales, no existe esa escapatoria, el acoso está las 24 horas, y además hay impunidad. Por eso he utilizado el hashtag para las redes, porque ahí te puedes encontrar el odio cara a cara, pero también mensajes como este.
SHANGAY ⇒ Además de la repostería y de este movimiento contra el bullying, ¿tienes otros proyectos o ideas para el futuro?
RUBÉN ⇒ Para mí la cocina ha sido una anécdota, me gusta y ha abierto otros mundo que no pensé explorar nunca, pero ahora mismo no sé qué hacer con mi vida ni me lo quiero plantear. Prefiero disfrutar del momento y de lo que estoy haciendo, y lo que tenga que venir, vendrá… Habrá algún reto y alguna locura seguro, algo que no haya hecho nunca en mi vida, pero no sé aún el qué.
estilismo: ana locking
fotos: miguelangelfernandezphoto.com