El polifacético Mateo Sancho, periodista –colaborador de Shangay desde hace muchos años–, profesor de sociología y cine y escritor, abiertamente gay, lleva seis años viviendo en Nueva York –cinco de ellos casado–. Está además terminando su tesis sobre homosexualidad y vejez.
Si en su primer libro, Anticlímax, mostró sus inseguridades y frustraciones relacionadas con el sexo, en el segundo, Nueva York de un plumazo, ha recurrido a la autoficción para, a través de las historias vividas con muchos de sus amantes en la icónica ciudad estadounidense, reflejar –con un trasfondo claramente autobiográfico– cómo es la vida de una persona migrante y gay en Nueva York.
No recurre a lo general; ha preferido ir a lo particular, a lo personal, a sus vivencias. Porque quería defender la promiscuidad como vía de liberación sexual, tal y como él lo ha vivido –lo vive–. Propone el relato de su vida allí a través de los amantes y experiencias que más huella le han dejado hasta el momento. ¿Cómo se lo tomarán quienes se reconozcan? «Como me dijo Salman Rushdie cuando le entrevisté en una ocasión, “cada libro que escribes es una traición a alguien de tu entorno”. No sé a quién le habrá tocado… Aunque, si es así, espero que esa persona acabe por entender el espíritu lúdico por el que he apostado. Creo que me he portado bien, porque mi naturaleza es amorosa». Damos fe.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué decidiste novelar tu historia en vez de publicarla en forma de diario personal?
MATEO SANCHO ⇒ Está basada en hechos reales, pero me apetecía utilizar la fantasía. Soy periodista, pero me apetecía salirme de lo factual. Empecé a jugar conmigo mismo; como Sara Montiel, que una vez que contaba ciertas cosas parecía que eran reales, pero no [risas]. También por pudor; tengo cierta tendencia exhibicionista, pero comprendo que algunos de los amantes de los que hablo en el libro, no.
Cuando tú creas no te pones límites, y he sido muy transparente, pero en ningún caso he pretendido ridiculizar a nadie. Habrá personas que aparecen en el libro que opinarán que su versión es muy distinta a la que doy, pero espero que entiendan las leyes de la ficción… Por eso, en ocasiones, me pongo algo víbora en busca del gag. Pero voy más sobrado en el libro de lo que soy en realidad, me apetecía meter esa cosa descarada neoyorquina.
“Lanzarme a la promiscuidad ha sido muy positivo”
SHANGAY ⇒ ¿Tienes tan buena memoria como da a entender el libro?
MATEO SANCHO ⇒ La tengo, sí. Y los primeros años en Nueva York fueron muy vívidos. Supusieron una nueva desarmarización, aunque en España estaba totalmente fuera del armario. Había dejado de escribir, y tenía que estudiar para mi máster, pero no me concentraba ni a tiros; necesitaba hacer algo que sentía que se me daba bien, y me puse compulsivamente a hacer una lista de mis amantes, para ver cuáles daban juego. Cambié los nombres de algunos, y los organicé alfabéticamente.
A la vez, quería contar mi historia como emigrante; ‘emigrante pijo’, porque no tenía los problemas reales de muchas personas que emigran a Estados Unidos… Pero también tenía dramas que compartir a partir del desgarro identitario que viví. Porque lo de que el roce hace el cariño, allí no lo vives: porque no hay roce.
SHANGAY ⇒ ¿Fuiste muy sufrido al decidir quedarte en Nueva York?
MATEO SANCHO ⇒ Un poco sí. Y es que me terminé casando, con lo cual no había contraoferta posible. Además, las veces que he vuelto a España me he dado cuenta de que las cosas ya no son como antes. A raíz de escribir el libro, alguna vez me planteé volverme, pero claro, supondría divorciarme…, y no.
SHANGAY ⇒ ¿Decidiste no usar tu nombre en la novela para reforzar que es una ficción?
MATEO SANCHO ⇒ Sí. Por un momento pensé publicarla con seudónimo, pero al final lo que decidí fue utilizarlo para el personaje. Cambié el nombre para poder mentir; porque la vida no es tan ágil. Utilicé el seudónimo que utilizaba muchas veces como periodista, Simón. Y ficcionarte a ti mismo es muy divertido. Además, sabemos que a la gente se llega mucho mejor desde la ficción. Tenemos ejemplos recientes, como Dolor y gloria de Almodóvar.
SHANGAY ⇒ ¿Han leído el libro tus padres?
MATEO SANCHO ⇒ Aún no. He hablado con ellos de cómo deben afrontarlo, porque, al fin y al cabo, a tus padres no les interesa tu vida sexual… En Nueva York rompí con la heteronormatividad a tope; me lancé a la promiscuidad y al hedonismo, y me sorprendió muy positivamente, ha sido algo muy constructivo.
En el libro he querido mostrar una promiscuidad sin contrapartidas, porque me lo he pasado pipa; aprendí mucho con esa especie de turismo sexual dentro de mi ciudad, y no me ha impedido apostar en un momento dado por el amor. De hecho, me enamoré de mi marido cuando vi cómo era capaz de disfrutar del sexo de una manera tan liberada. Como muchos amantes me dejaron una especie de ‘legado’, quise rendirles tributo en el libro.
SHANGAY ⇒ ¿Has huido conscientemente de la moraleja de que en el matrimonio es donde está felicidad tras una etapa de promiscuidad total?
MATEO SANCHO ⇒ Sí, porque no pienso así. De hecho, nosotros nos hemos construido nuestro propio modelo de pareja. Somos un matrimonio abierto desde el principio, porque para mí era importante que abrir la pareja no fuera un parche tras un tiempo juntos. Establecimos nuestras reglas, unas veces salimos juntos y otras por separado, y cuando la relación no está bien, por ejemplo, la cerramos un tiempo. Ahora mismo, nuestra intimidad sigue teniendo una salud estupenda. Lo que me parece importante es que el modelo se pueda actualizar e incluir enmiendas [risas].
“La comunidad gay mola bastante más en Nueva York que la heterosexual, no es como aquí”
SHANGAY ⇒ ¿Cómo ves la vida gay allí comparada con la de Madrid?
MATEO SANCHO ⇒ La comunidad gay mola bastante más que la heterosexual, no es como aquí. El mundo gay me parece más fresco, y como sociólogo me puse a estudiarlo y me conciencié más de lo importante que es no solo conseguir derechos sino también defender una vida distinta, esa libertad para elegir si quieres ser como el hetero o no. Yo, que en Madrid tenía la sensación de que como pareja podía resultar dañino, o que sexualmente era un poco flop, allí encontré un público y un escenario [risas]. Es importante defender la diversidad hasta el final, porque siempre encuentras un roto para un descosido.
SHANGAY ⇒ Has cambiado mucho desde que publicaste tu primer libro, Anticlímax…
MATEO SANCHO ⇒ Sin duda. Aquel lo escribí para mostrar mi desencuentro con el sexo. Sentía que no encajaba en el patrón sexual, y me generaba tanta angustia que no me excitaba y no disfrutaba, me sentía raro. Como mi deseo sexual no es muy alto, siempre estoy con el cerebro encendido, no me acabo de entregar en plan visceral, y por eso me quedo con tantos detalles y anécdotas en mis encuentros. Tengo un poco de peligro en ese sentido [risas].
Y estoy desatada, como me dijo una amiga que vino a visitarme, así que guay. Por eso, además de una parte reflexiva, quería que el libro tuviera esa parte positiva en que hablo de que la identidad sexual no tiene que limitarte en absoluto. Como homosexual, me he sentido privilegiado en Nueva York.
EL LIBRO NUEVA YORK DE UN PLUMAZO ESTÁ PUBLICADO POR ROCA EDITORIAL.