Diario de a bordo. Cuarto día. En el ecuador del viaje, los cuerpos van pidiendo tregua y, a priori, el de hoy promete dárnosla. El Oasis Of The Seas, el barco más grande del mundo y el crucero gay más grande que jamás haya navegado por Europa, ha echado el ancla en La Spezia.
Los más madrugadores han podido acercarse incluso hasta Florencia y Pisa en alguna de las excursiones programadas. No ha sido nuestro caso. La fiesta salvaje de anoche del Atlantis y Royal Caribbean nos atrapó, y hoy nos hemos conformado con una vuelta por la tranquila y bonita ciudad portuaria italiana.
El resto de la tarde la pasamos en la planta quince del barco, alternando piscina, spa y tumbona. Ni tan mal. Muchos de los cruceristas pensaron como nosotros, porque la cubierta se ha convertido en una pool party improvisada y tan variopinta como el colorido de nuestros bañadores.
Eso sí, un poquito de gimnasio para ir en engrasando el cuerpo antes del Festival de Música Atlantis, una noche mágica con varios estilos musicales. Aunque nosotros nos quedamos con las divas house de la vieja escuela, el espectáculo drag y la música de los 80 y 90; la superestrella Marcus Schulz también nos hizo bailar a todos con su sensacional espectáculo de electrónica. La noche continuó con tech-house, aunque eso ya no lo vivimos porque decidimos irnos a dormir. Quedan días por delante y hemos aprendido que, atención al consejo, programarse bien el descanso es importante para aguantar el ritmo de un crucero.