Los bises se han puesto de moda. Tras décadas en las que en los teatros de ópera estaban terminantemente prohibidos, fue Juan Diego Flórez quien rompió con esta norma en La Scala de Milán. La pregunta ahora es, ¿bisará esta noche Javier Camarena Una furtiva lagrima en la única función de L’elisir d’amore que va a cantar hoy en Teatro Real?
Tiene toda la pinta de que va a ser así, y se volverá a vivir una noche histórica. Lo primero, aclarar qué es un bis? Pues no es otra cosa que el hecho de que un cantante repita un aria ante el éxito obtenido, y por petición del público. En los años dorados de la ópera eran muy habituales, pero desde los ochenta del pasado siglo han estado muy mal vistos por los directores de escena porque, para ellos, rompen con la dramaturgia de la obra. Para que se produzca, tiene que autorizarlo desde el foso el director musical y también hay que contar con el beneplácito de la dirección del teatro.
En el Real son muy pocos los cantantes que han conseguido bises desde su reapertura, hace ya veintiún años. Y Camarena, precisamente, ha sido uno de ellos. Fue con La fille du régiment. El tenor mexicano debutó en el teatro en 2014 con este título de Donizetti, y ha regalado noches gloriosas con dos históricos bises, uno con el aria Ah! mes amis, quel jour de fête! de esa ópera y, el segundo, con el sexteto de Lucia di Lammermoor, cuatro años más tarde, en 2018.
Leo Nucci ha sido el otro cantante que ha logrado bisar en el Real, con Rigoletto en 2009, y fue el primero en conseguirlo en esta nueva etapa del teatro. Un año después, en 2010, volvió a hacer historia al conseguir el primer ‘tris’, con el aria Sì, vendetta, también de Rigoletto en un memorable concierto con Patrizia Ciofi en el que repitieron dos veces ese pasaje de la ópera de Verdi.
Camarena ya había protagonizado en 2014 un histórico ‘duelo de bises’ en el Metropolitan de Nueva York. Y lo hizo nada más y nada menos que con su hoy rival, Juan Diego Flórez. Entonces no lo era. De hecho, Flórez era quien tenía que haber estrenado La Cenerentola, de Rossini. Pero cayó enfermo y le sustituyó un entonces menos conocido Camarena. Su éxito fue tal que el Met le dejó bisar Si, ritrovarla io giuro durante la segunda función tras el triunfo del estreno. Los bises no son algo prohibido, pero si muy mal visto en el Met, por lo que no pudo hacerse en la première. Lo logró en la segunda función, pero también en la tercera, tras el permiso de Peter Gelb, director general de la ópera de Nueva York. No hubo cuarta ocasión porque el tenor peruano se curó rápidamente ante los titulares de prensa, y se incorporó al reparto junto a Joyce DiDonato. Por supuesto, también bisó en su regreso. El ‘duelo de bises’ estaba servido. Flórez ya lo había conseguido en ese mismo escenario en 2008 con La fille du régiment, pues contaba el apoyo del Gelb, que quería para su teatro los mismos titulares que había conseguido La Scala en todo el mundo.
Esta noche, Camarena canta una única función de L’elisir d’amore. Y todo apunta que va a ser apoteósica y que volverá a bisar, por tercera vez, en el buque insignia de la ópera española.