Va de guardiana de la moral. Es el azote de Vox contra las leyes LGTBI. Ha soltado perlas del tipo que la homosexualidad es una “confusión pasajera”, o que “lo bueno es tener una madre y un padre”… Y otras mucho peores. La arquitecta quiere salvar la moralidad española, pero sería mejor que se centrase en salvar la suya. Por ahora han saltado ya nueve casos de obras que ha tramitado de una manera ilegal. El último, según publica El País, un loft que le encargó el actor y presentador Arturo Valls, que la ha denunciado.
El caso, según el citado medio, se remonta a 2005, cuando Rocío Monasterio y su marido, Iván Espinosa de los Monteros, no eran personajes conocidos. La hoy arquitecta tenía entonces una empresa, Rocío Monasterio Asociados, en la que figuraba como tal sin serlo. En ese año, el actor y presentador contactó con ella para reformar el hoy polémico loft en El Rastro.
Siempre según El País, Rocío Monasterio y Espinosa de los Monteros “ofrecieron a Valls la posibilidad de convertir en vivienda un bajo que habían localizado en el número 7 de la calle Rodas, en el barrio de Lavapiés. Era un viejo local comercial, pero le aseguraron, según el demandante, que se podía tramitar el cambio de uso a vivienda”.
Es el mismo modus operandi de los otro ocho casos en los que han sido pillados. Figuraba como arquitecta sin serlo (obtuvo el título en 2009) y reformaba casas sin los permisos necesarios. Pero eso sí, viene de una familia normal, con un padre y una madre, y asegura que en los talleres LGTBI se habla de zoofilia y de que somos un lobby y un chiringuito.
¡Empieza la fiesta!