Víctor Palmero: “Para mí es especial investigar mi lado masculino y el femenino, y no tener miedo”

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Ha sido un año de intenso pluriempleo para el actor castellonense Víctor Palmero, inmerso en distintos proyectos, de medios diferentes, y con los que ha demostrado su gran versatilidad, y también su enorme facilidad para conectar con todo tipo de público.

Evidentemente, son mayoría los que le identifican ahora mismo con Alba, el personaje trans al que da vida en la popular serie La que se avecina. No ha sido su único proyecto de peso en 2019: estuvo en la longeva comedia teatral Clímax!, continúa de gira con la función Háblame –junto a María Garralón y Mariola Fuentes– y acaba de estrenar el monólogo Johnny Chico, un proyecto largamente acariciado por él, que por fin es una realidad.

Interpretar a Alba Recio en La que se avecina supone para Palmero una experiencia única, porque le hace plantearse muchas cosas. “He llegado a preguntarme cómo sería yo si fuera mujer… Me ha hecho abrirme a cosas que nunca pensé que me plantearía. Con Alba, mi parte femenina se ha desarrollado más, en el contexto de la serie”.

Como últimamente había trabajado más en comedia, tenía ganas de zambullirse en un drama como Johnny Chico. “Es que mucha gente aún me recuerda por ese momento dramático que supuso matar al personaje de Javi Calvo en Física o Química”, recuerda entre risas. “Después vinieron casi seguidas Con el culo al aire, Clímax!, La que se avecina… Me siento súper cómodo en la comedia, pero como actor inconformista que soy, me apetecía tocar el otro lado”.

Siempre inquieto, camaleónico y un punto hiperactivo, Víctor ha tenido un año sin duda intenso, y está muy feliz con cómo ha transcurrido este 2019 a nivel profesional. Ha tenido que viajar mucho por la gira de Háblame en la que está inmerso, y también por los ensayos de su monólogo, y siempre de vuelta a Madrid por grabaciones de LQSA. Un no parar que le gusta… aunque reconoce que en ocasiones se estresa. “De repente, hay semanas en las que miro la agenda y pienso ‘¡madre, todo lo que tengo!’. Porque igual tenía que ir a casa, a Onda [Castellón], a Valencia al día siguiente a hacer una función, luego a Murcia y de vuelta a Madrid a grabar la serie. Que tampoco es lo habitual, pero cuando coincide todo… Desde fuera, lo pienso y digo ‘qué guay, cuántas cosas tengo que hacer’, pero cuando llega el momento de enfrentarme a todo eso de repente es como ‘qué estrés’… Pero bueno, es algo que ha sucedido en momentos puntuales del año”.

Donde más tiempo ha pasado durante la primera mitad del año ha sido en Madrid. Clímax! y La que se avecina mandaban. En su día, nos explicó cómo surgió su oportunidad de interpretar a Alba, que fue algo precipitada: “Los tiempos en televisión son tremendos, recuerdo que me llamaron y a la semana tenía que estar haciendo el personaje, tuve los guiones dos días antes. Estaba en mi casa, tenía una secuencia delante e intentaba repasarla, y buscaba una voz, jugar con ella es algo que me encanta, imitar… Y probando, probando, hubo una que me gustó, que es la que le dimos al personaje. Así nació Alba. Luego ya fui trabajando gestos, pedí que me mandaran los tacones una semana antes para practicar, no los había llevado en mi vida y me daba miedo cómo andar… En Alba hay mucho trabajo de cuerpo, pero la presión te obliga a ir al grano, salen las cosas sí o sí y es algo que me encanta”. Es un personaje que enganchó a la audiencia de LQSA desde el primer momento, y que continúa evolucionando.

A partir del verano, según avanzaba el proyecto de Johnny Chico, que dirige Eduard Costa –su profesor de interpretación cuando era más joven–, Palmero comenzó a ir más a menudo a su ciudad de origen, Onda, desde donde quería lanzar este monólogo. “Me apetecía mucho volver a mis raíces, estar más con la gente que me vio crecer”. Costa tiene mucho que ver en que Víctor esté donde está, y es de bien nacidos ser agradecidos, sin duda. “Me hizo creer en mí siendo chico. Me decía ‘eres como un personaje de cómic”. Su primer casting, que fue para la serie Los hombres de Paco, se lo preparó él. “De un texto tan crudo como es Johnny Chico, ha conseguido hacer un show con una energía muy especial”.

Hace años, Víctor escribió en Facebook que buscaba textos de teatro interesantes. Su amigo, el también actor Juan Caballero, le indicó una página online donde descubrir infinidad, y leer extractos de ellas. “El primer monólogo de Johnny Chico [cuyo título original es Go By Night] le tocó. “Compré el texto en Nueva York, y estuve un año trabajando en él, traduciéndolo y preparando el espectáculo. En los ensayos he sido muy feliz, porque es algo en lo que creo de verdad. No sé si funcionará en taquilla, pero a nivel personal ya me ha llenado; necesitaba hacer algo así, para que el público pueda ver además algo en lo que realmente creo”.

Johnny Chico habla de un joven problemático, ingresado en un centro de menores, con un padre maltratador, y tiene un fuerte componente de reivindicación LGTBI también. “El protagonista está enamorado de su mejor amigo, aunque no le dice nada. Y tiene que huir, en cierto modo asustado por su sexualidad, y vive un viaje muy alucinante del que prefiero no avanzar nada”.

“¿Si yo soy gay solo puedo interpretar personajes gais? Me duele esta conversación”

Es evidente que en sus más recientes trabajos quiere mostrar de una manera muy obvia su compromiso con la comunidad. “Por eso me duele que haya parte de la comunidad trans disgustada por lo que hago como Alba en LQSA. Si me conocieran sabrían el cariño y el respeto que tengo por toda la comunidad LGTBIQ+. Hay una frase en Johnny Chico que me encanta: ‘¿Es posible hacer coincidir lo que eres por fuera con lo que eres por dentro?’. Para mí es muy especial investigar tanto mi lado masculino como el femenino, dudar, preguntarte y no tener miedo. Quiero no tener miedo”. Al preguntarle si acaso lo sigue teniendo, su respuesta es tajante: “Sí… Prefiero dejarlo ahí”.

Procura que esas críticas que ha recibido por su trabajo en LQSA no le afecten, porque él tiene claro que jamás querría ofender a ninguna persona trans con su interpretación. “Lo he hablado con amigas como Abril Zamora y Valeria Vegas. Ellas entienden el código que usamos en la serie, y saben que yo me limito a interpretar. Amo al colectivo, y lo último que querría es hacer daño a alguien con Alba”, explica. “Me quedo con la gente que me dice que ve mi trabajo como algo positivo para la visibilidad trans. Si un chico de un pueblo de Soria ve LQSA y así entiende que Alba es una chica, aunque antes pareciese un chico, me doy con un canto en los dientes… ¿Si yo soy gay solo puedo interpretar personajes gais? Me duele esta conversación, pero me gustaría que se me entendiera. Y que se sepa que pongo todo mi cariño en Alba”.

Explica que sus trabajos como actor le ayudan muchísimo, a todos los niveles. “Porque me gusta lo que hago, y porque me encanta tener la cabeza ocupada”, explica. “Mis personajes me ayudan a conocerme mejor, a descubrir nuevas partes de mí, ponerme en distintos lugares… Hasta ahora, mi trayectoria ha sido muy especial”. Asegura también que le encanta cambiar de registro continuamente, saltar de un personaje a otro, pasar de grabar para televisión a subirse a las tablas.

De repente, le gusta terminar el año muy centrado en ese proyecto en el que lo pone todo, y que ha estrenado recientemente, cómo no, en su Onda natal. “Cuando lo estudiaba me di cuenta de la responsabilidad que tengo, porque Johnny Chico es un monólogo. Está en mis manos que todo fluya; si me salto un párrafo de texto, podrían fallar muchos aspectos técnicos, por ejemplo”. Le pesa, para bien, esa responsabilidad. “Me estoy metiendo bastante presión, paso muchas horas solo en casa. Y a veces es todo un poco paranoia. Porque suelo grabarme para verme, y en ocasiones llega a ser mucho. De hecho, lo puse en Twitter: ‘Llevo horas hablando conmigo mismo, solo, y creo que me estoy volviendo loco”, y se ríe al recordar la anécdota. “Johnny me tiene atrapado, sí, y es como debe ser. Me he involucrado en esta paranoia con mucho gusto”.