Dicen que el chocolate es el sustituto del sexo… ¿Pero qué ocurre si lames el chocolate de la punta de un pollofre? Exacto: un orgasmo directo al paladar. El pollofre está triunfando pero no solo por su sabor (exquisito) ni su adorable forma (espectacular). Es que además puedes personalizar tu pollofre untando su puntita en el chocolate que desees; ya sabes, cuanto más mojada, mejor…
Exterior noche: calle Barbieri nº 23, La Pollería, 19:45h. Una cola que no le va a la zaga a la de la lotería de Doña Manolita. Pero esta o es para nada aburrida. “Después de tanta cola, espero que la cola merezca la pena”, comentaba una chica a nuestro lado. “Tía, comerse una buena polla siempre merece la pena”, le respondía su amiga. Y es que esperar para comprar algo nunca fue tan divertido. ¿Quieres echarte unas risas? Pues que la cola no te eche para atrás. Cuando te lo pasas bien, el tiempo vuela… y los pollofres parece que también.
“¿Quién quiere polla? Una polla por aquí… ¿Cómo te gustan, negras o blancas?”, le preguntaba el chulazo dependiente a una cliente que parecía que se había pasado con el colorete en las mejillas. “Muy bien, marchando una de chocolate negro extra por aquí, cuidado, agarrámela bien”. Al lado de la mujer, su novio, que dudaba si zamparse una o no… “¿Es tu primera polla? En la puntita puedo echarte lo que más te guste”, le explicaba guasón el dependiente, que logró sacarle los colores. «¿Cómo preferís comerlas, a pares?», continuaba el dependiente para asegurarse de que sus clientes quedaran satisfechos. “Madre mía, en mi vida he escuchado tanto la palabra polla, como ahora”, decía una chica.
Las risas y el buen rollo están asegurados. Ir con tus amigos a comerse un buen pollofre se está convirtiendo en uno de los planes de estos días; y es que aparte del juego que da su forma tan sexy, están riquísimos. Así que ya sabéis, a nadie le amarga un buen dulce, y en estas tardes tan frías comerse uno bien caliente es un gustazo para el body.