Si Pretty Woman arrasa en las cadenas generalistas cada vez que se emite (y van…), este año con más razón. De hecho, ya están tardando en emitirla para anunciar que este año su cumpleaños, el 30, es de los sonados. Máxime cuando es una película tan querida, convertida en un clásico. Y perfecta para animarnos en esta cuarentena.
Pretty Woman fue un sonado éxito cuando se estrenó en octubre del año 2000. La década comenzó por todo lo alto para la emergente actriz Julia Roberts, convertida de la noche a la mañana en una estrella global gracias al buen ojo del director –ya fallecido– Garry Marshall, que le sirvió en bandeja un auténtico bombón llamado Vivian, que ella supo saborear al máximo. No es solo una comedia romántica al estilo de Hollywood clásico, también tiene un toque de ciencia ficción, y es el que la hace tan especial. ¿No te pasa que cada vez que la ves piensas que es imposible que esa historia pueda suceder en la realidad, y te emocionas cuando ves que tiene un final feliz? Pues eso.
La improbable historia de amor que surge entre una naíf prostituta de Hollywood Boulevard (Roberts) y un ejecutivo de éxito (Richard Gere) tiene mucho de cuento, y también viene a ser una versión procapitalismo de My Fair Lady. Y eso que en principio se planteó como un drama que contaría la triste vida de una trabajadora del sexo enganchada a las drogas sin final feliz… Pero el guionista J.F. Lawton se las ingenió para darle la vuelta a esa historia y transformarla en una comedia romántica al más puro estilo del Hollywood clásico, una de esas historias sobre la batalla de sexos que enganchan principalmente por la química entre sus dos protagonistas.
Lo cierto es que la crítica no la trató especialmente bien cuando se estrenó en 1990, y ha sido con el paso de los años cuando se han ido poniendo en valor sus virtudes. Llegados a este punto, el de su 30 aniversario, resulta inconcebible que alguien le niegue el estatus de clásico. Es discutible su mensaje, sí, porque queda claro que a Vivian no le importa tanto el feminismo y su dignidad de mujer autosuficiente como poder comprar en las mejores tiendas de Rodeo Drive, y que le pongan una alfombra roja al entrar, solo porque su pareja está forrada –y encantada de hundir a esas mujeres que la menospreciaban antes de parecer una princesita millonaria–. Pero la capacidad de Pretty Woman para atraparte cada vez que te tropiezas con ella es innegable, y hay que celebrarla.
¿Cuáles son los principales elementos que provocan ese enganche casi enfermizo a esta comedia romántica? Aunque algunos ya los hemos citado antes, no está de más recalcarlos.
1. EL SAVOIR FAIRE DE JULIA ROBERTS
Todos los clichés sirven: que su sonrisa, que si sus piernas… Pero sobre todo hay que destacar el charm de Julia Roberts en esta película, simplemente irresistible. Veníamos de verla en Mystic Pizza y Magnolias de acero, y Pretty Woman supuso su consagración definitiva. Y este personaje se ha convertido en un todo un referente de los cuentos de hadas cinematográficos, que de cuando en cuando se hacen realidad. Que se lo digan si no a la reina Letizia, sin ir más lejos.
2. SUGAR DADDIES AL PODER
Otro de esos clichés que nunca pasan de moda. Que también son una realidad constante aspiracional en el mundo gay, por lo que se ve en las redes sociales estos días de cuarentena. Nadie mejor que Richard Gere para encarnar al sugar daddy por excelencia, cuya carrera vivió un resurgir sin precedentes gracias a su personaje de Edward Lewis. Resulta curioso pensar además que el primer gran papel de Gere fue un prostituto en American Gigolo… Las vueltas que da la vida.
3. HOMENAJE A ROXETTE
It Must Have Been Love fue una de las canciones más celebradas de su banda sonora, todo un jitazo de Roxette del que resultaba imposible escapar en 1990. Tan empalagosa como efectiva, es una de esas canciones imposibles separar de la película en donde sonaba. Y a día de hoy es también un homenaje necesario a la fallecida vocalista de Roxette, Marie Frediksson, que nos dejó el pasado 9 de diciembre.
4. CENICIENTA QUEREMOS SER (CASI) TODES
Cómo nos gusta un cuento de hadas, cómo nos gustaría hacernos millonaries de la noche a la mañana. Quizá te resulte discutible el modo en que lo logra Vivian en Pretty Woman, que no duda en adoptar un rol hasta cierto punto sumiso con tal de no dejar escapar a su príncipe azul. Pero claro, que él le inculque cierta pasión por la ópera le hace ganar algún punto, que no todo iba a ser comprarle ropa y joyas.
5. EL RESURGIR POPULAR DE ROY ORBISON
Fue David Lynch el primer director que reivindicó a este genio de voz aterciopelada en su obra maestra Terciopelo azul (1986). Pero siendo un artista de una gran carga luminosa, se agradece que esta película le acercara definitivamente al mainstream, tras muchas décadas de obra, al rescatar su clásico Oh, Pretty Woman (1965), tan celebrada desde entonces. Lástima que Orbison no llegase a vivir ese nuevo boom de su canción: falleció en 1988 víctima de un infarto.