Prince vuelve a reinar gracias a la reedición de 'Sign O' the Times', la gran joya de su corona

Prince vuelve a ser actualidad gracias a la reedición de su obra cumbre, 'Sign O' The Times', y repasamos los motivos por lo que es tan necesario este tributo, y por los que ese disco es tan grande.

Prince vuelve a reinar gracias a la reedición de 'Sign O' the Times', la gran joya de su corona
25 septiembre, 2020
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Es un momento muy especial para la música, porque se acaba de lanzar una completísima reedición de uno de los álbumes esenciales de Prince, todo un icono, que sigue siendo inspiración para muchos artistas. Y es que Sign O’ The Times (1987) es un disco indispensable para comprender la evolución de la música de los años 80, compuesto, escrito y producido por lo más parecido a un Mozart que nuestra generación llegaría a conocer.

¿Qué haces cuando rompes con tu prometida, desmontas la banda con la que llevas años tocando, tu sello discográfico te pide recortar tu obra y el mundo de ahí afuera está al borde del colapso amenazado por un virus global letal, delincuencia juvenil, drogas, huracanes, políticos ineptos, pobreza e injusticia social? Tales momentos de confusión emocional requieren, según la psicología del duelo (Elizabeth Klüber-Ross, 1959), un proceso de cinco fases que obligatoriamente debemos superar: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación.

Aunque fuese un creador extraordinariamente talentoso, Prince, como todo mortal, pasó por todas ellas en una huida hacia adelante que le permitió pasar página y avanzar, un sentimiento sin duda familiar para todo ser humano. Cuando una ostra entristece, se encierra y hace una perla, y Sign O’ The Times es la perla de Prince. Un álbum doble con una relevancia especial para su esfera privada, su carrera, la historia de la música y las prácticas hasta entonces válidas de comercialización y distribución de una obra intelectual.

Prince vuelve a reinar gracias a la reedición de 'Sign O' the Times', la gran joya de su corona

Prince en la época de Sign O’ The Times. Foto: Jeff Katz

En Sign O’ The Times, Prince utilizó todas las herramientas de las que disponía para librar su duelo y transformarlo en belleza. El genio de Minneapolis era multiinstrumentista (tocaba más de veinte instrumentos musicales), un creador autosuficiente (escribía las letras, componía, grababa todas las voces, hacía los arreglos y producía en su casa-estudio Paisley Park) y tenía una visión transgresora y muy amplia de la psique humana (era fiel defensor del lado femenino en todo hombre y pionero del género fluido en una cultura tan conservadora como los Estados Unidos de la era Ronald Reagan y el sida).

«Prince era fiel defensor del lado femenino en todo hombre y pionero del género fluido»

1986 fue decisivo en la vida de Prince. Tras romper con su chica y su banda The Revolution, se encerró en el estudio con su inseparable ingeniera de sonido Susan Rogers –que el viernes 2 de octubre dará una charla virtual para un grupo selecto de fans españoles– para verter en notas musicales todo lo que llevaba dentro. Y se metió en la piel de una persona intersexual francesa del siglo XIX llamada Herculine Adelaide Barbin, apodada Camille o Alexina B, cuyos diarios se conocieron en los 80 gracias a los ensayos y simposios realizados por el filósofo y sociólogo Michel Foucault. Para este alter ego compuso una decena de canciones en una semana, alteró su voz utilizando la técnica varispeed (muy popular en el funk de los 70 gracias a George Clinton y sus bandas Parliament-Funkadelic), que da a la voz un tono muy alto, como al inhalar helio.

Mutado en Camille, Prince compuso para su hasta entonces musa, Susannah Melvoin (primera intérprete de Nothing Compares 2 U con The Family) temas tan confesionales y meditativos como If I Was Your Girlfriend, donde le propone intercambiar géneros para salvar la relación. «¿Si yo fuese tu amiga/novia… me dirías lo que olvidé decirte cuando fui tu chico? ¿Me dejarías bañarte, peinarte, ayudarte a escoger la ropa antes de salir, bailar desnudo un ballet para ti?». Camille vestía de negro y melocotón, llevaba pendientes de pluma, guantes, zapatos de tacón, corazones y símbolos de la paz en lugar de botones y cremalleras. Era divertida, hipersexual y, además de belleza, había también negatividad en ella.

«Sign O’ The Times se adelantó a su tiempo también en la denuncia de temas tabú como el sida y los cruces de roles de género»

El príncipe púrpura decidió expandir el concepto y añadir dieciocho canciones que tenía ya grabadas con The Revolution (Dream Factory) con la idea de publicar un álbum triple llamado Crystal Ball. Sin embargo, por razones de promoción y distribución, Warner le pidió reducirlo a un álbum doble. Aceptó las condiciones del juego y entregó al mundo el doble LP, al que tituló Sign O’ The Times, reciclando canciones de Camille y Dream Factory, y componiendo nuevos temas. Un referente musical de Prince que hoy vuelve a primera plana; el álbum que está considerado el mejor de su extensísimo catálogo, unos cincuenta en total, contando sus trabajos instrumentales.

Prince vuelve a reinar gracias a la reedición de 'Sign O' the Times', la gran joya de su corona

Ilustración: David Despau

Sign O’ The Times mezcla funk, pop, rock, soul, R&B, góspel, jazz fusión, electrónica y dance. Prince se convirtió en el patrón de los DJs de Detroit, el obseso del control, el hombre orquesta, un crack de los sintetizadores y la caja de programación LinnDrum. Su lírica bebe de influencias tan dispares como Joni Mitchell y Carlos Santana, su soul y rock, de colosos como Jimmy Hendrix, Eddie Hazel, Sam Cooke o Marvin Gaye. Su estilo al tratar el componente religioso apunta hacia Ray Charles, Sam Cooke, Marvin Gaye, Curtis Mayfield o Al Green. Su música dance rebosa sexualidad, un ingrediente imprescindible on the dancefloor. Felix Da Housecat, Deep Dish, Dezz 7, Frankie Knuckles, Kode9, Joker & Ginz, Moodymann, 7Hurtz, Basement Jaxx o Jamie Principle, divinidades del dance y el house, se declararían influenciados por la concepción melódica de Prince, y no paran de rendirle homenaje.

Sign O’ The Times se adelantó a su tiempo también en la denuncia de temas tabú como el sida, la identidad no binaria y los cruces de roles de género, prejuicios que llevaban años golpeando a la comunidad afroamericana y la comunidad LGTB como resultado de unas políticas conservadoras de tiempos pretéritos. Prince no tenía reparos en escribir como mujer, ni en vestir prendas socialmente aceptadas como femeninas.

Para el lanzamiento del primer single, Sign O’ The Times, una canción tan personal y profética, Prince contrató el estudio L3 Think Training de Bill Konersamn y juntos crearon un pionero lyric video, potente y vanguardista, cuando dicho producto visual no era conocido más allá de las esferas del arte underground, mucho antes que YouTube y Vimeo nacieran. Un ejemplo más de cómo el genio de Minneapolis se adelantó a su época en tendencias que la cultura popular adoptaría mucho más adelante.

La reedición de Sign O’ The Times, en ediciones físicas deluxe en vinilo y CD [publicadas por Warner en colaboración con The Prince State], y su presencia en plataformas de streaming, se antoja imprescindible para que el público tenga acceso a una obra maestra de semejante calibre. Sus fans de toda la vida apreciarán la remasterización, que aportará un sonido mucho más potente y brillante a clásicos de la talla de The Ballad of Dorothy Parker, Housequake, Adore o U Got the Look, y a las muchas canciones inéditas por fin oficialmente editadas, que llevaban años circulando en grabaciones piratas.

El contenido de la edición deluxe remasterizada de Sign O’ The Times abarca uno de los periodos de creatividad sin límites de Prince. El doble álbum de 1987 viene acompañado de la colección completa de singles y remixes de los singles, sesenta y tres temas inéditos (que van del rock al funk, del jazz fusión de Madhouse al dance pop de Shep Pettibone), un concierto de la gira Sign O’ The Times en Utrecht y el concierto benéfico que tuvo lugar en diciembre del mismo año en Paisley Park, en donde participó el coloso del jazz Miles Davis. Un ambicioso cofre que completa el espectro definitivo del cosmos personal y universal del Prince de entonces: reflexiones, miedos, alegrías y anhelos de un artista irrepetible y brutalmente sincero.

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Marcelo Chaparro Santana es autor del proyecto Beyond the Lyrics: Prince, un libro financiado por crowdfunding –cuya campaña está aún abierta–, que verá LA luz muy pronto

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