La propuesta que Mario Gas trae a las Naves del Español en Matadero con Pedro Páramo es un espectáculo como los de antes, avalado por un director de éxito, con reconocidos actores, una estructura grandiosa y la colaboración de un equipo de teatreros que funciona como un reloj.
No hace mucho esto no sería noticia, pero la evolución del teatro contemporáneo hacia nuevos horizontes están privándonos de disfrutar de las rara avis en que se han convertido los buenos montajes de toda la vida. No estamos hablando de un trabajo sin riesgo, pues Gas se ha implicado en una de las más difíciles tareas que un creador puede escoger: trasladar una obra maestra de la narrativa del siglo XX al teatro.
Para ello ha contado con la destreza de Pau Miró, responsable de esta versión de Pedro Páramo de Juan Rulfo, que consigue que en un par de horas conozcamos el viaje de Juan Preciado entre vivos y muertos. Curiosa es la crueldad del destino, la actualidad que toma la trama en estos momentos pandémicos en los que los fantasmas cobran un protagonismo nunca imaginado.
La elección de que sobre las tablas solo haya dos actores, que se convierten en las múltiples voces que pueblan el Comala de Rulfo, aporta un reto de transformación superado con creces.
Vicky Peña borda sus personajes transitándolos con una simple mueca o un toque en su peinado; su técnica debería ser objeto obligado de estudio en las escuelas de Arte Dramático. La réplica se la da Pablo Derqui, que lleva sobre sus hombros el argumento principal de la función con sobrada profesionalidad.
⭐⭐⭐⭐
Pedro Páramo se representa en las Naves del Español (Paseo de la Chopera 14, Matadero Madrid) Hasta el 8 de Noviembre.
FOTOS: DAVID RUANO