Crítica. 'Shock 2', un gran ejercicio de teatro documental en el Centro Dramático Nacional

Temas: Alba Flores, Andrés Lima, Centro Dramático Nacional, Crítica, Madrid, Teatro

El espacio total del teatro Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional se abre a la experimentación en Shock 2 (La tormenta y la guerra), un gran ejercicio de teatro documental, bajo la batuta de Andrés Lima.

A rebufo de su predecesora, Shock 2 intenta hacernos comprender que gran parte de los fenómenos sociales y políticos de nuestra historia contemporánea reciente pueden resumirse en independientes teorías de la conspiración, que llevan al ser humano a realizar actos incomprensibles.

En un escenario que se asemeja a un circo en donde la acción puede venir desde cualquier ángulo, imaginado con maestría por Beatriz San Juan y apoyado en la artística videocreación de Miquel Àngel Raió, se relatan en Shock 2 capítulos reconocibles de los telediarios de los últimos veinte años.

Ya se ha demostrado que la realidad supera la ficción y que algunos dirigentes internacionales parecen salidos de un chiste, pero en esta intervención artística se llega más lejos y queda en el aire una pregunta: ¿quién maneja los hilos de la política contemporánea?

A veces, el peso de documento hace bajar la atención del espectador, pero son caminos dramáticos que desembocan con acierto en escenas memorables. Las más cercanas son las que más nos sorprenden, destacando entre los momentos cómicos el delirante encuentro de Aznar y Bush en su rancho tejano preparando la invasión de Irak.

De entre los muchos dramas, destacaría la representación milimétrica de la muerte de José Couso, en la que se escaparon muchas lágrimas.

Los siete componentes del elenco se implican en el proceso creativo hasta los higadillos, y consiguen algo poco común: separarse de sus personajes individuales para crear una red interpretativa coral, donde todo funciona como un reloj y en la que es imposible destacar a uno.

Juan Vinuesa, Guillermo Toledo, Paco Ochoa, Antonio Durán, Alba Flores, Natalia Hernández y María Morales están que se salen, y se reparten el pastel con tal organicidad que a veces es difícil saber quién es quién.

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