Siempre nos quedará Lisboa

Desde hace unos años, Lisboa es una ciudad de lo más LGTBfriendly, lo que la convierte en un destino todavía más deseable.

Siempre nos quedará Lisboa
Alfonso Llopart

Alfonso Llopart

Orgulloso director desde hace más de 30 años de esta maravillosa aventura

3 junio, 2021
Se lee en 4 minutos

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Qué suerte que una de las ciudades más bellas de Europa se encuentre a menos de una hora de cualquier punto de la España peninsular. Pero es que, además, desde hace ya algunos años Lisboa es una ciudad de lo más LGTBfriendly, lo que la convierte en un destino todavía más deseable.

Siempre nos quedará Lisboa

Lisboa, con solo pronunciar su nombre mi mente se llena de recuerdos y ‘saudade’. La primera que vez que la conocí –hace muchos, muchos años–, ya caí rendido a sus pies: me fascinaron su aire nostálgico y decadente, sus empinadas calles, su ecléctica arquitectura, sus parques, su impresionante río… Y, todo hay que decirlo, también sus hombres.

Hoy Lisboa sigue siendo eso, y mucho más. La capital lusa se ha convertido en una ciudad vibrante, que ni siquiera la pandemia ha conseguido ensombrecer, con nuevos hitos arquitectónicos, y que ha visto multiplicados sus rincones originales y auténticos. La vista de la ciudad desde el Castillo de São Jorge nos la descubre en todo su esplendor, con el imponente Puente 25 de Abril al fondo, sobre la desembocadura del río Tajo. El barrio que rodea el castillo es muy pintoresco, y merece la pena perderse por sus callejuelas. Las coloridas plazas del centro, con sus comercios tradicionales, el Elevador de Santa Justa, que une el centro con los barrios del Chiado y el Bairro Alto, forman parte del bello patrimonio histórico lisboeta. En la Praça do Comércio, uno de los centros neurálgicos de la ciudad, se encuentra el Lisboa Story Centre, que cuenta la historia de la ciudad de una manera muy amena e interesante. Justo al lado, el Centro Interpretativo da História do Bacalhau narra el origen de uno de los productos portugueses por excelencia, el bacalao. No dudes en degustar algunas de las recetas a base de este pescado de la carta de su propio restaurante.

Los sábados es visita obligada la Feira da Ladra, un mercadillo único en el que puedes encontrar de todo, y que no ha perdido un ápice de su autenticidad. Además de objetos vintage y curiosidades, hay muchos puestos de artesanos locales realmente originales.

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Muy cerca, el barrio de Graça tiene mucho encanto, y la arquitectura tradicional de sus casas contrasta con la del arte urbano de sus muros.

La ribera del río Tajo –aparte de los históricos icónos lisboetas como son la Torre de Belém, el Monumento a los Descubrimientos o el Monasterio de los Jerónimos– se ha convertido en un deslumbrante escaparate de arquitectura vanguardista. El MAAT (Museo de Arquitectura, Arte y Tecnología) es un impresionante edificio, forrado de casi quince mil piezas de cerámica blanca portuguesa, que parece una ola cayendo sobre el Tajo –como dato curioso, te diré que uno de sus artífices es Maximiliano Arrocet, hijo del popular humorista Bigote Arrocet–. Una experiencia que no debes perderte es la visita al Pilar 7. Es un recorrido por uno de los pilares que sostienen el famoso Puente 25 de Abril en el que podrás descubrir detalles de su construcción, historia, subir por un ascensor panorámico y andar sobre una pasarela de cristal a casi 200 metros de altura.

Uno de los lugares más fascinantes de la nueva Lisboa es el Lx Factory. En una antigua zona industrial del puerto de Lisboa, en el barrio de Calvario, se ha creado un espacio lleno de tiendas, galerías de arte, cafés, restaurantes con un rollo muy urbano y vanguardista, y un tanto hipster. Muy recomendable dedicarle una tarde/noche. Más cerca del centro, el mercado gastronómico Time Out es ideal para degustar todo lo que la cocina portuguesa te puede ofrecer. Ahora que ya podemos empezar a viajar, Lisboa debe ser, indubitavelmente, uno de los primeros destinos en nuestra lista de prioridades.

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ESSENCIAIS

Las opciones de alojamiento en Lisboa son infinitas, pero si eliges el Bairro Alto Hotel, en el Largo Luís de Camões, la experiencia será única. Y no puedes dejar de probar –y arramplar con unas cuantas cajas– sus deliciosos pastéis de nata, un verdadero símbolo gastronómico de la ciudad. Suena a tópico, pero una cena en un restaurante de fado es imprescindible, y de O Faia saldrás fascinado (y con mucha saudade, eso sí). Nostalgia que desaparecerá de un plumazo con los divertidos drag shows de Finalmente Club, uno de los más emblemáticos locales gais de la ciudad. Y ahora que empieza el buen tiempo, ¿quién puede resistirse a darse una vuelta por la playa 19 de Costa de Caparica?

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FOTOS: David Medina

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