Los ácidos grasos omega-3 son fundamentales para la dieta de cualquier persona. Son los que nos ayudan en la digestión, en la actividad muscular, en el sistema cardiovascular, en la memoria y en la salud cerebral, entre otras tantas funciones.
Una manera de obtener un buen aporte de ácidos grasos omega-3 es con la ingesta de animales marinos. No obstante, en la actualidad, muchas personas están dejando de comer pescado. Algunos por esa famosa “mafia” que dirige y controla la pesca en el mundo, otros por la contaminación que dicha práctica ocasiona o por la controversia que existe con cierta marca en las latas con el símbolo Dolphin Safe, pues lo cierto es que no se salva ningún delfín.
Pues bien, si algunos creíamos que existía un faro de esperanza para salvar a los peces, no es así.
¿Sabías que a lo largo del año, miles de redes de plástico son abandonadas en el mar y se convierten en el mayor peligro para la vida marina? Pues esto ocurre, y es peligroso no solo por que se pueden quedar atrapados en ellas, sino porque, además, con el paso del tiempo se deshacen hasta convertirse en partículas minúsculas de plástico que contaminan poco a poco los océanos.
Cuando hablamos de redes de pesca, estamos hablando de redes del tamaño de Tailandia con las que se realiza la pesca. Para ello han sido arrastradas por el fondo marino haciendo de esta actividad una pesca incontrolable que se lleva consigo toda la fauna marina, corales, y especies, que en teoría no se deberían pescar. Son redes que no discriminan a ninguna especie y, por supuesto, cuando quieren devolver a las especies protegidas al mar, ya están muertas. Y todo para qué, ¿para una alimentación rica en omega-3?
Bien, pues os voy a romper el mito del omega-3. Los peces no contienen omega, ya que el omega proviene de la vegetación del mar, como por ejemplo las algas. Lo que ocurre es que los peces se alimentan de esta vegetación, y por lo tanto su cuerpo acaba siendo rico en omega.
Por otra parte, el ser humano actúa en dicho proceso en cadena, es decir, se alimenta del pescado para obtener el omega. Dicho en otras palabras, nos comemos al ‘intermediario’ en vez de acudir a la fuente principal; de ahí que las algas sean consideradas un superalimento.
Entonces, ¿es necesario comer tanto pescado y fomentar la pesca masiva en el mundo? Reflexionemos.
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