El director y dramaturgo Borja Ortiz de Gondra presenta en el Centro Dramático Nacional la última pieza de la trilogía sobre su familia. Generaciones que plasman las heridas, las ambiciones, los recuerdos y el olvido de nuestra compleja historia.
SHANGAY ⇒ ¿Qué nos vamos a encontrar en Los últimos Gondra (memorias vascas)?
BORJA ORTIZ DE GONDRA ⇒ A quince grandes actores dando vida a unas tensas relaciones familiares en torno al legado de un escritor que lleva mi nombre y deja al morir una herencia envenenada. Su viudo, unos hijos a los que no conoció y una extraña ciega habrán de decidir cómo hacer las paces con ese legado del pasado.
SHANGAY ⇒ En la obra hablas de dónde va a parar la memoria en aquellos que no han vivido el dolor del pasado. ¿Es un relato esperanzador o crítico con nuestra generación?
BORJA ORTIZ DE GONDRA ⇒ Trato de dejar que sea el espectador quien responda a esa pregunta. ¿Tiene razón el hijo treintañero que reivindica acríticamente la violencia del pasado porque no la ha padecido, o su mellizo que nada quiere saber de sus mayores? Sospecho que hay una cierta esperanza en que las generaciones siguientes sepan hacerlo mejor, pero no dejo de ver nubarrones en el horizonte.
Foto: Luz Soria
SHANGAY ⇒ ¿Somos un país que olvida sus cicatrices para seguir adelante?
BORJA ORTIZ DE GONDRA ⇒ Somos un país con una relación conflictiva con nuestro pasado. Cada uno idealiza el que le conviene e ignora el que no encaja en su relato. Lo que necesitamos es una memoria crítica, que asuma las luces y las sombras de los unos y de los otros; eso es lo que nos permitirá mirar hacia el futuro sin arrastrar todo ese lastre que nunca terminamos de soltar.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué el teatro es el mejor medio para salvar nuestra memoria?
BORJA ORTIZ DE GONDRA ⇒ Porque por su propia naturaleza, el teatro se dirige a la raíz de la emoción del espectador y queda como un recuerdo indeleble. Conmoverse viendo y sintiendo cómo se equivocaron quienes nos precedieron es una experiencia que marca más que todos los discursos.
SHANGAY ⇒ Llega el final de la trilogía sobre tu familia… ¿Tenías ganas de cerrar esta historia o cuesta despedirla?
BORJA ORTIZ DE GONDRA ⇒ Cuando después de las dos obras primeras de teatro escribí también una novela (Nunca serás un verdadero Gondra), pensé que ahí terminaba la saga. Y, sin embargo, ese universo inagotable de gentes que nunca han sabido vivir juntas vuelve una y otra vez a mi imaginación. Es probable que esta tercera función cierre su vida en el teatro, pero ya empiezo a escuchar voces en mi cabeza que me piden contar en una nueva novela, algo que aún no he desvelado.
SHANGAY ⇒ El matriarcado tiene un gran peso en tu obra. ¿Contrasta con los episodios machistas y LGTBIfóbicos que estamos viviendo en los últimos años?
BORJA ORTIZ DE GONDRA ⇒ Esas actitudes no están solo en un lado; de hecho, en las funciones es la matriarca del clan de los Gondra quien se muestra incapaz de aceptar que su hijo ame a otro hombre, y niega que eso sea un verdadero matrimonio. Lo doloroso es ver que uno de mis hijos, de apenas 30 años, piensa lo mismo. Queda mucho camino por recorrer y no se puede dar ni un paso atrás en las libertades por las que tanto se ha luchado en este país.
Foto: Luz Soria
SHANGAY ⇒ ¿Ha sido duro sacar el proyecto adelante en un momento tan complicado para la cultura?
BORJA ORTIZ DE GONDRA ⇒ Lo duro fue escribir esa obra en pleno confinamiento, no sabiendo si llegaría a subir a las tablas. La esperanza tenue de que algún día podría compartirla con un público fue lo que me mantuvo a flote: había que atravesar aquel túnel oscuro para poder ofrecer algo de belleza sobre un escenario que consolara de la desolación que quedaría después de la batalla. Si algo aprendimos con la pandemia fue que no podemos vivir sin lo que nos ofrece la cultura: la experiencia transcendida de otros seres humanos. Por eso, la obra termina con algo que se quiere esperanzador si conseguimos superar el dolor padecido e infligido.
LOS ÚLTIMOS GONDRA (memorias vascas) SE REPRESENTA EN EL TEATRO VALLE-INCLÁN DE MADRID
foto borja ortiz de gondra: lisbeth salas