Ainhoa Arteta abre por fin el telón, el vídeo más esperado: la diva (gay) lo cuenta todo

Temas: Ainhoa Arteta, Madrid, Ópera, Teatro, Zarzuela

Es una diosa de la ópera y la zarzuela a la antigua usanza. Ainhoa Arteta es hoy día de las pocas cantantes líricas cuya fama traspasa los teatros de ópera. Desde que salió el día 1 de febrero la portada de Shangay, con unas espectaculares fotos en el Teatro de La Zarzuela, lo hemos comprobado por nosotros mismos.

Quedamos en el teatro porque para ella es muy importante por la vinculación que ambos –ella y el teatro– tienen con nuestro patrimonio lírico. Por eso planeó su reaparición en ese escenario. Será el próximo 27 de febrero con un concierto junto a Ramón Vargas, gran amigo suyo. El tenor mexicano –otra de las grandes estrellas del momento en la lírica mundial– quiere estar junto a Ainhoa en un momento tan especial.

«Para mí es una emoción muy grande, porque he pasado una temporada bastante larga con las consecuencias de una enfermedad que tuve y me afectó a la voz. Y con toda esa angustia de pensar que igual no podría volver a cantar… Saber que el 27 de febrero estaré en el Teatro de La Zarzuela, que es como si fuera mi casa, y con un recital español, pues la verdad es que me hace muchísima ilusión», nos dijo cuando la entrevistamos.

Ainhoa acaba de pasar por el que, sin duda, ha sido momento más duro. Tras superar el covid unas complicaciones la llevaron de nuevo al hospital, donde estuvo entre la vida y la muerte. Tras varios días en coma inducido por una septicemia, finalmente todo salió bien. Pero su garganta, sus cuerdas vocales, se resintieron y tuvo que ser operada «a cuerda abierta» en Berlín, donde se encuentra el médico que la ha recuperado para los escenarios.

Unos meses horribles en los que también se supo que se separaba de su cuarto marido, lo que supuso una tormenta mediática nada agradable para una persona como ella, que siempre ha tratado a la prensa con absoluto respeto y nunca ha ocultado nada.

Pero de todo se sale, aunque no se agradable: “Bueno, sí, la verdad… [titubea]. Pero también es verdad que no me he visto expuesta a esa historia mediática, porque gracias a Dios tengo una familia y unos amigos que me hicieron como un caparazón de tortuga donde no entraba el wifi… Al final, me enteraba por otras vías. Pero sí, ha sido un momento bastante difícil. Sobre todo porque salía, bueno, estoy todavía saliendo, de varias amputaciones y de injertos. Aún no estoy del todo recuperada. He pasado mucha angustia, mucho miedo. Pero más que por otra cosa, por la salud. No tanto por la historia mediática. Para mí lo primordial de todo esto, en lo que yo me centraba, es en que había sobrevivido; primero porque me podía haber muerto, fue cuestión de horas, y yo me centraba en eso. He sobrevivido, y ahora tengo unas secuelas que superar. En eso me he concentrado”, nos dice.

Ella lo tiene muy claro: no va a alimentar ese morbo. Lo zanja de una manera clara y meridiana: “No he hablado mal en el momento ese que fue tan duro, y desde luego no lo voy a hacer ahora. Para nada. No es mi liga. Al final, el tiempo pone las cosas en su sitio. Yo, en ese momento estaba, tenía que estar, concentrada en mi recuperación. Como sigo ahora. Desde luego, entiendo que cierta prensa pueda ser cainita y necesite ese tipo de información, pero sinceramente, es un episodio de mi vida que no forma parte esencial de ella, y tengo cosas a las que sí merece la pena ponerles mi empeño total: mis hijos, mi familia, mi carrera… Mi vida”.

Ainhoa, con Shangay, solo habla de lo que nos interesa a ambos: su regreso a los escenarios, y para eso ya hay fecha y hora: el domingo 27 de febrero en el Teatro de La Zarzuela a las ocho de la tarde. ¡Brava!