Adora Madrid, y se le nota. Aquí la descubrimos hace cuatro años, en septiembre de 2017, en el Lucio Sila de Mozart que inauguró la temporada 17/18 en una producción de Claus Guth con Ivor Bolton en el foso. Ahora regresa con los mismos compañeros de batalla: un mismo trío, Fuchs, Bolton y Guth, de nuevo para el genio de Salzburgo.
Julie Fuchs conoce a la perfección el papel de Susanna y está muy cómoda en él, aunque reconoce que es «agotador, porque estoy prácticamente toda la obra en escena». Lleva más de un mes en Madrid, y vive en pleno Chueca, pero casi no ha podido disfrutar de un barrio que le apasiona. Es el peaje que tiene que pagar para tener la voz descansada en una obra tan exigente.
Solo algún desayuno en la misma plaza de Chueca, en el bar La Santa de la calle Hortaleza o en la Taberna de Barceló… Poco más. Son las exigencias de la ópera. Y ella las cumple a rajatabla.
Encarna a la perfección lo que es una diva de la ópera del siglo XXI. Sus redes sociales dan fe de ello. Las utiliza para mostrarse tal cual es. Guapa, glamourosa y elegante, Julie Fuchs destila ese chic tan característico del país vecino. Pero es cercana, divertida, y vive en 2022. Nada de excentricidades de otras épocas.
La soprano francesa es una de las cantantes más solicitadas por los mejores teatros del mundo. [fotos: Solène Ballesta ]
Su agenda está llena para los próximos años. No nos adelantan nada, pero al parecer hay varios proyectos en Madrid, en el Teatro Real. Tras Las bodas de Fígaro, regresa a París para hacer Platée, de Rameau; luego, Le comte Ory, de Rossini, en Pésaro. También hay una Giulietta de I Capuleti e i Montecchi, de Bellini, y una Cleopatra en un Giulio Cesare, de Haendel, con su queridísimo amigo Calixto Bieito. A su exquisita voz y cuidada técnica se unen sus dotes interpretativas, por lo que los mejores directores de escena del mundo se la rifan para tenerla en sus repartos.
Apasionada de la ópera francesa, se ha convertido en una especie de ‘Marianne cultural’ en el país galo. Fue la elegida para reabrir la maravillosa Opera Garnier tras el confinamiento, junto al prestigioso director suizo Philippe Jordan al frente de la Orquesta de la Ópera de París. Fue un concierto cargado de simbolismo, sin público. Imponía verla sola en esa legendaria sala, con el patio de butacas vacío.
La Fuchs, la nueva dama de la ópera francesa, está otra vez en Madrid. Hace unos años copó titulares en todo el mundo cuando denunció a la Ópera de Hamburgo. Estaba embarazada de cuatro meses, y los responsables del teatro decidieron prescindir de ella solo por eso. Ganó el pleito y tuvo que ser indemnizada. Se convirtió por ello en abanderada de los derechos de las mujeres en el mundo de la ópera, donde no es oro todo lo que reluce.
El bel canto es el registro en el que se siente más cómoda. Pero eso es en el campo de la lírica. En el personal le apasiona Sara Montiel. Verla cantar Fumando espero es uno de esos regalos que nos da la vida. Por cosas como esa, es una diva del siglo XXI. Y la nueva gran dama de la ópera francesa.