La capital de la Costa Blanca lo tiene todo para hacernos felices. Playas brillantes. Una oferta cultural y de ocio irresistible, que en los últimos años se ha visto enriquecida de modernidad e innovación. Un importante y milenario legado histórico. Monumentos. Gastronomía espectacular.
Alicante es un destino turístico cargado de sorpresas. Paseando por sus calles, uno siente cómo la ciudad se va abriendo al mundo y al mar, para ofrecernos distintos tipos de belleza. Edificaciones históricas, verdaderas joyas en las que se han ido guardando las huellas de las civilizaciones que la han habitado. Barrios tradicionales, como el de Santa Cruz, con callejuelas y casas bien cuidadas, capaces de trasladarnos a otra época. Zonas de restauración y de encuentro, preparadas para el puro disfrute, para el tardeo, en las que el simple acto de sentarse a contemplar el colorido bullicioso de esta ciudad se convierte en un placer incesante.
En el recorrido histórico encontramos el Castillo de Santa Bárbara, imponente, en lo alto del monte Benantil. Se trata de una fortaleza árabe del siglo IX, desde la cual podemos contemplar impresionantes panorámicas de la ciudad y de la provincia mientras nos empapamos de la brisa marina. Pero siguiendo el paseo nos encontraremos con otros edificios vistosos y sorprendentes. Su Ayuntamiento, de columnas salomónicas y dos torres en la fachada principal, el modernista Mercado Central o la Concatedral de San Nicolás, de estilo gótico y renacentista.
Para los apasionados de la historia y del arte más contemporáneo, Alicante alberga múltiples museos. El MARQ (Museo Arqueológico Provincial), todo un referente internacional en arqueología, o El MACA (Museo de Arte Contemporáneo), integrado en el edificio más antiguo de la ciudad, Casa La Asegurada, de 1685, son solo dos ejemplos de los espacios culturales y artísticos alicantinos.
La Explanada de España es un paseo lleno de palmeras y tan fotogénico que no te lo puedes perder. Discurre paralelo al puerto y su suelo está decorado por un mosaico tricolor de más de 6 millones de teselas de mármol. De camino encontramos numerosos puestos de artesanía y productos locales, restaurantes y bares para comer, tapear o simplemente tomar una copa en alguna de sus excelentes terrazas. Desde aquí se llega a una de sus playas más conocidas, la del Postiguet. No son menos espectaculares la playa de San Juan, la de la Almadraba o las calas del Cabo de la Huerta, todas ellas con el distintivo de Bandera Azul.
¿Y qué se puede decir de la gastronomía en una ciudad que tiene el distintivo de “Ciudad del arroz”? Aquí, la dieta mediterránea brilla en todo su esplendor. Todo ello con el acompañamiento de un buen vino DO Alicante… Y es que Alicante es una ciudad que te espera siempre.
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