Alirón es un cortometraje de temática LGTBIQ+ que se subió hace poco más de un año a YouTube, y que en menos de un mes llegó al millón de visitas; actualmente ha superado los tres millones de reproducciones en el canal de su director, Adrià Llauró.
La comunidad LGTBI tiene fuerza, y así lo ha demostrado apoyando este trabajo y animando, gracias a una ola de comentarios positivos y cantidad de likes, a realizar una secuela: Alirón (El descanso).
Esta segunda parte, que se estrenó el 22 de junio, cuenta con los dos mismos protagonistas, Adrián Expósito y Eudald Font, y sigue una línea continuista respecto a la primera. En la ficción también interviene Valentina Scapusio, en el papel de la entrometida compañera de piso.
En esta segunda parte, la tensión gay que se había creado entre estos dos mejores amigos prospera, y deciden dar rienda suelta a sus sospechas (eso sí, durante el descanso del partido). Sin embargo, mantener su primera relación sexual no resultará tan fácil como debería.
El cortometraje Alirón, protagonizado por Adrián Expósito (El secreto de Puente Viejo, Como la espuma), Eudald Font (45 Revoluciones, Jean François i el sentit de la vida) y Valentina Scapusio, pretendía normalizar a los miembros del colectivo LGTB y romper con cualquier etiqueta. ¿Eres gay? ¿Hetero? ¡Qué más da! Quizás ayer te gustaba un chico, hoy una chica. ¿Y mañana? Pues mañana te quedas en casa, que no todos los días tienes que gustarle a alguien ni tiene por qué gustarte nadie.
Según su creador, el proyecto “nació con la idea de que cuando los espectadores terminen de ver el corto, piensen ‘Esto me ha pasado a mí’, y lo hagan con una sonrisa, sin tener miedo de que se les clasifique de alguna forma. Y de que la gente a la que nunca le haya pasado no lo perciba como algo trascendental, sino como una mera anécdota”.
Sin hacer spoilers, Alirón nos presenta a Marc que, como cada fin de semana, va a casa de su mejor amigo para ver un partido de fútbol del Barça. Son azulgranas hasta la médula, y Messi, cómo no, es su Dios. Como de costumbre, no falta de nada: sus camisetas oficiales, las cerves, los ganchitos… Sin embargo, esta vez el encuentro será distinto, y un hallazgo involuntario hará que mire a su colega con otros ojos.