Capítulo 61
“Que miren” (parte 2)
(Y)
Me arrodillo junto a ese desconocido, le empezamos a saborear entre los dos mientras X se deja caer en esa cama redonda, ya no puede controlar más el placer.
Cierro los ojos para sentirme como el día que nos conocimos, aunque ya no tengo los ojos vendados, sé de sobra quién me acompaña desde ahí arriba. Me agarra la cabeza como en aquel piso, exclama como aquella tarde. Esta vez hay más de dos personas observándonos, y les estamos haciendo disfrutar a todos. Llego hasta el fondo y dejo escapar algo de saliva con una arcada. Miro arriba, me vuelve a sonreír mientras pasa su dedo por mi boca aún chorreando.
El desconocido se levanta, se apoya en aquellas colchonetas mientras X le sigue tocando el culo. Otra vez busca mi aprobación, me acerco y le escupo en la mano para que siga tocándole: “Dale”. X se pone de pie junto a mí, sube una rodilla y empieza a penetrarle mientras le agarra de la cintura para que se acerque más al borde de la cama. Me busca, me besa. Noto cómo alguien me agarra el rabo, es la nueva víctima de nuestro invitado, que se acaba de fijar en mí. El chico de la app al que yo ya conocía está más interesado en la polla de X entrando en el otro chico, que empieza a gemir atrayendo aún más gente dentro de la sala, mientras que a mí ese rubio me empieza a mirar con ojos de cordero aún masturbándome.
X sale y el invitado entra dentro del desconocido de un solo golpe, hace que se retuerza y se queje, menudo bestia. Empieza a darle sin descanso y luego frena, busca a X, le agarra y se lo coloca justo detrás, poniéndose en pompa sin dejar de follarse al otro. Quiere que también se la metan a él. X lo hace al mismo tiempo que ese rubio se pone de rodillas y empieza a comérmela a mí. Le agarro la cabeza sin prestarle atención, ¿cómo voy a dejar de mirar ese trío? X empieza a embestir tan fuerte desde el final del tren que las rodillas del desconocido terminan cediendo y cae tumbado. Se miran directamente a los ojos, nuestro invitado empieza a gemir más fuerte y X le tapa la boca con ambas manos haciendo fuerza contra su mandíbula para entrar con más impulso aún. Si yo estuviera ahí en medio… buf. Pero con solo mirar…
Se separan, el desconocido se aleja seguramente en busca de otra experiencia más. X intenta retenerle cogiéndole la mano, pero se escabulle y sale de la sala. Las cosas aquí son así, no puedes insistir, somos cuerpos fugaces dejándonos llevar por el placer. Y cuando hay tanto donde elegir alrededor… te aburres fácilmente y pasas al siguiente. El invitado y su víctima también se alejan, se quedan en la cama saboreándose el uno al otro mientras se unen más. Cada vez más cuerpos en esa orgía redonda. Sin esperármelo, X tira de mi mano y, sin darme tiempo a agarrar de nuevo la tela que he dejado en el suelo, me hace salir corriendo.
Parece que huimos, desnudos, como dos niños que ignoran las señales de advertencia por el suelo mojado junto a la piscina. Me contagia esa felicidad, me doy cuenta de que él no mira a nadie más alrededor, solo a mí. Subimos las escaleras, creo que es la misma cabina donde se la volví a chupar la segunda vez que le vi. Me vuelvo a poner de rodillas nada más entrar, voy directo a su centro pero él me frena. Me agarra la barbilla con dos de sus manos y hace que mire hacia arriba, se queda inmóvil, como si fuera a decir algo pero sin encontrar las palabras, como si solo quisiera alargar este momento un poco más. Baja el torso hasta mí, me besa. Deja sus labios pegados a mí unos segundos, secos por las sustancias, calientes por el vapor. Junta nuestras lenguas, lento, y por un momento se separa. Tiene los ojos vidriosos, no puedo entender cómo de feliz está viviendo este momento pero le devuelvo ese calor. Está muriéndose de felicidad por dentro, por volver a tenernos, por repetir esta historia. Porque se la vaya a chupar otra vez en una sauna. Ojalá estar en esa nube con él, yo estoy en la mía, particular, distinta, y me alegro de haberle llevado hasta allí.
Me la meto en la boca, hago que cierre los ojos. Goza, yo deslizo un poco el pie y abro la puerta, solo un poco, solo para que los que pasen puedan mirar y, si alguno se asoma, y me gusta, preguntarle a X si lo invitamos a entrar. Solo para hacernos disfrutar aún más.
‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz
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ILUSTRACIÓN: CUENTASELOANTO