Los docentes del colectivo LGTBIQ+, aunque siguen siendo minoría, se han convertido en espejo de muchos jóvenes que todavía no han salido del armario. Según un estudio, los profesores que son gais o lesbianas abiertamente con sus alumnos están facilitando la creación de modelos de referencia positivos.
“Merece mucho la pena ser un profe visible, porque significa enseñarle al mundo lo que verdaderamente hay”, según ha explicado Mikel Díaz, maestro transexual de Educación infantil.
La FELGTB ha realizado un estudio sobre la visibilidad del colectivo en las aulas, que desgraciadamente es aún muy reducida. Según los entrevistados, son “poquísimos” o casi una “minoría absoluta” los profesores del colectivo que sacan a la luz su orientación sexual o identidad de género en el desarrollo de su labor. La mayoría de la gente que sale del armario en este entorno son jóvenes profesores, aquellos que han tenido un proceso educativo en el que se ha sido más respetuoso y donde ha habido un mayor número de referentes.
“Yo no me puedo quejar de no haber tenido referentes, y por eso debo utilizar las herramientas que tengo para crear nuevos”, explica Rubén Díaz, profesor perteneciente a esta generación y colaborador en Espejos en las aulas.
No obstante, aunque todos los colaboradores de esta nueva campaña de la FELGTB piensan que las cosas están cambiando poco a poco, la realidad todavía está marcada por el miedo, el rechazo, la invisibilidad y el acoso. Las mujeres, por ejemplo, son las que mayor dificultad tienen para revelar su orientación sexual o género ya que, además de estar dentro del colectivo, el machismo y las normatividades de género también entran en juego.
“Los padres de los niños empezaron a decirme que hablar abiertamente de mi sexualidad era una forma de adoctrinamiento, y fue tan duro que tuve que dejar de dar clase«, explica Elena Flores, profesora de Lengua y Literatura.
El objetivo de esta campaña es que, a través de la visibilización de docentes LGTBQ+ en las escuelas, se creen espacios seguros para los profesionales, lugares donde puedan ejercer su labor sin ser discriminados. Y también que el alumnado tenga otro referente con el que pueda identificarse.
Muchos de estos docentes se han convertido en los ‘confesores’ de alumnos LGTBQ+ que han salido del armario. Así lo explica María José García, profesora de música: “Que el alumnado confíe en mí me hace sentir superimportante. Tengo que seguir con este activismo, debo seguir visibilizándolo porque para ellos y ellas es fundamental tener a alguien en quien confiar. Mi infancia habría cambiado muchísimo si hubiera tenido referentes como yo en el aula. No habría tenido tantos miedos y me habría desarrollado como una niña natural como el resto”.
La campaña Espejos en las aulas quiere incentivar la visibilización, puesto que esto permite combatir la homofobia desde los colegios. Además de crear espacios donde profesores y alumnos estén protegidos.
Un servicio de atención del Defensor del Profesor muestra que todavía existen agresiones a los profesores LGTBQ+ en las clases. El 5% fueron ataques directos del alumnado hacia el profesional, el 13% fueron amenazas, el 23% faltas de respeto al docente y otro 23% mediante acoso o ciberacoso.
Por otra parte, las agresiones a los profesores por ser del colectivo se han ido reduciendo significativamente a lo largo de los años. En pocas ocasiones buscan una confrontación directa. No obstante, todavía sigue siendo importante construir comunidad en las aulas y crear espacios seguros para alumnos y profesores.