Manolita Chen: la artista dona todo para ayudar la comunidad LGTBI

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Manuela Saborido Muñoz, más conocida como Manolita Chen, fue la primera mujer transexual en conseguir cambiar su DNI en España. Con cerca de 80 años, la artista vivió como mujer trans durante la dictadura franquista, pero no dejó de luchar para poder vivir tal y como era: «Si no hubiese sido fuerte, no estaría aquí sentada».

La gaditana ha decidido donar todo su patrimonio inmobiliario y obras de arte a la entidad que lleva su nombre, Fundación Saborido, Manolita Chen, para continuar con su plan de crear una red de casas de acogida para gente que ha sufrido rechazo por formar parte de la comunidad LGTBI. Actualmente ya tiene un refugio abierto en Arcos de la Frontera, el pueblo donde nació.

La vida de Manolita no ha sido fácil, y con solo 11 años ya sufría palizas por parte de algunos de sus siete hermanos: «Les tengo perdonados, pero eso no se puede olvidar. Siempre hemos sido despreciadas». Tuvo que entrar al servicio militar, sin embargo, no superó las pruebas físicas y acabo siendo la jefa de cocina.

Con 22 años huyó a Barcelona, donde, según La doble transición de Raúl Solís, comenzó «su edad de oro». Por esa época se hacía llamar Bella Helen y, de la mano de Paco España saltó a la fama en la escena travesti madrileña.

Durante los años de la Transición, Manolita consiguió ser la primera mujer trans en cambiar el DNI gracias a dos curas, los cuales firmaron una carta en la que le negaban el permiso para ser penitente por ser mujer, ya que por aquel entonces todavía no estaba permitido. Con esa carta en la que se le reconocía como mujer y la ayuda de un político, el nombre que constaba en su DNI pasó a ser Manuela Saborido Muñoz.

Por ahora,Manolita solo tiene una casa de acogida en Arcos, pero al donar todo su patrimonio a la fundación espera contribuir lo suficiente como para abrir más refugios: «Llevo una vida luchando, pero no me retiro. Todo pasa a la fundación, menos mis bragas«. En estos momentos, ya ha acogido a dos chicos marroquíes de la comunidad LGTBI que huyeron de su país. Ambos están encantados con Manolita y reconocen que sin ella estarían en la calle. Uno de los acogidos confiesa que se encontraba más cómodo llevando peluca y vestidos, pero que cuando intentaba vestirse así en casa le pegaban: «Hui de Marruecos, acabé en Toledo, pero allí también me discriminaban. Canto bien y me gusta actuar, pero ahora solo quiero trabajar en lo que sea«.

En cuanto a los jóvenes acogidos, ambos tienen reconocido el asilo en España, debido a la persecución por motivos de orientación sexual y política sufrida en su país. Después del rechazo que han sufrido tanto en Marruecos como en España, aseguran que por fin se sienten en un entorno seguro. Los dos expresan que con las experiencias que han tenido que vivir tardarán en superar las heridas psicológicas. «Sufro estrés postraumático, me cuesta mucho ser yo mismo en la calle«, cuenta uno de ellos, mientras el otro expresa su incomodidad alrededor de chicas de tanto que su familia le forzaba a estar con ellas.

Gracias a Manolita, empezarán a trabajar en el sector de la hostelería en breve. La artista, al escuchar sus historias, declaraba: «La felicidad no existe. Es lo que te creas. Yo he sido feliz porque he luchado. Al final, son lecciones de vida que tienes que pasar, y yo voy a estar aquí para ayudar a mis chicos«.