Tras cerca de un año fuera de las tablas, y un lustro después de que lanzara un álbum largo, El Kanka ha vuelto con Cosas de los vivientes. «He ido haciendo la promo con cuentagotas, he notado que estaba desacostumbrado», nos confiesa entre bromas. El cantautor malagueño vuelve al ruedo con un trabajo que se siente más sentido y sincero, y contando los días para encontrarse con su público. «Tengo ganas de cantar las canciones nuevas, porque no las tengo tan quemadas, y me resulta más fácil conectar con ellas», explica. De este álbum, de su tiempo de ausencia y del segundo WiZink Center de su carrera, hablamos en esta entrevista.
SHANGAY ⇒ Regresas tras meses sin noticias, pero con varios sold outs en la gira. ¿Cómo estás viviendo esta vuelta?
EL KANKA ⇒ Con mucha alegría. No he tenido mucha sensación de incertidumbre porque, cuando me fui, lo tenía todo bien pensado; sabíamos que íbamos a volver en aproximadamente un año, al final fueron nueve meses, aunque sin dar conciertos voy a estar catorce meses, que son muchos. Sí que da un poco de vértigo porque ahora todo es muy inmediato, y los artistas más potentes, con más escuchas y seguidores, están continuamente sacando temas; lo del disco se ha quedado en un segundo plano. Para un artista como yo que, aunque me conoce mucha gente ya, no dejo de tener un proyecto artesano, no sueno nunca en la radio, no salgo apenas en la tele, no tengo una discográfica grande…, es un riesgo que te puedan bajar los seguidores, que la peña se olvide de ti y se vaya con otro [risas]. Pero no tenía muchísimo miedo porque no me fui a lo loco, y eso me tranquilizaba. Y al ver que la gente ha reaccionado tan guay cuando he vuelto, ha sido increíble.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo gestionas ese ritmo frenético de la industria musical actual?
EL KANKA ⇒ Yo pienso que hay sitio para todo el mundo. Te hablo desde una situación totalmente privilegiada, es como si le preguntas a Serrat si le preocupa que el reguetón se lo coma… Yo no estoy excesivamente nervioso por lo mismo, y no sé si debería hacerlo, porque veo también salir muchos proyectos de música de autor. Cuando empecé, el tipo de cantautor que yo era no se entendía muy bien, porque no soy un cantautor como Ismael Serrano, ni tengo una banda como La Pegatina. En ese sentido, me parece que ahora hay un huequito más abierto para proyectos así, a la vez que está arrasando lo urbano. Al final, los que son buenos y se lo curran, en cualquier estilo, permanecen; y los que no, se quedan en el camino.
SHANGAY ⇒ ¿Se hace duro ese camino?
EL KANKA ⇒ Tiene sus durezas, desde luego. Mi proyecto es particular, y me he comido muchísimos mojones. Te puedo asegurar que no es agradable irte a una ciudad, pegarte cinco horas de autobús, porque no te puedes permitir otra cosa, dormir donde buenamente puedas, vender treinta entradas y ganar 80 euros. Yo he hecho mil bolos así. En ese momento no sabes si te va a merecer la pena seguir. Uno nunca sabe qué es lo que hace que un proyecto vaya bien o mal, hay un punto de incertidumbre siempre. Incluso ahora, yo no sé si me va a ir bien en el futuro. Esta es una carrera dura, pero muy satisfactoria, si en un bolo van sesenta personas, ese aplauso se agradece mucho. Es una experiencia súper bonita. Quizá por eso siempre tiras p’alante.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo nace este nuevo disco?
EL KANKA ⇒ Nosotros comenzamos el parón en diciembre, y ya tenía todo el repertorio, porque el disco lo grabamos en marzo. Tenía que darle las canciones a los músicos con tiempo, sobre todo porque este disco lo hemos hecho en el local de ensayo, con la banda ahí. Después de cinco años sin lanzar un disco largo, tenía unas treinta canciones… Ahora mismo tengo veinte temas inéditos, cuando me toque grabar el disco que viene, espero haber compuesto otras diez más. Mejor que sobre, que no que falte.
SHANGAY ⇒ ¿Qué diferencias hay en Cosas de los vivientes respecto a tus anteriores trabajos?
EL KANKA ⇒ Me parece que me he puesto un poco intensito en algunos momentos. Ahí puede estar una de las diferencias respecto a mis anteriores discos, hay más. Me cuesta mucho trabajo verlas porque no pienso en los discos como obras completas, para mí las obras completas son las canciones, y cuando llega el disco, las recojo. El disco tiene canciones compuestas durante los últimos cinco años, y yo no estaba en el mismo estado en el 2018, o en el 19, que ahora. También es un cliché decir que es mi disco más maduro porque cada vez soy más maduro, afortunadamente. Pero me parece que, mirándolo desde fuera, hay un poquito más de verdad, he dejado aflorar sentimientos un poco más intensos, me he esforzado por ser sincero… Y luego, los arreglos, la producción y todo eso, otorgan a las canciones cierta personalidad. Ha sido la vez que he visto crecer más las canciones, porque yo antes era bastante comedido con la producción, quería que las canciones fueran bastante parecidas a como yo las tocaba, y ahora he ido probando con los músicos en el local de ensayo, se han matizado cosas que de otra manera no habrían ocurrido, y eso se nota también en este disco.
SHANGAY ⇒ Y la edición física viene acompañada de un libro…
EL KANKA ⇒ Sí, aunque no sé si llamarlo libro o casi un artículo. Nosotros todavía vamos a seguir sacando discos físicos, aunque todo se escuche en digital, y nos mola aportar una cosa distinta. Lo ha escrito Fernando Neira [periodista cultural], que a nosotros nos ha tratado siempre muy bien cuando ha venido a vernos a conciertos, nos ha hecho crónicas y demás, y es un tío encantador. Se nos ocurrió que él era la persona idónea para escribir un relatillo sobre mí, sobre la grabación de las voces… También me hizo unas preguntas y, con todo eso, escribió el librito.
SHANGAY ⇒ Conforme pasan los años y adquieres mayor repercusión, ¿sientes la presión de repetir el éxito de temas como Canela en rama o Lo mal que estoy (y lo poco que me quejo)?
EL KANKA ⇒ Algo habrá interno, pero huyo bastante bien de eso. A día de hoy, toco madera, no he tenido ninguna crisis creativa, voy haciendo canciones según me va apeteciendo, no pienso nunca en el disco nuevo. En lo único que pienso es en enseñarles las canciones a mis colegas o a mi novia, así lo he hecho desde que empecé. Esta profesión es muy rara, y tiene cosas que me tomo como un trabajo. Al principio todo me parecía que era venderse, hasta hacer un post, porque es la parte más comercial de todo, pero es que este es un trabajo como otro cualquiera. Por eso intento blindar lo que me parece que tiene que ser creativo, libre, artístico, y así es como compongo y grabo los discos. Y luego está todo lo demás, las entrevistas, las sesiones de fotos, que las odio, algún videoclip… He separado bien esas dos cosas.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo te enfrentas a tu segundo WiZink Center, hay nervios?
EL KANKA ⇒ La respuesta es sí… Ahora mismo estoy un poco en baja forma en ese sentido. Yo en los conciertos me pongo nerviosísimo, soy tímido y he aprendido a gestionarlo porque tengo muchas tablas y llega un momento en que te acostumbras. Obviamente, impone menos una sala pequeña que el WiZink, donde voy a cantar para ocho o diez mil personas, que es un montón de gente. Pero saldré y seré como soy, con mi rollo y mi cercanía, a mí me gusta que el público y nosotros nos lo pasemos guay, y ya está. Entonces, me da un poco de miedo, per a la vez me hace muchísima ilusión.
SHANGAY ⇒ ¿Nos espera un show diferente en esta gira?
EL KANKA ⇒ Sí, porque para empezar, la mitad del repertorio es nuevo. A algunas canciones antiguas les hemos dado un retoquito a nivel arreglos, a otras les hemos añadido intros, cosas más para el directo. Nosotros nos lo curramos mucho, desde siempre. La gente que viene a un concierto tiene que llevarse una experiencia diferente a lo que aporta el disco.
SHANGAY ⇒ ¿Qué esperas de este 2023?
EL KANKA ⇒ Serenidad. Yo soy muy ansioso, y a veces eso me impide disfrutar de las cosas. La verdad es que me gustaría mucho disfrutar de esta gira, porque realmente tengo ganas de meterme en la carretera otra vez, y uno de mis miedos es no poder disfrutarlo tanto como debería, porque estoy en un momento muy guay a muchos niveles.
fotos: ALAN NARTIKOEV
el kanka actúa el 25 de marzo en el wizink center de madrid