Manuela Trasobares: "Ser normal sería una desgracia para mí"

Hablamos con la fascinante artista multidisciplinar e icono trans Manuela Trasobares, que acaba de publicar el libro 'Voluntad de poder', y que en esta entrevista no deja títere con cabeza.

Manuela Trasobares: "Ser normal sería una desgracia para mí"
Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

26 enero, 2023
Se lee en 7 minutos

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Cuenta Manuela Trasobares que, en un principio, le ofrecieron escribir una autobiografía al uso, pero declinó porque no lo veía. «Me considero una persona superjoven, soy Manuela 2023, y no pienso que haya llegado el momento», explica. «Tengo que recorrer más en mi vida, no sé qué me puede deparar».

Sabía igualmente Manuela Trasobares que sus experiencias vitales serían un gancho para el lector que la sigue y la admira, así que, finalmente, en Voluntad de poder ha incluido una segunda parte centrada en ella. En la primera, desmonta esa Historia que nos han enseñado desde pequeñes.

 

Manuela Trasobares: "Ser normal sería una desgracia para mí"

Manuela Trasobares es una rebelde y una iconoclasta. Una artista trans que aprovecha todos los medios a su alcance para remover conciencias y demostrar que nada ni nadie van a domarla. Y que está orgullosa de tener una voz propia que le permite recordarnos que debemos seguir luchando por una libertad que, según ella, no tenemos en absoluto.

Es un auténtico torbellino de ideas y palabras. Manuela Trasobares empieza a hablar y no hay quien la calle. Y resulta fascinante ver cómo lo hace cuando la tienes frente a frente. Es única y lo sabe; y se enorgullece de ello. Con Voluntad de poder vuelve a demostrarlo.

Manuela Trasobares: "Ser normal sería una desgracia para mí"

 

SHANGAY ⇒ ¿Qué ha supuesto para ti escribir este libro?
MANUELA TRASOBARES ⇒ Siempre me he dedicado a actividades intelectuales. Tanto la música, la plástica, la filosofía y la literatura suponen para mí un mismo proceder. Cuando la editorial me invitó a hacer un libro sobre lo que quisiera, me pareció interesante plasmar mis planteamientos existenciales. Siempre me he planteado las mismas preguntas: «¿Por qué existe un poder? ¿Hasta qué punto tiene poder el poder? ¿Es ilimitado? ¿Quién ostenta el poder?». Cuando descubrí a Nietzsche vi que lo llamaba «voluntad de poder». Y así decidí titular el libro.

«Mi poder es mi subjetivismo y mi instinto»

SHANGAY ⇒ ¿Cómo interpretas tú ese término que le da nombre?
MANUELA TRASOBARES ⇒ Que el poder tiene la capacidad de crear la realidad. Nos dice los colores que existen, si hay o no un más allá, si existe o no Dios… Por eso pienso que la realidad es una falacia, pura convencionalidad. Es la tesis que mantengo en el libro, que la realidad de poder es muy perversa, y no tiene orientación ni política ni filosófica; es tan cínica que puede utilizar cualquier disfraz. Por eso hablo en él de que los distintos acontecimientos históricos que nos han enseñado desde bien pequeños son mentira.

No ha habido ninguna evolución, ni con la Revolución francesa, ni con las Guerras Mundiales… La voluntad de poder nunca enseña el rostro, tiene voceros que utiliza a su antojo. Como en su día Hitler y Franco (sí, Paca la culona), Putin, el rey de turno que toque en España, que ahora mismo no sé quién es ni lo quiero saber…

SHANGAY ⇒ ¿Cuál es tu poder?
MANUELA TRASOBARES ⇒ Mi subjetivismo y mi instinto. Soy una loba solitaria y una anarquista total, pero no me hace falta ponerme un mono para ser como Che Guevara. Mi libertad es mía y de nadie más. No pretendo ser original, llevo este look desde hace treinta años; yo soy yo y mi circunstancia. Ante mí, me venero y me redimo.

SHANGAY ⇒ No tuvo que ser fácil tu infancia como niña trans…
MANUELA TRASOBARES ⇒ Toda mi vida he sido una luchadora. Siendo bien pequeña, hablé antes de andar. Incluso tengo recuerdos de mis tres años, viviendo en una dictadura franquista oscura, castradora y horrorosa. Esa niña trans no paraba de decirle a sus padres que hicieran el favor de llevarla a la tienda donde habían comprado a su hermana y la cambiaran por otra niña. Encima, vivíamos en un país ignorante en donde se nos ocultaba todo, lleno de curas, que promocionaban el fascismo desde los púlpitos, y militares.

SHANGAY ⇒ ¿Te sentías arropada por alguien?
MANUELA TRASOBARES ⇒ Por nadie, porque lo trans no existía, no se sabía de cambios de sexo ni de nada parecido. No tenía ni zorra idea de qué hacer, aunque sabía que en algún momento de mi vida ocurriría algo que haría posible mi identidad. En Cadaqués, donde veraneaba (de ahí mi amistad con Salvador Dalí, gracias a mi abuelo), conocí a un chico francés, mi primer amor, Gabriel. Éramos dos niños, pero él sí me veía como a una niña… ¡porque lo era, qué narices!

Un día, después de darme un beso, me dijo: «Todos tus problemas se pueden solucionar en Francia. Allí vive una mujer llamada Coccinelle que es como tú. Es casada, y nosotros allí también podríamos casarnos». ¡No sabes lo que fue esa revelación para mí! Pero aún tuve mucho que aguantar de una sociedad terriblemente cruel con las personas como yo. Aunque gracias a Dalí, que me enseñó que en la vida no es todo blanco y negro, que hay una gran cantidad de grises entre medias, nunca perdí la esperanza.

«No he sido más mediática como otras porque se dieron cuenta que mi mensaje no convenía»

SHANGAY ⇒ ¿Cómo vives la visibilidad que está teniendo por fin la diversidad LGTBIQ+?
MANUELA TRASOBARES ⇒ [Se echa a reír con carcajadas que se escucharían a medio kilómetro a la redonda] Ojalá con 4 años me hubieran dejado a mí salir a la calle con dos trenzas y faldita… Que se hable de todo esto incluso en el Congreso de los Diputados y que se visibilice nuestra realidad, que no es que se haya inventado ahora, porque esa diversidad ha existido siempre. Pero los sistemas políticos simplorros quieren generalidades muy básicas: «Hombre y mujer, lo demás no existe». Pues no, hay que ser conscientes de la cantidad de seres diversos que existen con diferentes sensibilidades, algo que la voluntad de poder no quiere que se vea.

Manuela Trasobares: "Ser normal sería una desgracia para mí"

Collage: Lola Merchán

SHANGAY ⇒ Publicamos en su día reflexiones tuyas sobre la ley trans, pero igualmente, ¿qué opinas de ella?
MANUELA TRASOBARES ⇒ Mira, es muy bonito lo que ha pasado, pero tú tranquile, que es algo muy meditado. A ver lo que dura, y a ver adónde llegamos… Me encantaría ir al Congreso y decir: «Oigan, vamos a ser honestos. El pueblo ha perdido su soberanía, esto es todo un paripé». Soy como una vaquera, con el revólver siempre en la liga. Porque en lo laboral, ¿qué solución se ha dado para las personas trans? ¡Ninguna! Y eso es lo más importante.

¿Qué coño se ha solucionado? ¡Nada! Claro, para eso hay que invertir, ¿No? ¡Ah, amiga! ¿Por qué no hay ningún diputado trans? A mí nadie me representa. ¿Qué sabe la [Irene] Montero de mi coño? Tengo que salir yo a hablar de él allí. Estaré contenta el día que esté en el Congreso de los Diputados. ¿Cuánto queda para eso? Pues no va a ser nunca [risas].

SHANGAY ⇒ Imposible no mencionarte aquel icónico momento viral de «¡Tira la copa!» que protagonizaste en Canal 9, que dio tanta visibilidad a mujeres trans…
MANUELA TRASOBARES ⇒ Aquello fue terrible, porque ahí me di cuenta de la capacidad de crueldad que existe. Esa escena no la puedes descontextualizar. Si ves aquel programa de principio a fin entiendes por qué exploté como lo hice. Yo ya había salido en muchos programas de televisión antes, como en ¡Hola Raffaella!, cuando me presenté por primera vez  a un concurso internacional de canto lírico como mezzosoprano dramática, porque aquello fue un bombazo. Siempre me habían tratado desde el respeto, y eso no pasó en Canal 9.

SHANGAY ⇒ ¿Sentiste que se te intentó convertir en una muñeca televisiva de feria?
MANUELA TRASOBARES ⇒ No. Y si no he sido tan mediática como otras fue porque se dieron cuenta en Canal 9 de que mi mensaje no convenía. Porque yo hablaba mal hasta de la virgen y de Rita Barberá. Y los que manejan el cotarro en la Comunidad Valenciana, además, te hacen sentir un bicho raro, y te detestan si eres catalana.

Por otro lado, tengo el orgullo de decir que los psiquiatras y psicólogos de la Seguridad Social de Valencia me han dado un 57% de discapacidad mental; casi el 60% de loca. Pues mira, bien, porque para mí ser normal sería una desgracia. Pero no soy imbécil con el coeficiente intelectual que tengo. ¿Qué pasa? Que quieren sujetar mi subjetividad, porque soy una mosca cojonera. ¿Y sabes cuánto dinero me dan al mes por ser discapacitada? ¡Cero patatero! Y es que vivimos en un mundo absurdo. ¿No es para tirar la copa y estrellarla contra el suelo?

Manuela Trasobares: "Ser normal sería una desgracia para mí"

 

SHANGAY ⇒ ¿Qué sientes al ver que nuevos referentes LGTBIQ+ como Samantha Hudson te reivindican?
MANUELA TRASOBARES ⇒ Estoy contenta de ver que gente tan joven lo haga. No la conocía antes de rodar con ella [Una Navidad con Samantha Hudson], y descubrí a una persona con mucha personalidad, muy interesante, que da una visión muy amplia de la sexualidad. Samantha es un ser anárquico, como yo, y ella entiende su modus vivendi y su estética como yo, a su manera. Hace falta gente como ella y como yo.

EL LIBRO VOLUNTAD DE PODER DE MANUELA TRASOBARES ESTÁ EDITADO POR HIDROAVIÓN

MANUELA TRASOBARES OFRECERÁ LA PONENCIA EL DESEO CONDICIONADO POR EL PODER EL JUEVES 11 A LAS 13H EN LA FACULTAD DE BELLAS ARTES DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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