‘20.000 especies de abejas’: un rayo de luz sobre las infancias trans

Temas: Cine, Trans

Ya está en cines 20.000 especies de abejas, la ópera prima de Estibaliz Urresola Solaguren que compitió por el Oso de Oro en el Festival Berlín y donde su protagonista, Sofía Otero, se convirtió en la ganadora más joven del festival por su interpretación.

La cineasta debuta con una película sobre una niña trans y el proceso de aceptación de su familia durante las vacaciones de verano en un pueblo del País Vasco.

 

20.000 especies de abejas es una historia que arroja un rayo de luz sobre un debate que está más presente que nunca y que no deja de cuestionar la vida de las personas trans. Ya sea con la aprobación de la Ley Trans y su posterior polémica, el movimiento TERF o los autobuses tránsfobos que Hazte Oír sacó a las calles hace unos años.

Se llama Cocó pero su familia le sigue llamando Aitor. La protagonista de 20.000 especies de abejas vive el verano más importante de su vida en el que empieza a cuestionarse quién es y por qué no se siente como se supone que tiene que hacerlo.

Atravesando situaciones violentas como acudir a la piscina municipal o a celebraciones familiares, vivimos en los ojos de una niña la realidad de una persona que empieza a transicionar y bucea por el amplio espectro del género.

Acompañada de una siempre magistral Patricia López Arnaiz, que interpreta a una madre que empieza a mirar a su hija con otros ojos, con unos comprensivos, y que quiere entender el viaje de su pequeña por mucho que le cueste o le falte información. Mediante este personaje, Urresola transmite el legado más importante de su película: todos podemos ser esa madre.

Puede que a mucha gente le cueste entender o que no sepa demasiado, pero es tan simple como detenernos un momento y contemplar otras realidades, sin juicios ni prejuicios. Simplemente mirar, escuchar y aceptar.

De esa falta de tiempo para pararnos y comprender es de lo que habla 20.000 especies de abejas, de un mundo atropellado y ruidoso en el que es imposible entender las nuevas realidades. Cocó vive en una familia de padres en medio de una separación, con tres hijos y de un lado para otro, incapaces de detenerse. Por eso encuentra refugio en la tía abuela, una mujer rural que vive de la apicultura y cuya vida va más despacio que la de los demás. Una mujer y un ritmo con la que Cocó se siente mucho más cómoda de ser ella libremente.

La historia nació cuando la directora leyó la carta de suicidio de un adolescente trans en Euskadi en 2018. Su impulso por acercarse y comprender más la situación la llevó a estar en contacto con algunas familias y asociaciones de menores transexuales como Naizen. Su acercamiento a las familias fue el detonante para enmarcar la película en este entorno, en el de una familia tradicional que tiene que comprender esta transición.

Con una sencillez y sutileza que sigue la estela de otras cintas como Cinco lobitos, Verano 1993 o Las niñas, Estíbaliz Urresola Solaguren se postula como firme candidata al premio de dirección novel de los Goya, donde ya parte como favorita tras su paso por la Berlinale.

Y es que es una digna sucesora de esta maravillosa cantera de mujeres directoras que ponen el foco en el mundo rural para hacernos parar y comprender las nuevas realidades que surgen en la vorágine de la ciudad.

20.000 especies de abejas es una película que nos invita a acercarnos a estas infancias, sin mirar a otro lado, y cuya mayor virtud está en la representación y visibilización de dichas historias. Si entendemos que puede haber 20.000 especies de abejas, ¿por qué no entendemos que también las hay de personas?