Rodrigo García estrena hoy, 25 de mayo, la obra Cristo está en Tinder, que permanecerá en la cartelera del Teatro de la Abadía hasta el 11 de junio.
El famoso dramaturgo argentino se une a tres jóvenes actores y un guitarrista para crear una obra que es «inmediata, aparentemente improvisada, impredecible y casual».
Rodrigo García
El espectáculo lo integran tres performers con los que el argentino no había trabajado nunca: Elisa Forcano, Selam Ortega y Carlos Pulpón. «No nos conocemos, y esto me hace sentir curioso y alerta, y algo frágil», asegura el autor.
En la escena les acompañará el guitarrista Javier Pedreira, como un «no-actor» más. Sentado, el músico toca la guitarra eléctrica tumbada horizontal en su regazo, e interviene las cuerdas con objetos cotidianos que él mismo transforma, como cepillos de dientes eléctricos. De este manera, logra un sonido propio, original.
Javier Pedreira, guitarrista.
El centro de Cristo está en Tinder, según afirma Rodrigo García, es la «expectación (que sentimos todos por todos, por saber quiénes somos)». Al dramaturgo le llama la atención el salto generacional que hay entre él y el elenco. «A Elisa y a Carlos les llevo más de veinticinco años, a Selam le llevo casi cuarenta. Hablamos lenguajes tan distintos…»
García incorpora estas diferencias a la obra. «Queda saber si vivimos en el mismo mundo. Supongo que hablamos lenguajes distintos en el mismo mundo. Tengo curiosidad. Por saber cuáles son las intenciones –vitales– de cada uno. Curiosidad y ganas locas de ensamblar nuestras percepciones de la realidad en una sola ficción que llamé Cristo está en Tinder, porque damos por supuesto que está en todas partes».
La obra crea una sinfonía en la que se mezclan las voces del reparto, el texto del autor, la voz anónima de un ordenador y el ambiente sonoro de una guitarra eléctrica tocada de forma original.
Todos estos ingredientes se unen para crear una obra que Rodrigo García describe como «inmediata, aparentemente improvisada, impredecible, casual. Es como tropezar y seguir. Yo diría que por su aspecto es una obra hippie. No me aclaro si neo-hippie, sub-hippie o post-hippie… Cristo, ¿el primer hippie?».
Con estos elementos, y apoyado en la maestría de Carlos Marquerie en la iluminación, el dramaturgo presenta una obra que reflexiona sobre ideas como las redes sociales y la exposición constante. Los actores se presentan en ella como «patanes merecedores del desprecio», que desarrollan la trama sobre el escenario.
Escena de Cristo está en Tinder (Foto: Daniel y Arturo Iturbe)
Rodrigo García es escritor, director de escena, dramaturgo y escenógrafo. Nacido en Buenos Aires, vive desde 1986 en España, donde comenzó su carrera teatral. Es famoso por su estilo provocador y transgresor, que desafía las convenciones del teatro tradicional y trata temas como la violencia, la desigualdad y la identidad, en espectáculos que integran elementos como la música o la performance.
Fundó la compañía La Carnicería Teatro en 1989 en Madrid, y ha colaborado, entre otras instituciones y festivales, con el Centro Dramático Nacional, el Festival de Aviñón o la Bienal de Venecia. En 2009 recibió el Premio Europa Nueva Realidad Teatral, y entre 2014 y 2017 dirigió el Centre Dramatique National de Montpellier, que rebautizó con el nombre de Humain trop humain (Humano demasiado humano).
Ha presentado sus obras en el María Guerrero, los Teatros del Canal, el Pradillo y en muchos teatros y festivales europeos. Varios de sus textos han sido traducidos y algunos, estrenados por otros directores de escena. Están publicados por La Uña Rota y Pliegos de Teatro y Danza.
Cristó está en Tinder se representa en el Teatro de la Abadía DE MADRID del 25 de mayo al 11 de junio