Mucho se está especulando sobre la relación que mantenían el supuesto asesino Daniel Sancho (29) con su víctima, el cirujano colombiano Edwin Arrieta (44), antes de acometerse el cruento crimen. Las primeras informaciones indicaban que se trababa de un crimen pasional de libro. Celos, obsesiones, amenazas, engaños, relaciones sexuales esporádicas, un supuesto amor no correspondido y un «rehén en una jaula de cristal» eran los ingredientes que aportaban a la macabra receta las primeras declaraciones del chef Daniel filtradas desde Tailandia.
Más tarde tanto la familia como los amigos de Edwin y del hijo del actor Rodolfo Sancho coincidirían en admitir que desconocían la existencia de algo más que una relación de amistad entre ambos; es más, aseguraban que a ninguno de los dos se le habían conocido un novio con anterioridad. Ya todo daba igual. Porque, aunque la información sobre la condición sexual de la víctima y del verdugo eran contradictorias; también eran lo suficientemente jugosas como para que los ‘opinólogos’ aportaran al revuelto una dosis extra de lenguaje y clichés homófobos.
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El Periodista especializado en cultura, género, LGTBI+ y VIH, y autor del ensayo No estamos tan bien, Rubén Serrano, ha abierto un hilo en X (anteriormente conocido como Twitter) hablando de como, gracias a “medios cómplices, el asesino está imponiendo su relato de ‘el maricón malvado que descuarticé se lo merecía’”. A partir de esa premisa desgrana como Daniel pretende ganarse el perdón de la opinión pública repitiendo una defensa que su víctima ya no puede desmentir, pero que está calando: “Lo maté con razón, la víctima soy yo”.
Serrano explica como muchos medios le han dado carta blanca al asesino confeso para imponer una narrativa a su favor. “Le dan voz, lo humanizan, las tertulias nos hacen sentir pena por él y señalan a Edwin Arrieta como el verdadero verdugo”, desarrolla el periodista. Sin embargo a Arrieta se le trata casi siempre con desdén, extendiendo el cliché de “un maricón malo’, acosador y obsesionado con Sancho que quería quedarse con el chef a toda costa”. Daniel, sin embargo, es “el guapo heterosexual de bien y decente”. Así, embaucados por la declaración victimista de Daniel, los medios vuelven a reproducir una vez más el estigma de “’marica = pervertido’ y lanzan entre líneas que ‘esto es un error puntual para defenderse del degenerado'».
El caso Daniel Sancho muestra cómo la homofobia puede pasar a ser justicia.
Con medios cómplices, el asesino está imponiendo su relato de “el maric0n malvado que descuarticé se lo merecía” para salvaguardar su imagen pública. Pierde el maric-, gana el famoso. Esto va de poder.
— Rubén Serrano (@RubenSerranoM) August 8, 2023
Siguiendo la misma línea de Serrano, el profesor de la Universidad de Salamanca Jose Antonio Frías ha compartido uno de esos titulares que blanquean la imagen de Daniel en perjuicio de la imagen de Edwin. ‘La amenaza de Edwin Arrieta a Daniel Sancho que hizo que todo saltara por los aires’, ha encabezado una famosa revista española. Frías lo analiza “Me asquea la homofobia que impregna todo lo relacionado con el asesinato cometido por Daniel Sancho. Pobre chico presuntamente hetero que fue pervertido por un marica al que ha tenido que matar para liberarse. Qué asco”.
El crítico de televisión y escritor Alberto Rey también se ha posicionado al respecto. “Cuando asumimos sin rechistar que la revelación de que has tenido relaciones homosexuales es HUMILLANTE pero si son heterosexuales no, mal vamos”. Y advierte. “Lo de Daniel Sancho podría acabar en un caso de ‘gay panic’ delirante. Esperemos que no lleguen ahí porque entonces habrá que dejar las cosas claras”.
Por su parte, el psicólogo y comunicador David Montufo (El Chico Comenta) también señala este caldo de cultivo LGTBifóbico que se está creando alrededor del suceso. “Escucho gente opinando, familiares avergonzados y las redes sociales juzgando el caso de Daniel Sancho y me entristece la homofobia que se desprende”. Particulariza en el programa Código 10 de Cuatro que dedicó un programa especial al caso. “Es curioso cómo algunos profesionales y medios reiteran esa homofobia interiorizada que sigue haciendo tanto daño”.
El periodista Robert Calvo aporta un ejemplo más. “Me parece fortísimo que se llegue a decir en televisión que Daniel Sancho tenía una relación con el cirujano ‘pese a que no se le reconoce homosexualidad’. La homofobia con la que se está tratando este caso es grave”.
Todas estas reflexiones sobre la homofobia que está impregnando el asesinato de Edwin e intentar ser cuidadosos con los discursos que se lanzan es vital. No es la primera vez que el odio y la incomprensión de la sociedad hacia nuestro colectivo se ha saldado con un veredicto equivocado y/o ha marcado el devenir judicial de un crimen. “En España hay otros casos mediáticos con ‘malvados LGTBI+’ como Dolores Vázquez”, recuerda Rubén Serrano. «¿Os acordáis de Dolores Vázquez y de la leyenda de ‘bollera mala’ que se creó en torno a ella en los 90? Pues con Edwin está pasando lo mismo”, arroja el periodista Miguel Frigenti instándonos a aprender y no repetir los errores del pasado. Tomemos nota.