Crítica: 'Prima Facie', una obra emocionante (y necesaria), interpretada por una gran Vicky Luengo

Temas: Teatro, Vicky Luengo

Destinada a convertirse en todo un acontecimiento teatral de la recién inaugurada temporada, analizamos Prima Facie, de Suzie Miller.

Es un monólogo protagonizado por Vicky Luengo que trata un tema de absoluta actualidad, el de las agresiones sexuales a mujeres y las consecuencias que tienen, tanto para ellas como en su entorno.

---

 

 

Hace unos días me senté ante la maravilla que ha inaugurado la temporada teatral del Canal, Prima Facie, de Suzie Miller. Reí, lloré, me revolví en la butaca y me sentí feliz de estar participando en una de esas catarsis teatrales que rara vez surgen, cuando todo un grupo de personas queda prendado sin remedio por lo que está viendo. Es fácil de reconocer tal fenómeno: cuando no se oye ni una mosca en la sala y el público se olvida hasta de toser.

No sé cómo se ha gestado la llegada a España de esta producción, estrenada el pasado año con gran éxito en el West End, pero cuando divisé a la inteligente productora Ana Jelín entre el respetable, me pitó en los oídos que su sabiduría sería una de los culpables del proyecto. Casi no conocía al equipo creativo, y tenía escasa información sobre Juan Carlos Fisher, el director peruano, que parecía estar especializado en musicales: Mamma Mia y Grease han sido sus últimos éxitos en Madrid.

Llegaron estos mágicos instantes que van desde “la representación va a comenzar” hasta la iluminación del escenario; en esta ocasión frío, minimalista y que resultó de lo más expresivo. Pero no dio tiempo a disfrutar la transición. Como un rayo, apareció la que, a partir de ahora, llamaré «la gran» Vicky Luengo. Nos soltó una enorme cantidad de información por segundo, ritmo que macaría la tónica de los siguientes 95 minutos.

Ya estábamos enganchados, y eso que, para los que no habíamos leído casi nada de la función, no era fácil seguir el endiablado ritmo tan contemporáneo. Un compás muy bien apoyado por cierto, por el diverso espacio sonoro de Luis M. Cobo, que en momentos acompaña el protagonismo de la monologuista. Auxiliados por el sabio uso de las luces de Ion A. López, que con mover un par de focos llega a incluir al público en el drama de forma muy natural.

Al poco rato, ya sabíamos que la historia iba de súper abogados triunfadores y denunciantes con pocas posibilidades. La energía de la Luengo traspasó una cuarta pared muy importante en el montaje, para empujarnos al excitante mundo de sex, drugs & rock’n’roll con el que acababan las jornadas laborales en el bufete de alto standing donde trabaja la protagonista.

Para entonces ya había aprendido que la expresión en latín que da título a la obra,»prima facie» (se puede traducir como «a primera vista») se refiere al examen judicial inicial en el que se decide si una demanda tiene pruebas suficientes para proceder a juicio. Lo que nos sorprendió es que también es el juego diario que ocurre en las oficinas de ricos, donde defensor y fiscal se apuestan las primeras copas de la tarde para no quedar el segundo.

Vicky Luengo es Tessa, una ganadora, que ve truncada su vida cuando cae en el otro lado. Y llega el punto de inflexión donde los trucos teatrales pierden importancia y la emoción se convierte en principal protagonista. Se comienza a reflexionar sobre el maltrato que la mitad de la población lleva sufriendo desde que el mundo es mundo.

La transformación actoral que ocurre a media representación es algo magistral; cómo se reservan una serie de colores en el registro y se va soltando humanidad a raudales con cuentagotas deja boquiabierto. Esto es, sin duda, obra de la dirección de Fisher, que raya la perfección. Aplaudo sin reparos esta capacidad de dosificar emociones cuando se están entregando datos tan sumamente delicados.

A estas alturas de la obra entramos ante un mundo absolutamente femenino, del que los tíos no entendemos un pijo, aunque nos creamos supersolidarios y custodiemos a nuestras compañeras hasta las más íntimas consecuencias. Se habla con valentía de ¡solo sí es sí!, en palabras del director, “en un mundo que está construido para que no todos seamos iguales en libertad, derechos y posibilidades”.

La gran Vicky Luengo nos saca los colores dentro de una sociedad patriarcal enferma, todavía muy viva y presente en el día a día, a la que hay que recriminar hasta la saciedad. Aún nos queda mucho que recorrer, y este crudo y políticamente comprometido texto de la australiana Suzie Miller forma parte del camino.

Esta es una de esas obras que deberían ser obligatorias en todos los institutos del país; aprender con algo tan bueno sería un tremendo gustazo.

⭐⭐⭐⭐⭐