Promotor nocturno reconvertido en coach emocional, Pedro Serrano ha encontrado en Asilah, en Marruecos, el refugio perfecto para llevar una vida más contemplativa.
El contacto con la naturaleza y el reposado ritmo de vida de Asilah le permiten desconectar de su realidad en Madrid, siempre frenética. Además, por su trabajo como coach, encuentra allí el ambiente perfecto para dedicarse más tiempo a sí mismo, abrazar otra cultura y disfrutar de planes muy distintos.
De siempre ha sido un gran viajero Pedro Serrano, que durante décadas fue uno de los promotores nocturnos más destacados de Madrid, y que hace seis años decidió dejar la noche y abrazar el día, esta vez como coach LGTBIQ+ emocional y ejecutivo. Su flechazo con Marruecos se inició hace quince años, y desde entonces no ha dejado de visitarlo regularmente (“si es que en avión está más cerca que Segovia”).
Llegó un momento en que quiso tener un lugar donde poder pasar temporadas, y fue en Asilah donde decidió crear un hotel boutique, Dar Badia, que se convirtió en una especie de segunda casa. “Al principio, me enganchó el exotismo de esa pequeña ciudad, y también su poso histórico”. Asilah, a tan solo 45 kilómetros al sur de Tánger, cuenta, efectivamente, con una rica historia que se remonta a la época fenicia. Por su posición estratégica frente al mar, fue un puerto importante, y también fortaleza para distintas civilizaciones.
Esa riqueza cultural es un gran atractivo para el turista, y también para Pedro, que tras vivir un tiempo en Cancún (México), se dio cuenta de que le atraía más el modo de vida marroquí. “Los códigos son muy distintos, tanto en el trato como en la forma de trabajar. Allí te dicen ‘la prisa mata’, y con el tiempo me he dado cuenta de la razón que tienen. Disfruto mucho la vida contemplativa que me facilita”. Tras muchos años dedicado a la noche, con el desenfreno que conlleva y el estrés que genera organizar eventos y regentar clubs, a Serrano el cuerpo le pedía más tranquilidad, una vida más reflexiva.
Asilah era el lugar perfecto para tenerla. Y en ese hotel boutique (“que se tardó en construir el doble de lo previsto”), que alquila a través de Airbnb, descansa durante temporadas y acoge también a amigos que buscan vacaciones chill. “Imagínate vivir junto a una muralla del siglo XV, a apenas cien metros del mar, es increíble”, dice. Además, está un paso de Tánger, otra ciudad que le fascina, y a la que se va cuando el cuerpo le pide algo más de movimiento y vida nocturna. “Ha pegado un gran cambio en la última década. Ahora está mucho más bonita y verde, y con una gran oferta de ocio. Aunque también es cierto que zonas como la nueva del puerto, con bares de ensueño y zonas chill, han perdido parte de su personalidad… Me atrevería a decir que se va a convertir muy pronto en una de las ciudades más importantes del norte de África”.
¿Cómo vive un hombre gay estar en un país en que la homosexualidad puede ser penada con hasta tres años de cárcel? “La realidad es que todo está mucho más relajado de lo que pueda parecer”, asegura. “La llegada de aplicaciones como Grindr ha ayudado. Puede que la mayoría de perfiles muestren paisajes y torsos, no caras, pero lo cierto es que no resulta nada complicado ligar”. Así que siempre reina una enorme discreción. “En Asilah, sin duda. En Tánger es distinto, se nota que las cosas están cambiando mucho. Hasta el punto de que hay locales donde predomina el público gay, y es algo que ya aparece incluso en las guías. A mí me ha llegado a sorprender que algunos hombres me hayan entrado directamente en ese tipo de sitios, porque de primeras no te lo esperas”.
Agradece el cambio de una escena LGTBIQ+ como es la madrileña, porque ahora lo que él busca ante todo tranquilidad, y siente que allí todo es más relajado, también a la hora de ligar. “Me preocupa mucho lo habitual que es el chemsex, en Madrid, por ejemplo. Yo estoy en otra cosa, y eso sí lo encuentro en Marruecos, ahora que ya no es tan peligroso para nosotros”.
Pedro Serrano comenzó a formarse como coach en 2014, «en ese momento lo hice a nivel personal, para mi desarrollo«. Dejó la noche en 2018 y se marchó a Cancún, donde abrió su primera consulta. La pandemia, que ya le pilló en España, le obligó, como a todes, a un punto y aparte forzoso. Una vez regresó la normalidad, volvió a la actividad como coach emocional y ejecutivo para empresas y particulares. «Después de casi treinta años dedicados a la noche (algo que volvería a hacer sin pensarlo si volviera a nacer), con más de cincuenta que tengo sentía que me tocaba un cambio«, cuenta. «Eso sí, la noche solo me dio satisfacciones y la oportunidad de conocer a gente maravillosa».
Cuenta que el coaching le ha permitido volver a ilusionarse y marcarse nuevos objetivos profesionales, algo que siente que es my positivo para él. «Aprendo ayudando», explica. «Sigo formándome y no dejo de aprender, es maravilloso. Además, haber tratado con tanta gente en mi época de «tabernera» he comprobado que me dio mucha base a la hora de ejercer como coach«. El proceso de adaptación a esta nueva profesión confiesa que ha sido gradual. «Uno de los retos más importantes a que me enfrenté fue el de creérmelo yo», dice. «Ese saboteador interno que todos tenemos me repetía «coño, Pedro, ¿ahora te metes en algo nuevo cuando la gente ya te conoce por la profesión de promotor, a la que has dedicado tanto tiempo de tu vida?». Por suerte, el síndrome del impostor fue desapareciendo, y la gente fue viendo claro que mi cambio ha sido para mejor«.
Nuestro protagonista nos cuenta cuáles son los cinco lugares que no puedes dejar de visitar en Asilah y Tánger.
CASA GARCÍA
“Es un sorprendente, por inesperado, restaurante en Asilah. Porque nunca te imaginarías encontrar allí un lugar donde comer platos españoles tan deliciosos”.
DAR AL MAAHREBIA
“Como apasionado de la cocina marroquí, siempre recomiendo este restaurante. Es pequeñito y muy auténtico, y el trato es exquisito. Además, hablan español”.
PLAYA BRIECH
“Está a apenas cinco minutos de Asilah, y es una playa inmensa, de arena muy fina y con unas vistas increíbles. Además, tiene uno de mis chiringuitos favoritos”.
THE TANGERINN PUB
“Para empezar, sorprende que suene música electrónica, algo nada habitual en los locales de Tánger. El ambiente es modernito, y hay algo de mariconeo también”.
CINEMA RIF
“Es un antiguo edificio art decó restaurado, con un rollo bohemio, y es sede de la Cinématèque de Tánger. Para mí es siempre parada obligada cuando visito la ciudad”.
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