Andrea Jiménez fascina con 'Casting Lear': "Mi padre me repudió por elegir dedicarme al teatro"

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Andrea Jiménez cerró la etapa de la compañía Teatro en vilo y ahora se enfrenta al proyecto más especial –por personal– de su carrera. Con Casting Lear presenta una muy original adaptación del clásico Rey Lear, de Shakespeare, que tras su exitoso estreno, con grandes críticas, llega al Espai Lluire del Teatre Lluire de Barcelona, del 13 de noviembre al 1 de diciembre. Después, regresará del 19 de diciembre al 5 de enero de 2025 al Teatro de la Abadía de Madrid.

Al ver los paralelismos con su experiencia vital, decidió que era el momento de verse cara a cara con dolorosos fantasmas de su vida, en concreto, la relación con su padre. De manera que en la obra se convierte en una Cordelia que buscará en las tablas la reconciliación con esa figura paternal con la que mantiene una relación muy complicada. “En esta obra no he querido exponerme hasta niveles extremos”, explica, “porque quiero que el público se pueda identificar con lo que cuenta y también por proteger mi intimidad. Pero ya es bastante, porque me genera un conflicto importante lo que se cuenta en ella”.

SHANGAY ⇒ ¿Cómo nace Casting Lear?
ANDREA JIMÉNEZ ⇒ Hace años que sabía que tenía que unir las historias de Rey Lear y la mía con mi padre. Cuando la leí no es que me viera identificada, es que directamente hablaba de mí. Mi padre me repudió por elegir dedicarme profesionalmente al teatro; literalmente, me dejó de hablar. Es todo lo trágico y exagerado que pueda parecer. En una de las conversaciones que hemos tenido en los últimos diez años me dijo: “¿Sabes lo que es una tragedia? Pues así va a terminar la historia de esta familia”. Desde entonces he hecho todo lo posible para evitar que suceda, a pesar del nivel de épica de mi padre. Saber cuánto hay de real y cuánto de ficción en el personaje de la obra es algo con lo que sigo negociando. Pero esto no quiere ser un acto de venganza, lo tengo claro. Para mí, Rey Lear es una obra sobre el perdón, y la mía es una reflexión sobre cómo perdonar. Busca ser un acto de reconciliación en que la otra parte no está directamente en la conversación, y ha sido sustituida por un montón de hombres a los que voy a enfrentar a esa pregunta.

«Tengo más necesidad de nombrarme como directora que como lesbiana, porque eso es obvio»

SHANGAY ⇒ El planteamiento es curioso. Cada noche interpretará a Lear un actor distinto, entre los que están Luis Zahera, Alberto San Juan, Miguel del Arco, Ernesto Arias, Andrés Lima, Jesús Noguero, Adolfo Fernández o Leo Bassi, y a los que tú vas dirigiendo en escena. ¿Cómo los elegiste?
ANDREA JIMÉNEZ ⇒ La premisa principal era que tuvieran la edad de mi padre (como mínimo, 52 años) y que pudieran hacer de Lear. Yo, que he vivido siempre entre lesbianas, con mi propia compañía, no me había relacionado con hombres mayores, ni he trabajado con ellos. Me sentía amenazada por ellos, y ahora estaré con uno distinto en cada función, en lo que siento como un acto de amor enorme, porque se ponen en manos de una desconocida a vivir una experiencia única.

SHANGAY ⇒ ¿Te estás reconciliando entonces con el hombre heterosexual?
ANDREA JIMÉNEZ ⇒ Es algo que llevo intentando hacer toda mi vida [risas]. Ya lo evidencié con Man Up, en que se trataban muchos temas relacionados con el padre y se planteaban muchas preguntas sobre el perdón. Es algo que en esa obra se abordaba tangencialmente desde una actitud más sociopolítica. Obviamente, aquí también hay una perspectiva política. Porque ya solo que una mujer joven dirija a un actor mayor de renombre es subversivo, no suele pasar. Porque lo normal sería que él interpretara a un profesor y yo a una alumna, o que él fuese el director y yo la actriz… Dirigir es un acto de cuidar, y en este caso lo hago yo.

«Llevo intentando reconciliarme con el hombre heterosexual toda mi vida»

SHANGAY ⇒ ¿Cuánto hay de ti como mujer LGTBIQ+ en este montaje?
ANDREA JIMÉNEZ ⇒ Está latente, pero no he planteado un relato sobre ello. Cordelia representa la docilidad, la bondad, es la buena hija y, obviamente, es algo que me incendia. En todos los shows que he hecho hasta ahora he podido nombrarme como bollera. Ahora tengo más necesidad de nombrarme como directora que de reclamarme como lesbiana. Porque siento que es algo obvio [risas].

SHANGAY ⇒ ¿Vas a invitar a tu padre a ver la obra?
ANDREA JIMÉNEZ ⇒ No lo sé. Es una pregunta que me ha atravesado durante todo el proceso: «¿Cuándo le voy a llamar para contarle que voy a hacer esto?». No he sido capaz de llamar. Lo que va a pasar es un capítulo por escribir. Hacer esta obra, con tanto amor y verdad, todos los días en el teatro me obliga a no retractarme ante su mirada, que es lo que he hecho toda la vida. Supone un cambio paradigmático en la relación, y no sé cómo lo va a entender él cuando le llegue la información. Espero haberme fortalecido para cuando eso pase. Claro que también puede pasar que se la sude, que ni venga ni le interese.

«Les persones queer desafiamos ampliamente lo que se dice en ‘Rey Lear’: “De nada no sale nada”»

SHANGAY ⇒ ¿Fue más duro en tu caso decirle que te ibas a dedicar al teatro que salir del armario como lesbiana?
ANDREA JIMÉNEZ ⇒ Fue un poco un combo, pero mucho peor lo del teatro que lo de ser lesbiana. Para él, que sea lesbiana es un poco consecuencia de que me dedique al teatro [risas]. «Esa gente que no tiene destino, no saben quién son y desafían todo lo que han aprendido». Realmente, todes les persones queer desafiamos ampliamente lo que se dice en Rey Lear: «De nada no sale nada». Para nosotres, de nada sale esto que somos. ¿Qué pasa si, ahora que tengo una voz una voz más adulta, puedo hablarle a mi padre, a los padres del teatro y a los mayores? ¿Puedo hacerlo sin miedo a que su autoridad me amenace? Pues igual ahora puedo mirarles frente a frente, que era mi aspiración.

SHANGAY ⇒ Es evidente que esa lucha por lograr la igualdad es muy dura…
ANDREA JIMÉNEZ ⇒ Hombre, mira el mundo. Por eso sigues en la lucha, porque permaneces en el ninguneo. Cuántas veces te dicen que lo que has hecho aún no es nada… Esa pelea está ahí.