Planet Fitness es una conocida marca de gimnasios que cuenta con más de 2.400 centros repartidos por todo Estados Unidos. Recientemente, se vio envuelta en una polémica que hizo que se posicionara a favor del colectivo trans. Este apoyo ha hecho que reciban amenazas de bomba y que pierdan 400 millones de dólares, según un informe de Fox News.
Todo comenzó el pasado mes de marzo en uno de sus gimnasios en Fairbanks, Alaska. Allí, una usuaria de Planet Fitness, Patricia Silva, grabó y difundió sin consentimiento un vídeo de una persona que ella supuso que era trans en el vestuario femenino. Después de que esto ocurriera, el gimnasio la expulsó y se solidarizó con el colectivo trans.
Esto supuso que 42 gimnasios recibieran amenazas de bomba, algo que ha alertado a toda la red de Planet Fitness. En respuesta a las críticas y amenazas, un portavoz de la cadena ha reiterado su defensa del colectivo. «Nuestra política de no discriminación por identidad de género permite que los miembros e invitados utilicen las instalaciones que mejor se ajusten a su identidad de género sincera y autodeclarada”, sentencia.
El incidente tránsfobo en Alaska no ha sido el único. En otro gimnasio, localizado en Gastonia (Carolina del Norte), Christopher Miller fue arrestado por exhibicionismo después de entrar desnudo al vestuario de mujeres. Miller se justificó alegando que lo hizo porque se identificaba como mujer, aunque no existen registros previos que ratifiquen esta afirmación.
A pesar de estos conflictos y de la pérdida económica, Planet Fitness mantiene su política de tolerancia cero con actitudes de este tipo en sus instalaciones. Algo a aplaudir.