Rusia ha dado un nuevo paso en su cruzada contra los derechos del colectivo LGTBIQ+ al aprobar un proyecto de ley que pretende prohibir la adopción de niños rusos por personas de países que permitan la transición de género. Es decir, esta medida afectaría a cualquier persona de naciones donde se autorice «el cambio de sexo a través de intervenciones médicas o el uso de medicamentos» o que admitan la modificación del género en documentos oficiales.
La aprobación preliminar de esta ley llega un año después de que Rusia ilegalizara cualquier tipo de tratamiento de reafirmación de género para personas trans, y reforzara su postura ultraconservadora en materia de derechos humanos. El presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin, justificó la nueva norma alegando que «protegerá» a los menores de ser adoptados por familias en países como Estados Unidos y Europa que permiten la transición de género o el matrimonio entre personas del mismo sexo, y a los que calificó como «enfermos».
“Con esta ley, estamos protegiendo al niño, estamos haciendo todo lo posible para que el niño no termine en un país donde se permite el matrimonio entre personas del mismo sexo y el cambio de sexo”, declaró Volodin, tras la aprobación de este proyecto de ley, el miércoles 25 de septiembre. Para que el presidente Vladimir Putin pueda convertirlo en ley, todavía tiene que pasar por dos lecturas más y ser aprobado por la Cámara Alta.
En los últimos doce años, la adopción de niños rusos en otros países ha disminuido drásticamente. La causa podría ser que se aprobó una ley que prohibía a los estadounidenses adoptar niños rusos en 2012. Según cifras oficiales, solo seis niños fueron adoptados por ciudadanos extranjeros el año pasado.
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