Todavía nos cuesta creernos lo que ha pasado. Nunca hubiéramos imaginado tener que escribir estas líneas: nuestro querido amigo, compañero y socio de Shangay Alfonso de Ramos falleció el pasado martes 11 de febrero de un infarto cerebral. El dolor y la tristeza que sentimos es tan grande que es difícil de expresar con palabras. De hecho, han tenido que pasar unos días para que pudiéramos poner orden en nuestros corazones y nuestras cabezas y poder rendirle este pequeño homenaje.
Porque Alfonso era una de las mejores personas que se han cruzado en nuestro camino. Los adjetivos de generoso, entrañable, dispuesto, trabajador, inteligente, divertido… se quedan cortos para definirle. Lo sabemos bien sus compañeros de Shangay y la multitud de amigas y amigos que nos acercamos a despedirle el miércoles pasado en el Tanatorio de San Isidro, colapsando salas y pasillos. Porque para Alfonso su familia y sus amigos éramos lo primero.

Nuestro socio, compañero y amigo Alfonso de Ramos.
Tenía esa maravillosa habilidad de llevarse bien con todo el mundo, de que a cualquiera que le conocía se le dibujara una sonrisa al hablar de él. En sus épicos cumpleaños nos juntaba a todos: hermanos, hermanas, sobrinos, compañeros del colegio y la universidad, compañeros del prestigioso bufete de abogados en el que trabajaba, sus compis de G Madrid Sports, sus churris, sus exchurris, sus Shangayers… El 5 de marzo iba a cumplir 49 años. No te hemos contado que Alfonso era abogado, muy bueno, valorado tanto por sus compañeros de profesión como por sus socios en Kennedys.
El destino quiso que uno de nosotros (Alfonso Llopart) se encontrara en Lisboa cuando recibimos la terrible noticia. Estaban allí reunidos Juan Carlos Alonso, coordinador general del MADO, y nuestro otro Alfonso con el presidente de EPOA, Patrick Orth, y nuestros compañeros de Variaçoes que organizan el EuroPride en Lisboa este año. Les contamos cómo fue precisamente Alfonso el abogado que ganó el juicio contra un malhechor que registró la marca EuroPride en España para que no pudiéramos celebrarlo cuando Madrid ganó la candidatura en 2007, recuperando la marca para EPOA, su legítimo creador y dueño. Hace unos años, Alfonso también nos sacó del atolladero en el que nos había metido otra persona que no merece la pena ni nombrar y que fue a por nosotros.

Alfonso de Ramos, Alfonso Llopart y Nacho Fresno.
Desde entonces, se convirtió en nuestro ‘socio en la sombra’, como a él le gustaba definirse. Pero nunca estuvo en la sombra, porque él era un ser de luz. El hueco que deja es enorme, y nos deja desconsolados a familia y amigos. Su adorada hermana Macu esta mañana nos ha mandado este hermoso poema que intentaremos interiorizar para hacer que la pérdida sea menos dolorosa: “Puedes llorar porque se ha ido, o puedes sonreír porque ha vivido. Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva, o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado; tu corazón puede estar vacío, porque no lo puedes ver, o puede estar lleno del amor que compartiste. Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda, o puedes hacer lo que a él le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir”.
Hasta siempre Alfonso, compañero, amigo.