Marta Belenguer: "A las señoras mayores se nos considera interesantes en el teatro, ya era hora"

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Una actriz no se encuentra a menudo con la posibilidad de protagonizar un texto de Harold Pinter. Cuando la directora Beatriz Argüello le ofreció a Marta Belenguer protagonizar Viejos tiempos, obviamente, no dudó un segundo en aceptar. Un reto importante con, además, dos compañeros de reparto como Ernesto Alterio y Mélida Molina, que se representa en el Teatro de la Abadía de Madrid.

Le ha pillado a la valenciana afincada en Madrid Marta Belenguer –que en el Festival de Málaga presentará la película de Javier Polo Pequeños calvarios– en un momento que asegura es muy bueno, tanto a nivel personal como profesional, y celebra formar parte de una función como Viejos tiempos justo ahora. «Ante todo, tengo 55 años, y mucho pasado», afirma. «Los tres son personajes de esa edad, y eso me parece superinteresante. Es un texto en el que Pinter plantea un laberinto, una especie de reconstrucción del pasado, que cada personaje plantea de una manera, y de ahí surge el conflicto», explica.

En la obra, Belenguer interpreta a Anna, que llega a casa de su antigua amiga Kate (Molina) y su marido (Alterio). Su encuentro les lleva a recordar sucesos del pasado, en una función en donde los silencios son tan –o más– elocuentes que las palabras. Y cada recuerdo cobra un valor diferente en función de quien lo cuenta, dando lugar a situaciones llenas de tensión: «El pasado se convierte en un arma arrojadiza, porque la de uno confronta la de otro; utilizan la memoria para enfrentarse entre ellos. Los tres están más aferrados al pasado que al presente».

Una función que en 2012 se vio en Madrid interpretada por Emma Suárez, Ariadna Gil y José Luis García Pérez , y que en esta nueva versión confirma, una vez más, que es un texto absolutamente atemporal.

SHANGAY ⇒ Qué bien poder interpretar un personaje de tu edad, ¿verdad?
MARTA BELENGUER ⇒ Sí, porque eso te permite hablar un poco de tu realidad, en cierta manera. La realidad está cambiando: cada vez vemos a más autoras, más directoras… Lo hemos visto hasta en los Óscar con La sustancia. Hay una conciencia, ganas y una necesidad de saber lo que nos pasa a las mujeres de más de cincuenta, que hasta hace poco no existía. A las señoras mayores se nos considera interesantes, ya era hora [risas].

«Mi personaje ha romantizado mucho lo que vivió cuando era más joven, y yo también»

SHANGAY ⇒ ¿Qué hace especial esta obra para ti?
MARTA BELENGUER ⇒ Una de las cosas que más, que habla de un triángulo amoroso. Están muy presente la sexualidad y los géneros. Tal como se conocían en los 70, cuando se escribió la obra: el masculino y el femenino, el hombre y la mujer. Bueno, por desgracia, últimamente, hay que gente que también lo reivindica así… Mi personaje es muy ambiguo y llega a dinamitar el presente de los otros dos, porque quiere recuperar a ese objeto de deseo que es Kate. El hombre siente tambalear sus cimientos porque llega una mujer sofisticada que quiere revivir tiempos pasados. Hay escenas muy morbosas, porque se siente algo sexual que subyace, pero planteado en modo muy polite, muy inglés. Puede que las dos mujeres tuvieran algo en el pasado, y eso revuelve a Deeley. De manera que ambos pelean por ese objeto de deseo.

SHANGAY ⇒ ¿Qué tal te llevas con tu personaje?
MARTA BELENGUER ⇒ Me he peleado con él, porque no tiene nada que ver conmigo. Tenemos cosas en común, porque ella es muy nostálgica como yo, vive muy aferrada a su pasado, ha romantizado mucho todo lo que vivió cuando era más joven, y yo también lo he hecho. Por otro lado, tenemos en común que yo soy también muy de dinamitarlo todo. Cuando veo a mi alrededor algo que está muy estancando y aburrido, llego y digo «venga, va que corra el aire». Pero en las formas no tenemos nada que ver; ella es muy inglesa y yo, muy levantina [risas]. He tenido que trabajar el personaje de un modo más mental, menos visceral. Me ha costado, no lo voy a negar, pero ya está hecho. Y no sabes lo que aprendo además de mis compañeros de reparto todos los días…

SHANGAY ⇒ Llevas una buena racha profesional, ¿verdad?
MARTA BELENGUER ⇒ Sí. He estado muchos años criando a mis dos hijos, que ahora son adolescentes, y ya me apetecía marcha. Nunca he dejado de trabajar, pero si hacía teatro, por ejemplo, solo aceptaba Madrid, nunca me iba de gira; si me ofrecían una película fuera, decía que no… Admiro a las amigas que sí podían seguir con este ritmo, pero yo no me veía capaz. Bueno, voy a ser buena conmigo misma: lo gestioné como pude y me organicé bien. Pero sí, ya tenía ganas de hacer cosas que me sacaran de mi zona de confort, que me permitieran viajar por fuera y por dentro, y por suerte han ido saliendo.

SHANGAY ⇒ Mirando atrás, ¿cómo recuerdas esa época de gran popularidad que viviste gracias a series como Camera Café y Aquí no hay quien viva?
MARTA BELENGUER ⇒ Qué fuerte, nunca me había parado a pensarlo… Echo de menos esa época, pero no por la popularidad de la tele. Llevaba solo unos pocos de años en Madrid, porque me vine tarde, casi con 30 años, y se me abrió un mundo. Madrid fue como «¡guau!». Empezaron a pasarme cosas preciosas, y las que más recuerdo y más añoro tienen que ver con lo personal. Porque para mí es más importante la vida que el trabajo; soy feliz interpretando pero valoro siempre más la gente maravillosa que ha estado en mi vida. Fue una época preciosa: recién llegada a Madrid, recién enamorada, viviendo noches increíbles… Y sí, todo eso acompañado de Camera Café y Aquí no hay quien viva. Pero no lo sentí como «ay, me he hecho famosa», sino como «¡qué guay, estamos haciendo algo en equipo que mola mogollón!». Además, siempre he llevado bien que la gente me reconozca por la calle; me siento agradecida de que se acuerden de mí. Claro, con este pelo, ¿cómo no se van a acordar? ¿Quiero pasar desapercibida? Pues no.