Quedan poco más de dos semanas para que podamos disfrutar de Eurovisión. Sin embargo, la emoción de la recta final ha quedado en un segundo plano después de saber que el festival prohibirá que los artistas lleven banderas LGTBIQ+. La televisión pública danesa DR hizo pública la decisión de la UER, que solo permitirá que los participantes suban al escenario la bandera de su país.
La norma, diseñada “para crear claridad y equilibrio”, solo afectará a los participantes, mientras que el público sí podrá portar las banderas que quiera. La prohibición se mantendrá en todos los eventos de la UER, incluido el desfile de banderas que tiene lugar al inicio de la gran final.
Precisamente, el desfile es el momento elegido por muchos participantes para reivindicar diferentes causas. De hecho, Nemo, ganadore de Eurovisión 2024, aprovechó ese instante para mostrar la bandera no binaria, frente a los 163 millones de personas que sintonizaron Eurovisión desde sus casas.
Desde la UER argumentan que quieren “evitar los mensajes políticos en el certamen”. Para garantizar que los 37 participantes cumplan con la norma, la emisora suiza encargada de esta edición, SRG SSR, distribuirá las banderas a los representantes durante el desfile. Han advertido que confiscarán las banderas de los artistas que no respeten la nueva medida, y que “se podrían aplicar consecuencias adicionales”, aunque no las han especificado.
Eurovisión ya había prohibido con anterioridad exhibir algunas banderas: el año pasado vetó la de Palestina, y en 2016 –por error– incluyeron la ikurriña en la lista negra en la que se encontraban banderas como la del Estado Islámico. Si estas prohibiciones ya causaron polémica, la decisión de este año ha disgustado a muchos eurofans, ya que muchos seguidores del festival forman parte del colectivo LGTBIQ+.