El tenor de San Sebastián se hizo la ‘bilbainada’ de estar casi dos horas sin parar de cantar en el precioso Teatro Victoria Eugenia. Mientras otros cantantes se refugian en las partes pianísticas u orquestales, el cantante donostiarra –que está viviendo su consagración internacional con una madurez y naturalidad asombrosa– atacó un programa ecléctico, nada fácil, que fue de Tosti a Sorozábal, pasando por Donizetti, Bellini, Hahn o la preciosa nana en euskera Aurtxo Polita, con la que Xabier Anduaga emocionó hasta las lágrimas al público que abarrotaba la sala, pues las entradas se agotaron a las pocas horas de que la Quincena Musical de San Sebastián abriera la taquilla hace meses.
Anduaga podría haberse refugiado en su pianista, un soberbio, sublime, Maciej Pikulski –que nos regaló dos inmensos momentos él solo en la velada– y no terminar extenuado tras las más de dos horas de concierto. Pero el tenor optó por darlo todo. Esos dos preciosos momentos al piano (Paráfrasis de concierto sobre Rigoletto, de Liszt, y Serenade, de Schubert en el arreglo de Liszt) fueron la antesala de otros dos puntos álgidos de la noche.

Xabier Anduaga y Maciel Pikulski, en la Quincena Musical de San Sebastián. Foto: Quincena Musical-Iñigo Ibáñez.
Comenzó el recital con canciones de Paolo Tosti, continuó con Bellini para llegar a Una furtiva lagrima íntima, casi de autor, de L’elisir d’amore de Donizetti, ópera que tantos éxitos le ha dado por el mundo a este cantante que, a sus treinta años, es una de las grandes estrellas mundiales de la lírica. Con ella debutó en el MET de Nueva York. En esos momentos iniciales ya había demostrado, una vez más, toda la potencia de su instrumento.
Regreso a ‘Traviata’ tras triunfar en el Teatro Real
Todo iba perfecto hasta que, tras la citada Paráfrasis de concierto sobre Rigoletto la noche se torció, por primera vez, y cambió de rumbo: lo perfecto pasó a ser sublime con su Edgardo de Lucia di Lammermoor. Fue un primer punto de inflexión. Terminó el primer acto con su soberbio Alfredo de La Traviata, pocas semanas después de haber cerrado la temporada del Teatro Real arrasando noche tras noche en el coliseo madrileño con esta obra maestra de Verdi.
En el segundo acto, tras los Tre sonetti di petrarca de Lizst todo volvía a ir perfecto hasta la que noche volvió a torcerse tras Serenade de Schubert/Liszt: con Hahn volvimos a girar a lo sublime. La excelencia volvió a sobrevolar el patio de butacas del Victoria Eugenia. Fue el segundo momento de una noche en la que, por tres veces, todo iba perfecto hasta que todo se torció; como el Il Gattopardo, todo cambió para que todo siguiera siendo igual. Todavía quedaría, en las propinas, otro por llegar.
Para cerrar el programa oficial, Anduaga hizo lo que han hecho todos los grandes cantantes españoles, de los que él es legítimo heredero: defender y reivindicar la zarzuela con Flor roja de Los gavilanes, del maestro Guerrero y No puede ser, de La tabernera del puerto, de Sorozábal, donostiarra como él. El País Vasco siempre ha sido terreno abonado para el género lírico español, pues aquí se han vivido históricas noches de zarzuela. Con estas dos romanzas, esta noche se suma a ellas. Plácido Domingo, Alfredo Kraus, Teresa Berganza, Montserrat Caballé… reinaron en las grandes casas de ópera del mundo, y todos ellos llevaron la zarzuela por bandera a lo largo y ancho del planeta. La historia continúa.
Para cerrar la noche, ya fuera del programa oficial, al igual que otra leyenda, Pavarotti, Anduaga fue a la canción napolitana con una primera propina: un delicadísimo O sole mio, de di Capua . Todo volvía a ir perfecto hasta que, por tercera vez en la velada, todo se volvió a torcer para regresar a lo sublime con Aurtxo Polita. Jugaba en casa y esta nana, aquí, aún emociona más de lo que emociona en cualquier otro escenario.
Como tercera propina, para terminar esta ‘bilbainada’ de estar más de dos horas sin parar de cantar, un bolero: Júrame. No hace faltar jurar nada para comprobar que con Xabier Anduaga nos quedan muchas noches gloriosas por vivir. Este concierto, en formato pequeño, en la Quincena Musical de San Sebastián lo certifica.

Anduaga arrasó ante un aforo completo en el Victoria Eugenia. Foto: Quincena Musical-Iñigo Ibáñez.