Hay días en los que una ciudad parece detenerse para escuchar algo importante. Y este sábado, en Cupra City Garage Madrid, la conversación más honesta del colectivo LGTBIQ+ no estaba en una pantalla, ni en un hilo viral, ni en un directo improvisado. Estaba en una sala llena de gente de todas las edades, respirando como comunidad.
Orlander, organización para el bienestar integral del colectivo LGTBQI+, celebraba la cuarta edición de su Open Day. Un encuentro que apostó por algo casi contracultural en tiempos de ruido digital: parar, hablar y escucharnos de verdad.
Desde primera hora, el ambiente dejaba claro que este no era un evento para teorizar desde la distancia, sino para mirarse de frente. Como explicó Fabri Orlandi, CEO y fundador de Orlander: “Necesitamos espacios donde podamos hablar de lo que realmente nos atraviesa. No solo ocio: conversación, reflexión y comunidad. Si no generamos estos lugares, nos los quita el ruido de fuera”.
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La primera conversación de las dos mesas redondas, reunió al sexólogo Andrés Suro (Demorsex), la psicóloga y sexóloga Elena Gutiérrez, la actriz, guionista y directora Rocío Saiz y el creador de contenido Edgar Panisello, que abordaron una pregunta que sobrevuela al colectivo desde hace tiempo: cómo construir vínculos más sanos, más serenos y menos condicionados por expectativas irreales. No hubo dramatismos, pero sí claridad. “La mayoría aprendimos a relacionarnos desde la defensa, no desde la apertura”, señaló Suro. Panisello, en su línea sincera y cotidiana, recordó que “a veces confundimos intensidad con conexión”. Y Gutiérrez insistió en que la salud emocional empieza “cuando dejamos de buscar versiones de nosotros mismos que encajen”.
La segunda de las mesas puso sobre la mesa uno de los temas que más importan al colectivo y que siguen generando conversación: El amor en los tiempos de las redes sociales y de las apps. El psicólogo y terapeuta de pareja Adrián Chico, la coach y terapeuta transpersonal Eugenia Torresi y los psicólogos Carlos y Nico Caballero ofrecieron una visión amplia y matizada. Chico apuntó una idea que resonó en el público: “Las apps no son el enemigo. Lo complicado es cuando depositamos en ellas necesidades que no hemos sabido gestionar fuera de la pantalla”. Torresi puso el foco en la vulnerabilidad de las primeras experiencias afectivas para muchas mujeres del colectivo. Y Nicolás aportó la perspectiva interna del mundo digital recordando que “la tecnología no determina el vínculo, pero sí moldea el contexto”.
Entre reflexión y reflexión, el CEO de Orlander recordó el propósito de la iniciativa: “No queremos dar respuestas cerradas, sino abrir conversaciones. La mayor parte del dolor del colectivo viene de haber tenido que esconder quiénes somos durante demasiado tiempo. Estos espacios son para lo contrario: para mostrarnos.”
El evento, además de formativo, tuvo carácter solidario, y parte de lo recaudado se destinó a COGAM.
La jornada terminó con la misma energía con la que empezó: conversaciones espontáneas, intercambios de contactos, gente que llegó sola y se fue acompañada… En un tiempo donde casi todo ocurre tras una pantalla, el Open Day volvió a recordar que las conexiones presenciales siguen siendo insustituibles.
Una frase del propio Orlandi podría resumir el espíritu del día: “Cuando la gente se encuentra sin miedo, pasan cosas. Y eso es lo que intentamos facilitar.












