Ya se han estrenado en Netflix las tres partes de La calle del terror, basadas en los libros de R.L. Stine. Los filmes nos muestran una propuesta que contiene elementos típicos del género slasher, muy popular en los años 80. Las protagonistas de la historia son dos chicas adolescentes que deben gestionar su enfrentamiento con un grupo de asesinos a la vez que su tortuosa relación amorosa.
La historia comienza con La calle del terror: 1994, ubicada en el pueblo de Shadyside, famoso por las frecuentes matanzas que tienen lugar allí. A causa de estos incidentes, los lugareños piensan que su municipio está maldito. El hilo de la trama se centra en Deena Johnson, una adolescente del instituto de Shadyside que no ha superado su ruptura con su novia, Samantha Fraser. Ambas se encuentran de nuevo y se ven obligadas a escapar de unos peculiares asesinos que las persiguen a ellas y sus amigos. Mientras intentan descubrir el origen de tantos episodios sangrientos, empiezan a acercar posturas…, y ya se sabe que el roce hace el cariño.
Cabe destacar la naturalidad con la que se aborda la relación entre las protagonistas principales en una película de este género. Las dos chicas tendrán que aprender a comunicarse y a empatizar la una con la otra para luchar por sus sentimientos. No es una tarea fácil para ninguna de ellas, especialmente para Samantha, que incluso había iniciado una relación con un chico tras dejarlo con Deena.
Tras un incidente que casi acaba con la vida de Samantha, ella y Deena se comprometen a descubrir toda la verdad acerca del misterio terrorífico que envuelve su pueblo y acabar con la maldición para siempre. Las chicas continúan con su sobrenatural aventura en la segunda entrega La calle del terror: 1978 y La calle del terror: 1966, y descubrirán que su conexión es mucho más profunda de lo que pensaban. No te pierdas esta escalofriante trilogía.