No es Lakmé una obra fácil. Ni de cantar ni de poner en escena. Su argumento –típico de unos años, los finales del XIX, en los que triunfaban las historias exóticas orientales con amores imposibles que terminaban en tragedia– no ayuda. Su música, tan bella, sutil y romántica como endemoniada para los artistas que la interpretan, tampoco.
Ahora vuelve a Madrid, al Teatro Real, en versión concierto. Había muchas ganas de Lakmé, y eso se notaba en el público. Lo bueno de las versiones en concierto es que no hay ojos (ni oídos) para nada más que para los cantantes. Eso, cuando el reparto es espléndido –como en este caso–, es un regalazo. Un regalazo absoluto, en el que Sabine Devieilhe y Xabier Anduaga dan vida a esa pareja imposible formada por Lakmé, joven hija de un sacerdote hindú, y Gérald, un militar británico.
El tenor donostiarra –recordemos que fue galardonado en los últimos International Opera Awards como el Mejor Cantante Joven de Ópera del Mundo– enamoró ya a la sala desde su aria Prendre le dessin, del primer acto. El teatro se vino abajo. No era para menos.
Nada hacía presagiar que al comienzo del segundo se anunciara por megafonía –aunque un problema de sonido hizo que solo se escuchara en una parte del teatro– que debido a un imprevisto problema de salud se encontraba indispuesto, pero que iba a continuar «por deferencia al público». Y lo hizo a lo grande.
Quienes no escuchamos el anuncio, vimos sobre el escenario a un hombre cansado en lo físico, que se apoyaba constantemente en su silla, pero pletórico en lo vocal. Sin saber lo que estaba ocurriendo, nos encontramos con un cantante rotundo, elegante, que dosificaba su maravillosa voz en cada momento de manera sutil, educada y caballerosa (igual este término ya no se puede utilizar) en alguno de los dúos más conocidos de la ópera francesa (y mundial).
Quienes no sabíamos lo que pasaba, vimos a un Xabier Anduaga en su plenitud. Una plenitud que nos permite afirmar que el futuro (y el relevo) ya está aquí. Una vez que supimos el problema que tenía, una tremenda bajada de tensión que casi le impedía levantarse, ya no hay que añadir más: maravillosa voz, impresionante técnica y elegancia en escena. Todo dicho.
Insistimos en que no es una ópera fácil esta maravillosa obra de Delibes, la única suya que se mantiene en el repertorio. Otro de los motivos es que sus pasajes más famosos, como el dúo Viens, Mallika (conocido como el Dúo de la flores) que interpretan esos dos personajes (en el Real Sabine Devieilhe y Heloïse Mas), así como el Aria de las campanillas, Où va la jeune hindoue, de Lakmé son tan populares que eclipsan al resto de la bellísima (y exótica) partitura.
Héloïse Mas (Mallika) y Sabine Devieilhe (Lakmé) cantan el famoso Dúo de las flores [Fotos: Javier del Real].
En esta ocasión, en el foso, frente a la Orquesta Titular del Real estaba Leo Hussain, que sacó toda la riqueza de la obra, como se pudo comprobar, por ejemplo, en el comienzo del segundo acto, con todos los matices orientales que hay en tan pocos minutos. El Coro del Real, una vez más, imponente, sobre todo en una obra como esta.
Volvamos el reparto. Si Anduaga enamoró, la Lakmé del Sabine Devieilhe no se quedó atrás. Su comienzo del Aria de las campanillas fue, sencillamente, delicioso. Al igual que Dans le forêt, près de nous. Anduaga y Devieilhe, de estilos a priori muy diferentes, se compenetran muy bien. De nuevo, elegancia y saber estar. Con ellos el espléndido barítono Stéphane Degout como Nilakantha, padre de Lakmé.
Enkelejda Shkosa (Mistress Bentson), Cristina Toledo (Miss Rose), Inés Ballesteros (Miss Ellen), Xabier Anduaga (Gérald) y David Menéndez (Frédéric), parte del espléndido reparto de Lakmé en el Teatro Real.
El barítono asturiano David Menéndez crea un Frédéric de altura. Al igual que el resto del estupendo elenco, que fue ovacionado la noche del estreno.
Pero, sin duda, fue la noche de Xabier Anduaga. Tras su debut en el Real la pasada temporada con Viva la mamma, donde solo tenía un aria para poder lucirse, ahora se ha desquitado con esta maravillosa obra, uno de los hitos de la ópera francesa.
Xabier Anduaga (Gérald) y Sabine Devieilhe (Lakmé), un dúo de alto voltaje.
Ah, viens dans la forêt profonde es su despedida de Lakmé, ya casi al final de la obra. Esperemos que ese forêt profond (bosque profundo) del escenario del Real sea su casa durante los próximos años. Porque Anduaga, el joven tenor donostiarra de 27 años que fue portada de Shangay el pasado mes de agosto [junto al tenor estadounidense Michael Fabiano], es el futuro. Y ya está aquí.