Hoy, además, es un teatro público y por eso tiene como uno de sus objetivos prioritarios ser en todo momento y ante cualquier situación el teatro de todas y de todos.
Por supuesto, de ese público fiel que año tras año, y durante décadas, asiste de forma incondicional a las funciones y se abona a nuestras temporadas. También vamos al encuentro de ese otro público que nunca viene al teatro, que incluso tiene prejuicios hacia la zarzuela. Pero sobre todo, ponemos un empeño extraordinario en lograr que el público joven, ese que ni siquiera sufre aquellos prejuicios porque nunca escuchó una nota de zarzuela, o lo hizo muy de lejos, se acerque sin miedo y libre de ataduras al género.
Por eso seguimos dando especial importancia a la formación e información de ese público joven al que le corresponderá llenar la sala de este teatro en el futuro. Que ya la llena gracias a nuestro emocionante y creciente Proyecto Zarza, la zarzuela hecha por jóvenes y para jóvenes, que tantas satisfacciones sigue dando.
Este cometido es crucial: uno de los ejes indispensables del proyecto artístico que en su día presenté para optar a la dirección de este teatro. En sus seis temporadas de vida, han pasado por el Teatro de la Zarzuela más de 40.000 jóvenes espectadores, sin contar las decenas de miles que las han seguido ya a través de Internet.
La zarzuela, por otra parte, está en el corazón de las muchas Españas que conviven en España. La zarzuela es gallega, catalana, andaluza, vasca, manchega… Y aún más: la zarzuela es la joya de la música con eñe. Del universo hispano que gracias a su diversidad ha hecho de ella un género rico, brillante y diferenciado.
Daniel Bianco, director del Teatro de La Zarzuela, posa para Shangay en su escenario. [Fotos: Salva Musté]
Porque la zarzuela creció con ímpetu viajero. Seña de identidad de nuestra cultura, hizo las maletas con el océano de testigo de travesía. Latinoamérica fue su destino lógico para expandirse, por la cultura común que nos une y un idioma que hermana a más de 500 millones de hispanohablantes.
Hoy recogemos este testigo en el Teatro de la Zarzuela, y buscamos nuevas miradas para el gran repertorio popular, adoptando los códigos de hoy; rescatando títulos olvidados y ofreciendo obras de nueva creación. Todo esto no es solo el cumplimiento de un principio de política cultural, sino un camino para seguir seduciendo al público.
Somos conscientes de que aún debemos recorrer un largo y difícil camino, pero en el Teatro de la Zarzuela ya hemos empezado a comprobar que funciona.
Que no es una utopía. La sala está llena cada noche, y el público feliz. Estamos en el siglo XXI, y sin duda es tiempo de zarzuela. Os esperamos en el teatro.
Más info en la web del Teatro de La Zarzuela