Orgulloso y comprometido. Cómo no nos va a gustar Ricky Martin. Y es que, a raíz de su salida del armario, todo han sido buenas noticias y guiños activistas de apoyo al colectivo LGTB. Hace unos días, el puertorriqueño confesaba que su valor en redes sociales había crecido exponencialmente desde su salida del armario: «El día que dije que soy gay gané de repente 80.000 seguidores en Twitter. Desde entonces, vivo en un subidón constante».
El artista, entregado en cuerpo y alma a sus hijos (a los que lleva a todas partes) y a su último trabajo, A quien quiera escuchar, está feliz. «Cuando por fin me permití a mí mismo librarme de esa obsesión, me convertí en una persona más feliz. Es difícil llegar a ese momento, pero una vez que lo consigues, eres libre», explica.
Además, estos últimos días no ha querido dejar pasar la ocasión de acercarse a Madrid y volver a mostrar su compromiso con aquellos que todavía sufren discriminación. Su gira mundial comenzará en Oceanía, pero no pasará por países homófobos en los que le “encantaría actuar”, según cuenta en una entrevista al diario ABC. Uno de sus destinos más anhelados es Rusia, donde ya no puede mostrar su talento tras salir del armario.
“De repente se presentan unas leyes tan estúpidas que me limitan a mí y a todos los que represento. Muchas veces me han dicho ‘veta a ese país’, pero la solución no es esa”, se lamenta. Su deseo es bastante elocuente en este sentido: “Ahora, más que nunca, es cuando tengo que ir a Rusia y hacerle saber a ese maravilloso público, que siempre ha sido tan cálido conmigo, que este soy yo”. El cantante actuó hace unas fechas en Marruecos, donde la homosexualidad está prohibida, pero lo hizo variando el sexo de un protagonista de una de sus canciones. Ojalá hubiera más gente como tú, Ricky.
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