Cuando las políticas discriminatorias de un país amenazan la vida de la comunidad LGTBIQ+, ¿qué hacer? ¿Dejar de visitarlo como protesta o hacer todo lo contrario: ir y hacernos notar para mostrar nuestro apoyo a la comunidad local?
Cuando las políticas discriminatorias de un país amenazan la vida de la comunidad LGTBIQ+, ¿qué hacer? ¿Dejar de visitarlo como protesta o hacer todo lo contrario: ir y hacernos notar para mostrar nuestro apoyo a la comunidad local?
Budapest no es una ciudad LGTBIQfóbica, pero el recién reelegido primer ministro húngaro, Viktor Orbán, sí lo es. De hecho, en las pasadas elecciones incluyó un referéndum para prohibir la ‘propaganda LGTBI’ en los colegios y limitarla en los medios de comunicación, que fracasó debido a que hubo tantos votos nulos que no llegó al 50% necesario para su aprobación. La situación es tan preocupante que una parte de su comunidad LGTBIQ+ ya se está planteando abandonar el país.
Por eso es buen momento para conocer o volver a estar hermosa ciudad a orillas del Danubio. A un lado, la montañosa y tranquila Buda, con sus balnearios de aguas termales, como el espectacular Balneario Gellért, su Castillo de Buda o el Bastión de los Pescadores; al otro lado, la bulliciosa y cosmopolita Pest, con su Parlamento –que aunque sea la guarida de Orbán, es de una belleza admirable–, la Catedral de San Esteban o su avenida Andrássy, la zona de shopping de la ciudad. Y uniendo ambos lados de la ciudad, el majestuoso Puente de las Cadenas.
Budapest posee muchos locales dirigidos al público LGTBIQ+, desde restaurantes como Why Not Bistro hasta bares y clubs como Crush, Why Not Bar o Alter Ego y las fiestas mensuales de Garçons, Hello y Triton. La información más actualizada de todo lo que Budapest tiene que ofrecer al visitante LGTBIQ+ la encontrarás en la web Pink Budapest, de la cual se encarga la revista Humen, que viene a ser como el Shangay húngara… ¿Necesitas algún motivo más para ir a Budapest?
No te pierdas…
Si quieres alojarte con ‘estilo’, nada mejor que el Estilo Fashion Hotel, situado al lado del Mercado Central y muy cerca del Why Not Bar y el Bistro. Si eres un apasionado de los dulces, no puedes dejar de pasarte por la pastelería Szamos, y además de probar sus increíbles tartas y bombones, visitar su Museo de Chocolate. Y una buena opción para comer o cenar es el restaurante Spíler. Situado en un pasaje del antiguo barrio judío, su ambiente rockero, música de DJ y sus deliciosas carnes lo convierten en uno de los imprescindibles de Budapest.