Sentarse en una de las butacas del Teatro María Guerrero para ver Blast es abrocharse el cinturón para emprender un viaje emocional que ni puede ni debe describirse con exactitud. Lo ideal es dejarse llevar por los siete jóvenes intérpretes que se suben al escenario con la intención de cambiar el mundo, cada uno a su manera.
Humor, rabia, sexo, diversidad, denuncia, música, color y emoción se abrazan en esta obra creada y dirigida por Andrea Jiménez y Noemí Rodríguez que, quizá sí, consigue que mañana seamos un poco mejores, o al menos queramos intentarlo. Y quién mejor que una de sus protagonistas, Julia Adun, para presentarnos esta increíble propuesta del Centro Dramático Nacional.
SHANGAY ⇒ ¿Qué se experimenta en el patio de butacas cuando vas a ver Blast?
JULIA ADUN ⇒ Hay una interacción continua entre los intérpretes y el público. Les dejamos elegir si reír, si llorar, si generar un silencio, ser cómplices de nuestras palabras. Son parte activa de lo que está sucediendo, y es muy guay estar todo el rato viendo las reacciones de la gente, observar cuándo les da miedo reírse porque algo les genera incomodidad, o cuándo están muy conmocionados por algo. Es muy interesante mirarles, esperar su risa, que no sepas si te la van a regalar…
SHANGAY ⇒ ¿Hay quien no ha recibido bien vuestro mensaje?
JULIA ADUN ⇒ La gente más joven no suele hacerlo, pero alguna abuelita sí se ha ido. El teatro no tiene que ser un espacio de máxima seguridad para el espectador, este se tiene que sentir golpeado de alguna manera por lo que le están diciendo. Es lo que te ayuda a darte cuenta de que tienes que cambiar, pero igualmente la gente cambia cuando quiere, no cuando tú se lo dices. A mí, personalmente, me resulta muy excitante que alguien se vaya, que se vea tan movido o enfadado con lo que estoy haciendo en el escenario que se tenga que ir. Las mujeres, y en especial las negras, tienen un lugar de sumisión a nivel social y, de repente, verme en un escenario abanderándome de la violencia y de la rabia, que es una cosa que se ha dado muy pocas veces, hablando de todo lo que me harta, me enfada y me hace sentir mal en sociedad, me parece una especie de superpoder que tengo durante dos horas.
SHANGAY ⇒ ¿Qué hay de verdad en las historias que contáis?
JULIA ADUN ⇒ Hay mucha verdad. Sobre todo en ciertos personajes. Conchi Espejo interpreta a una chica ecologista y ella es realmente zero waste, lleva más de un año sin consumir plástico y siempre ha tenido mucho compromiso con la causa. Yo también me identifico bastante con mi personaje, la narrativa es la mía, son mis palabras, aunque están muy dramatizadas, pero me abandero de las cosas que digo. También hay personajes que se alejan un poco más de sus intérpretes, porque ellos no harían algo o no se burlarían de una persona de esa manera tan cruda. Nuestras palabras surgen de improvisaciones que hemos hecho, entonces realmente somos nosotres hablando.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo se conformó la obra a través de esas improvisaciones?
JULIA ADUN ⇒ Es muy complejo. Las directoras fueron muy inteligentes a la hora de ver cómo generar los conflictos a través de cosas que habían sucedido en las improvisaciones. Muchas eran improvisaciones guiadas, y eso ayudaba a que nosotros generásemos cierta urgencia y necesidad de que ocurriese algo en el espacio escénico. Y, cuando ocurría, igual yo era la culpable, o era otro, pero estaba ocurriendo para que luego ellas pudiesen configurar una dramaturgia que tuviese un elemento sorpresivo constante. Aunque tengamos la meta común de cambiar el mundo, nuestros objetivos son distintos, los mensajes se van rompiendo, y eso me parece muy interesante en la obra, ayuda a que los espectadores no estén constantemente en tensión, y puedan reír de repente.
SHANGAY ⇒ Los siete protagonistas fuisteis elegides de una convocatorio de cerca de mil personas…¿Por qué vosotros?
JULIA ADUN ⇒ Eso sí que no lo sé responder. Nosotres nos sorprendimos cuando nos eligieron, yo pensaba que había gente que había conectado más a nivel grupal. Somos un grupo súper variopinto y, de primeras, parecía que no iba a haber la fluidez que se ha dado, y creo que justamente eso era lo que ellas buscaban, esos rasgos de personalidad tan distintos. Que haya una persona que sea completamente antiviolencia, otra persona que tiende a la violencia contra el sistema, otra que sea moderada, otra que se la sude todo y sea irónica y ridiculice las luchas, y otra que sea súper comprometida… Eso es lo que realmente genera el conflicto en el espacio escénico.
SHANGAY ⇒ ¿Es Blast un reflejo de la realidad actual?
JULIA ADUN ⇒ Creo que lo que representamos en sí es una realidad, sobre todo en la primera parte, porque es el caos y la crisis. Estamos todo el rato intentando cambiar el mundo, cambiar la visión de alguien, y de repente no funciona y las propuestas se caen. Al final te das cuenta de que el mensaje es «intenta cambiar las cosas desde dentro y de poco en poco», si tú quieres cambiar algo en tu vida, puedes ir cambiando las dinámicas con tus amigas, cambiando tus dinámicas con las personas con las que te relacionas, la manera en que te relacionas, quitarte ciertas cosas del pensamiento capitalista como el egoísmo, el individualismo. Son cosas que realmente sí están en tu mano, y luego ya puedes ir hacia cambios más grandes. Pero lo principal es que, si generas una red de cuidados real contigo mismo y las personas que te rodean, tu vida va a cambiar, aunque el sistema siga siendo una puta mierda.
SHANGAY ⇒ Entonces, ¿puede el teatro cambiar el mundo?
JULIA ADUN ⇒ Puede cambiar muchas cosas de ti a nivel personal. Si yo hubiese visto esta obra con 15 años, y hubiese visto a una mujer negra sobre el escenario, lanzando con esa fuerza un discurso que es tan peligroso para una sociedad con tanto desprecio hacia los inmigrantes…, me habría sentido muy representada e igual habría empezado a hacer teatro mucho antes. Eso es muy importante, y ese es el cambio que hace el teatro, tú necesitas verte representado. Decir “yo también soy eso, o quiero serlo, o puedo serlo, o me pasa esto, también tengo esta parte tan oscura…”. Y desde la consciencia está el cambio. Cuando te das cuenta de algo, empiezas a cambiar las cosas”
fotos: MIGUELANGELFERNANDEZPHOTO.COM
BLAST SE REPRESENTA EN EL TEATRO MARÍA GUERRERO DE MADRID HASTA EL 19 DE JUNIO