Cerca de un millón y medio de seguidores en TikTok y casi 300.000 en Instagram. Estas son las cifras que acumula Dani Marrero en redes sociales. De hecho, hay quien ya ha hablado de él como un icono Z, algo con lo que no está del todo de acuerdo. “No lo siento así, la verdad. No me levanto y pienso ‘soy la hostia’. Sé que tengo influencia, y me hace ilusión cuando viene alguien a darme un abrazo, o me dice que le he ayudado. Eso me gusta y me hace feliz, pero me siento igual que siempre”, nos confiesa.
En el mundo de los influencers, lleno de publicaciones algo banales y superficiales, las cuentas de Marrero juegan un papel importante, ya que este madrileño de 22 años dedica parte de su contenido a visibilizar la realidad de muchísimas personas trans. “Siempre lo hago porque algunos de esos vídeos se viralizan, y así llegan a más gente, incluso a niños pequeños. Si tú no les enseñas en los colegios qué es una persona trans, ya me encargo yo de explicárselo en mis vídeos”, nos dice para resaltar la falta de diversidad en la educación actual.
“De pequeño, yo sabía que quería ser un chico, pero pensaba que era imposible. Hasta que a los 16 años, gracias a las redes sociales, vi a un chico que se había hecho una mastectomía. Así que me metí a cotillear su perfil, vi fotos del antes y el después, y entendí que eso era posible”, recuerda.
“Por eso es tan importante la educación en los colegios, porque si le explicas a un niño que existen las personas trans, si es trans va a decir ‘eso es lo que me pasa’, y si no lo es, sabrá que existe y es algo normal”, explica.
Y Dani nos cuenta que él entiende que la gente no lo entienda, pero no que no lo respete. “Así es. Yo, por ejemplo, no entiendo a los no binarios. Es algo que no he vivido y me cuesta mucho entender cómo se siente eso, pero por supuesto lo respeto, porque a mí qué más me da. ¿Qué consigo tratando de forma diferente a una persona? Solo que se sienta peor, y para qué voy a querer eso… Para nada, al revés”, nos explica con total honestidad.
Y es que el odio, al que Marrero se ha enfrentado en muchas ocasiones –“no entiendo eso de odiar por odiar y meterse en la vida de los demás”–, no debería ser una barrera más de aquellas a las que se enfrenta cualquier persona trans, que no son pocas.
“Sinceramente, a mí no me gusta ser trans”, nos dice. “No me gusta gastarme dinero en operaciones para sentirme a gusto con mi cuerpo, que hay quien no las necesita, pero yo sí. No me gusta hormonarme, no haber tenido infancia, haberme puesto ropa que no quería… No sé. Si pudiese, no habría nacido trans, no se lo deseo a nadie porque, si no lo sabes llevar, es una tortura. Sobre todo por la sociedad, si todo fuera como debería ser, se vería diferente ser trans”, nos cuenta Dani Marrero.
Unas contundentes declaraciones de un joven con apariencia de tipo duro que esconde muchas heridas, pero también aprendizaje, empatía y mucha bondad.
Si le preguntamos por un deseo para el año que viene, no lo duda: “Salud mental, porque últimamente estoy cayendo y no quiero tocar fondo. Estoy intentando subir para arriba, así que salud mental y estar tranquilo, y que pase lo que tenga que pasar”.
FOTO: SALVA MUSTÉ
MAQUILLAJE Y PELO: ELSA PÉREZ para i.c.o.N.