Devan Shimoyama utiliza todo los materiales de lo que él llama drag artistry (o «arte drag») para elaborar unos lienzos fascinantes, la mayoría autorretratos que alientan la fuerza interior de las comunidades LGTBIQ+ y afrodescendientes.
De manera que es todo un acontecimiento su primera exposición en España en el CAC Málaga, que se inaugura este 26 de mayo.
Tell Me [Dime] es como ha llamado Devan Shimoyama (Philadelphia, 1989) a esta colección de pinturas basadas en el tarot.El propio Devan se sitúa retratado como los arcanos, mayores y menores, que ha sampleado entre las dos versiones más difundidas del tarot clásico –el tarot marsellés europeo del siglo XV, y el tarot americano Ryder-White-Smith, creado en 1909 por el ocultista del Aura Dorada Edward White–, mezclándolos con otros e incluyendo, lógicamente, algunos rasgos de los credos africanos, sobre todo afrocaribeños, como el vudú.
La elección de unos arcanos sobre otros no es opcional: Shimoyama ha escogido los que cree que le dan algún tipo de fuerza, o nos permiten mirar hacia el futuro con optimismo y voluntad, cambiando incluso las atribuciones. Por poner un ejemplo: en Le Fou [El loco], lo que el tarot marsellés dibuja como un vagabundo entorpecido por un lobo que le muerde el trasero, y el Ryder-White-Smith convertía en un joven aventurero acompañado por un perro, Devan lo transforma en un ejemplo de confianza en el futuro.
Se retrata a sí mismo como joven afroamericano, con una mochila cargada de flores blancas (símbolos de inocencia y pureza), acompañado por un zorro sacado de un manga japonés. No es otro que Kirara, del anime InuYasa (2000), que tiene el poder de convertirse en lobo con garras de fuego para defender a sus amigos.
Este tipo de inversiones –incluso en La force [La fuerza] no duda en pintarse haciendo pesas en el gym– van a favor de una aproximación actual a los mitos de la adivinación, vinculada al despertar místico del siglo XXI: donde todo el mundo, harto de tanta ciencia académica y de los cambios apabullantes que nos está trayendo la tecnología, ha optado por buscar consuelo en el New Age, la religión –de ahí el auge de los fanatismos y sectarismos– y, por supuesto, en esas “energías” tan socorridas hoy para explicarnos cosas: ya sean las del cosmos, las telúricas o las de los propios seres.
De hecho, Devan se retrata, y es así siempre en su estilo, con silueta humana, que no cuerpo humano. El interior de sus cuerpos son paisajes mentales, fuerzas graduadas de luz, una especie de auras en progresión.Si a esto añadimos dos rasgos esenciales que siempre están presentes en su trabajo– unos gruesos labios afro subrayados, y unos ojos que son pedrerías, alentando a los seres queer a darse cuenta que su visión del mundo es distinta, quizá más visionaria, más brillante (desde luego, no la del común de los mortales)–, tenemos buena parte de su activismo descrito: apoyo a los rasgos raciales y estéticos de una población descolonizada y ahora orgullosa de sus raíces culturales, y a los adornos y brillos de fantasía de una sexualidad exhibida de una forma divergente. Como la misma magia, que es hoy uno más de los pensamientos disidentes.
Tell Me de Devan Shimoyama se puede visitar en el CAC Málaga (C/Alemania, s/n) DEL 26 DE MAYO
Al 27 de agosto. Más información en CACMALAGA.EU