Manolita Chen respira verdad, y despierta admiración allá donde va. Se la ha ganado a pulso. A sus 80 años (“me tomo 23 pastillas al día”), sorprenden su vitalidad y su deseo inquebrantable de seguir ayudando a las personas más desfavorecidas de la comunidad LGTBIQ+. Por ese motivo nació hace dos años su fundación, entre cuyos objetivos estaba abrir casas de acogida para personas del colectivo que ni siquiera tienen hogar.
🏳️🌈🏳️🌈 Utrera. Sevilla. 40 años después, Manolita Chen regresa a la Feria de Utrera. Desde el 4 de septiembre a las 23:59 horas (después de la “cena del pescaito”) hasta el 8 de septiembre… Te esperamos en la Caseta Manolita Chen. Toda la info 👇 pic.twitter.com/Pn8gDca4Vf
— Asociación Pasaje Begoña 🏳️🌈 (@PasajeBegona) August 28, 2024
La primera la ha inaugurado por fin en su localidad natal, Arcos de la Frontera, en Cádiz. “Espero inaugurar muy pronto cuatro más en Sevilla”, avanza, muy orgullosa de dar la primicia. Es un momento muy especial para ella, que se autodefine como “una mujer de pueblo, que se crio como la mariquita que soy, y que no sabe hablar fino”. La exvedete fue la primera persona trans que logró que se le aprobara el cambio de nombre en el DNI, e hizo realidad su deseo de formar una familia adoptando niños con discapacidad (María, la primera, con síndrome de Down; los otros cuatro, con parálisis cerebral). A día de hoy, solo tiene un deseo: “Que se me respete, que he luchado mucho para conseguirlo. A mí y a todo el colectivo”.
“La de palizas que me han dado, la de veces que me he visto ensangrentada”
Su energía y su ilusión resultan contagiosas, y su deseo de contribuir a un mundo mejor para el colectivo LGTBIQ+ lo deja patente a cada minuto. De hecho, repasa momentos antes de la entrevista y resulta inconcebible pensar que una señora de 80 años tenga previstos tantísimos viajes y actos. En estos últimos doce meses ha sido muy consciente del respeto que se ha ganado, porque en numerosos actos públicos de gran relevancia lo ha sentido.
Ya cuenta con una calle con su nombre, la Guardia Civil la ha condecorado con la Orden del Mérito y el presidente Pedro Sánchez la homenajeó, junto a otras veinte personas, en un acto en memoria de las víctimas de la guerra civil y el franquismo. Incluso la mítica marca de muñecas Marín le ha hecho una a su imagen y semejanza. “De verdad que ha sido un año muy bueno; yendo de un lado a otro, no he parado ni un día. Y no pienso parar, quiero ir a hablar a institutos, a universidades, para que la gente joven trans que quiera seguirnos a las que estamos en este camino coja las riendas de nuestra reivindicación. No sabes lo que me achuchan: ‘Es que tú has abierto muchas puertas, Manolita’, me dicen”. Una verdad como un templo.
Su vida es, sin duda, de película, “pero de las malas”, dice, refiriéndose a que ha estado llena de momentos muy tristes y duros. “La de palizas que me han dado, la de veces que me he visto ensangrentada”, recuerda. “Imagínate cuando iba al hospital con el carnet con nombre de hombre. ‘¿Dónde ponemos a esto?’, decían. Es que ni siquiera se referían a mí como ‘esta persona’. En la cárcel me pasaba igual. Claro, me ponían con los hombres. ¿Qué podía esperar allí? Que me violaran, que me robaran, que me chulearan… Ojalá nadie más tuviera que pasar por eso, ¡pero nadie!”. Por eso le ha hecho especial ilusión el reconocimiento de la Guardia Civil. “Quién me iba a decir a mí que me pondrían la medalla de la Orden del Mérito…”, afirma, sin disimular el orgullo que siente, “cuando la Guardia Civil me hizo de todo, ¡de todo! Violarme, meterme piedras en la boca hasta que sangraba… Que me haya pedido perdón y me condecore es una cosa para decirla. La verdad es que, al final, he perdido la cuenta de los reconocimientos que recibí en 2023”.
Manolita Chen no quiere que su historia se pierda (algo impensable a estas alturas). Todo lo que ha ido archivando a lo largo de su vida lo está cediendo progresivamente a la Junta de Andalucía (“ya he entregado más de 7.500 documentos”), que quiere que se expongan para que quede constancia de todo lo que ha vivido. “También tendrán toda mi ropa y mis joyas de cuando actuaba. Es importante para mí que formen parte de la memoria histórica”, dice. “Para que la gente joven que sepa que no ha sido fácil el camino”. Algo que recuerda allá donde va. Sin ir más lejos, su discurso durante el pregón del MADO Madrid Orgullo del año pasado hizo llorar a todos los asistentes a la plaza de Pedro Zerolo y, por supuesto, viralizó en redes. “Y eso que yo no escribo nada… Si no sé escribir”, confiesa. “Digo en cada momento lo que me sale del corazón, y creo que por eso le llega a la gente. La verdad es que lo del Orgullo de Madrid fue increíble”, recuerda.
«He perdido la cuenta de los reconocimientos que recibí en 2023»
Su casa de acogida en Arcos, que inauguró el pasado marzo, no le da más que alegrías, según cuenta. “Estoy loca con mis niñas y mis niños. Tengo de todo: chicas y chicos trans, homosexuales… Huyen de la muerte y de los maltratos familiares. Una, marroquí, me dijo: ‘Madrina, me quiero bautizar’. Y lo ha hecho. Otra quería hacer la comunión, y ya la ha hecho, con casi cuarenta años. Lo llevo peor cuando algunos me dicen lo mucho que les gusta fumar…”. Con lo que le gusta a ella publicar fotos de todo lo que hace, con ellos no puede, porque todas las personas acogidas están protegidas. “Hacen cursos, algunas incluso están´ ya trabajando…”, explica. Porque lo importante es que se formen para poder independizarse. “A los nueve meses tienen que irse y empezar su vida, con sus papeles arreglados. Yo quiero que sea así, y se lo explico desde el principio. Les doy sus caprichitos mientras viven allí, pero lo importante es que puedan salir con un trabajo para ganarse sus dineritos”.
Una vez inaugure los centros en Sevilla, llegarán más, para empezar en Córdoba, Cádiz y Huelva. “Donde quiera que haga falta, iré abriendo casas”, dice con una sonrisa orgullosa. “Deseo que cada vez podamos abrir más, en cuantos más sitios, mejor. Porque hay muchas personas del colectivo en todos los lugares muy necesitadas de ayuda, y yo pienso hacer todo lo que esté en mi mano para ayudarlas en la medida de mis posibilidades”. Obviamente, cuenta con la ayuda de todo un equipo (“maravilloso”), el de la asociación Pasaje Begoña, que preside Jorge Pérez –también vicepresidente de su fundación–, y quiere recalcarlo. “Yo trabajé en su día en el Pasaje Begoña”, ese mítico rincón de Torremolinos que es a día de hoy símbolo de la lucha y visibilidad del colectivo. “Vino a visitarme a casa porque quería ver mi museo, y me recordó que a finales de los 70 ya había dicho en una entrevista que quería montar un albergue”.
«Quiero que se nos respete, a mí y a todo el colectivo LGTBIQ+. He luchado mucho para conseguirlo”
Su propuesta fue la de ayudarle a crear la fundación, que ya es una realidad. “Solo una persona cobra, el resto son todas voluntarias. No tengo palabras para agradecer todo lo que me miman y lo que se mueven”, dice. “Porque yo solo estoy preparada para mover el pico, del resto no sé nada”, asegura entre risas. También anuncia que estará representada de nuevo en lugares de lo más festivos, porque en las próxima ferias de Utrera, Málaga y Sevilla estará la caseta Manolita Chen. “Allí quiero que estén mis mariquitas: las buenas, las malas, las más guapas, las más feas… Mi caseta estará abierta para todos”. ¿Tantas gana de fiesta tiene? “De lo que tengo ganas es de que entre dinero para la fundación”.
Manolita Chen ha demostrado con creces que es una mujer muy valiente, y hay que reconocérselo. “No he conocido el miedo, siempre he sido así”, afirma con rotundidad. “Se me consideró una maldición desde pequeña: me rapaban al cero para que en la calle me pudieran reconocer y decir ‘mariquita’, me obligaban a limpiar escupitajos del suelo, he estado durmiendo en calabozos sin luz ni agua, y me violaban; en los periódicos de los años 60 decían de mí que era rara, ‘una mujer con barba’… Eso es lo que se pensaba de las mujeres trans. Pues eso ya no vamos a consentir que nadie más lo tenga que sufrir. Hay que seguir luchando, y recordando que el Orgullo no es solo en junio, hay que vivirlo todo el año, cada uno desde su sitio, para que no se desprecie a nadie”.
“No he conocido el miedo, siempre he sido así”
Ni ella misma sabe de dónde saca la energía para no parar. Pero la tiene. “Y le pido a Dios que me dé más fuerzas, porque todavía tengo que hacer muchas cosas y muchos kilómetros que recorrer. Mientras pueda ponerme los tacones y maquillarme, ahí estaré yo”. Nada más terminar, se dispone a volver a su casa para descansar lo que pueda y prepararse para un nuevo día siendo visible, compartiendo sus historias e inspirando a quienes la escuchan. Manolita Chen quizá no sea consciente aún de lo necesaria que es, pero el resto del mundo sí lo somos.
FOTOS: SALVA MUSTÉ
MAQUILLAJE Y PELO: CONSTANTINO SÁNCHEZ
VÍDEO: PABLO CARRASCO DE JUANAS
MANTÓN: PATRI TRI TRI PALMERO
AGRADECIMIENTOS: HOTEL ALFONSO XIII. A LUXURY COLLECTION (SEVILLA)