Armand de Fluvià y la importancia de la memoria y la lucha en la comunidad LGTBIQ+

Además de rendir homenaje al fallecido activista LGTBIQ+ Armand de Fluvià, reflexionamos acerca de la importancia que tienen la memoria y la lucha en nuestra comunidad.

Recordamos al tristemente desparecido Armand de Fluvià. Ilustración: Iván Soldo
Recordamos al tristemente desparecido Armand de Fluvià. Ilustración: Iván Soldo
7 octubre, 2024
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El pasado 6 de septiembre moría Armand de Fluvià, uno de los fundadores del movimiento de liberación homosexual español en los últimos años de la dictadura. Uno de sus primeros hitos fue conseguir que en la Ley sobre Peligrosidad Social de 1970 no se castigara el hecho de ser homosexual, sino “tan solo” a los que cometieran “actos de homosexualidad”.

Esto, que a priori puede parecer intrascendente, fue uno de los grandes logros de aquel incipiente movimiento que apenas estaba comenzando a gatear. Y es que, en cuanto a lo metafísico, suponía que esta ley ya no nos estaba castigando por el simple hecho de existir y, en cuanto a lo práctico, que había que ser “pillado” más de una vez realizando dichos actos de homosexualidad para ser detenido. Ahora bien, la marcha del histórico activista Armand de Fluvià, al que tanto le debemos, nos tendría que hacer reflexionar acerca de la importancia que tiene la memoria en nuestra comunidad.

Imagen de la primera manifestación del Orgullo LGTBIQ+ en Barcelona, en 1977.

Imagen de la primera manifestación del Orgullo LGTBIQ+ en Barcelona, en 1977.

Y es que a nuestra generación, beneficiaria directa en cuanto a derechos de aquellos movimientos, a veces se le olvida mirar atrás y reconocer que los logros conseguidos no son solo fruto del trabajo de los que están aquí y ahora, sino también de los esfuerzos y las estrategias de todos los que lucharon antes que nosotros. Leyes como la del matrimonio igualitario o la trans nunca habrían sido posibles si a un puñado de personas no se le hubiera ocurrido salir a la calle al grito de “libertad sexual” hace casi cincuenta años, e iniciar así la lucha imparable por nuestros derechos.

«Nuestro colectivo se enfrenta a unos problemas igual de importantes que los de antaño»

Se me secaría la boca si tuviera que nombrar a todos los que han contribuido a que hayamos llegado a donde estamos. Los que se pusieron en primera fila en las manifestaciones, los que se dejaron los pulmones gritando en las calles, los que aparecieron en programas de televisión en prime time explicando qué era eso de la homosexualidad… Un buen puñado de hombres y mujeres, tanto famosos como anónimos, que acabaron en los calabozos, fueron despedidos de sus trabajos o sufrieron amenazas tan solo por ser visibles y por haber superado el miedo a decir “yo soy” en voz alta. Tenemos que ser conscientes de que somos hijos de una generación que se ha dejado la piel, en ocasiones de forma literal, por alcanzar los derechos y libertades que hoy disfrutamos.

Armand de Fluvià, un activista que hizo historia. Ilustración: IVán Soldo

Armand de Fluvià, un activista LGTBIQ+ que hizo historia. Ilustración: Iván Soldo

Gracias a ellos tenemos vidas más vivibles, alejadas de la clandestinidad y la vergüenza que en aquellos años dormían con nosotros a nuestro lado, y ya no necesitamos justificarnos, al menos en lo que respecta a la cuestión legislativa. Fue esta también la generación que tuvo que enfrentarse al horror de la crisis del sida, cargar con su estigma y ver cómo sus amigos, familiares o parejas agonizaban ante el silencio cómplice de las instituciones públicas y la mirada, a veces indolente, de los estamentos médicos. Fue, en definitiva, una generación que tuvo que sobreponerse al sufrimiento, encontrar la luz donde solo había tinieblas y obligarse a ponerse en pie, día tras día, para luchar por su dignidad y por sus ganas de mostrarse al mundo. Sin embargo, también hay que tener muy claro que los peligros no se han acabado.

«No tolerar un paso atrás, también por las generaciones que vienen detrás, es nuestro deber moral»

En la actualidad, nuestro colectivo se enfrenta a unos problemas igual de importantes que los de antaño. El ascenso de la ultraderecha, el auge de los discursos de odio y el retroceso en derechos, tanto dentro como fuera de nuestro país, son tan solo algunos ejemplos de los retos que nos aguardan. Recoger el testigo de los que pisaron esta tierra antes que nosotros y defender su legado sin tolerar ni un solo paso atrás es nuestro deber moral.

Ya no solo por ellos, sino también por las generaciones que vienen detrás, a las que debemos asegurarles un mundo más libre, más feliz y más diverso que el que nosotros nos hemos encontrado. Porque si conseguir derechos es difícil, igual de complicado es mantenerlos en tiempos de zozobra. Y de nosotros depende que el futuro siga siendo para todos, todas y todes.

CARLOS BAREA ES ESCRITOR, INVESTIGADOR Y ACTIVISTA CULTURAL. HA PUBLICADO LA NOVELA BENDITA TÚ ERES (EGALES) Y HA COORDINADO LOS ENSAYOS OCAÑA. EL ETERNO BRILLO DEL SOL DE CANTILLANA Y ELOY DE LA IGLESIA EL PLACER OCULTO DEL CINE ESPAÑOL (DOS BIGOTES)
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